miércoles, 5 de septiembre de 2012

Cap. 89 Automatic Dreams


Capítulo 89: Movilidad



Narra Bill:

En los ojos de Bettina se podía leer claramente el terror. Su mirada reflejaba miedo, inseguridad, pero más que nada, valentía.

En todo nuestro noviazgo, los dos nos enseñamos diferentes cosas mutuamente. Yo le enseñé lo que es el positivismo, es decir, verle el lado bueno a todas las cosas. También a ser paciente y disfrutar de cada momento de la vida, aunque sea un mal rato, siempre debíamos de verlo con optimismo.
En cambio, ella me enseñó a mí a ser perfeccionista, que las cosas que hagamos siempre tienen que ser lo mejor posible. Normalmente yo solía ser de esa forma, pero cuando algo salía bien, me conformaba con dejarlo así, en lugar de preocuparme por mejorarlo y que saliera mucho mejor.
También me enseñó a que en la vida nada está hecho de arco iris, siempre va a haber algún momento malo o tenso que te provoque la ruina en tus aspiraciones, pero sin embargo, después de cada momento viene la tranquilidad y la calma, y finalmente, la satisfacción de haber conseguido salir adelante después de la tormenta.

Los dos como pareja hemos sabido complementarnos a la perfección, enseñándonos cosas, ayudándonos a superar recuerdos malos, y sobre todo, a encontrar a nuestra alma gemela...

—No tengas miedo Bett. —Jared como el buen hermano mayor que era, había notado la tensión en su hermana, al igual que yo. E intentaba tranquilizarla con palabras de aliento y con una sonrisa positiva en su rostro.

—Te amo. —La abracé, ella hundió su cabeza en mi cuello, intentando aferrarse a mí para conseguir la seguridad que necesitaba. De repente sentimos otro par de brazos rodeándonos, y observamos los ojos repletos de confianza de Jared.

Los tres sonreímos, yo con nerviosismo, Jared con emoción e intriga por saber de una buena vez si su hermana sería capaz de volver a caminar, y Bett con temor pero al fin y al cabo, estaba resignada a que algún día tendría que darse cuenta si en su pierna lograba sentir algo o no.

—Este tipo de prueba no tiene nada fuera de lo común, supongo que varias veces las han visto por medio de la televisión. —En cuanto escuchamos la voz del doctor, los tres nos separamos. Jared y yo nos alejamos de Bettina, situándonos de pie frente al sofá de la habitación, para dejar al doctor cumplir con su trabajo.

—Yo solamente he visto ese tipo de pruebas donde a los paralíticos o personas en estado vegetal les pinchan con agujas en las piernas y en los pies, y si la persona logra sentir algo, significa que si tendrá movilidad... —Mencioné.

—Exacto Bill, esa es la última prueba que necesitamos realizarle a Bett

—¿Dolerá? —Preguntó mi novia, temerosa.

—Esperemos que sí. —Dijo el doctor sonriendo. Los tres sonreíamos, para tratar de aligerar el ambiente, ya que era más que evidente que Bettina estaba aterrada, y aunque sea un poco, nuestra calma y sonrisas lograba tranquilizarla un poco.

El doctor situó un pequeño maletín al lado de las piernas libres de tela de sábanas, completamente expuestas al él, para que éste pudiese revisarlas. Abrió el maletín, era pequeño, dentro de éste habían diferentes utensilios, unos extraños y otros no del todo.
Dejó el maletín en la camilla, y se dirigió a un pequeño escritorio, donde había dejado un vaso, donde descansaba un humeante hielo, húmedo debido a que ya había comenzado a derretirse.

—Bett, la prueba es sencilla, primero, tienes que cerrar los ojos, no podrás ver en que parte de tu cuerpo estaré trabajando. Después colocaré este hielo en diferentes zonas de tu pierna y tu pie, te preguntaré si sientes algo, no tendrás que contestarme nada que no sea asentir o negar con la cabeza ¿De acuerdo?

—..De.. de acuerdo. —Dijo mi novia. Suspiró y cerró los ojos.

—Comencemos.

Lentamente situó el pequeño cubito de hielo en las puntas de los dedos de Bettina, ella tenía una expresión indiferente en su rostro y con los ojos cerrados aún.
Jared sonreía sereno, como si supiera en el fondo que nada saldría mal, en cambio yo estaba con los nervios a flor de piel, y cuando me di cuenta, mis manos estaban aferradas a las mangas de la camisa de mi cuñado, apretándola entre ellas.

—Tranquilo Bill. —Susurró intentando quitar con movimientos torpes mis manos de su ropa, sin embargo sólo consiguió que yo apretara más el agarre.

—Dime Bett, ¿Puedes sentir algo? —Preguntó el doctor sin despegar el hielo de la piel de mi novia.

—...Emm.. yo.. no, no, no puedo sentir.. nada ¿Ya.. ya comenzó? —Tartamudeó en respuesta, el doctor suspiró, nervioso. Dirigió el pequeño cubo de hielo a la rodilla de Bett, y lentamente comenzó a frotarla con éste.

—¿Y.. ahora?

—Es extraño, quiero decir, se siente una sensación extraña que no puedo clasificar. —Sentenció mi princesa. Suspiré aliviado. Jared y yo teníamos la vista plasmada en el aquel hombre, quien nos miró de reojo y esbozó una sonrisa llena de tranquilidad.

—El punto es que sientes algo. —Afirmó.

—Si.. creo, pero no estoy segura.

Separó el hielo de la rodilla, y enseguida lo regresó dentro del vaso; comenzando a dirigir sus manos al pequeño maletín, que seguía al lado de las piernas de Bett. Una vez abierto éste, sacó una pequeña caja cuadrada y transparente, cuyo contenido no pude apreciar desde la posición en la que me encontraba. Hasta que comenzó a sacar lentamente un par de agujas de ésta.

—¡Auh! —Se quejó de repente mi novia, justo después de que el doctor separara la aguja de su muslo. —¿Qué fue eso? —Preguntó con un tono entre asustada y emocionada, intentando reprimir una sonrisa. Supuse que no quería hacerse falsas ilusiones al pensar cosas que probablemente no sucederían.

—Te he pinchado con una aguja.. y tú has sentido el piquete.

El doctor siguió picoteando el muslo, la rodilla y la pantorrilla de mi novia, quien se reprimía a decir nada y asentía con la cabeza ante las preguntas.

La prueba prosiguió de lo más simple, probando el cuerpo de Bettina con diferentes sustancias y materiales; que a demás de las agujas y el hielo, habían sido cosas como extrañas cremas calientes, un poco de agua, incluso un fósforo recién apagado.
Bettina había asentido más veces de las que había negado con la cabeza; pero sin duda algo que nos dejó extrañados a Jared y a mi, fue que en ningún momento Bett asintió con la cabeza cuando los instrumentos de la prueba habían sido colocados en su pie.

Finalmente, el doctor comenzó a guardar sus utensilios dentro del maletín de nuevo, para enseguida cerrar éste.

—Hemos finalizado con la prueba.

—Eso.. ¿Que sigue después...? —Preguntó Jared, cambiando de repente su expresión a una seria.

—Por ahora, nada. He llegado a una conclusión. —Musitó el doctor. Tenía una expresión seria en su rostro. Jared y yo nos volteamos a ver el uno al otro, intrigados, y enseguida nuestras vistas se dirigieron al hombre de bata blanca, que lentamente iba dibujando una sonrisa entre sus labios. —No hay de que preocuparse.

—Vaya directo al grano ¿Que pasa con mi hermana? —Miré de reojo a Bett, que ya había abierto los ojos, y nos observaba a los tres conversar alejados de ella. Enseguida notó que yo la estaba observando y sonreí, y ella hizo lo mismo.


—He llegado a una conclusión, por un lado es buena, pero por otro lado no del todo. Bettina tiene completamente inmóvil el pie. No puede sentir ni una mínima señal de tacto. Sin embargo, en el muslo y en la rodilla es capaz de sentir cualquier cosa. La pantorrilla también tiene sensibilidad, pero es casi nula. Lo que ustedes quieren saber es si volverá a caminar ¿Cierto? —Preguntó. Jared y yo asentimos efusivamente con le cabeza. El doctor dejó de darle la espalda a Bett y la miró, dándose cuenta de que nos estaba observando curiosa. —Felicidades Bettina, te prometo que si tomas las terapias y tratamientos necesarios, podrás volver a caminar. 

1 comentario:

  1. OOOOh! que buen capiiii! me alegro que bettina se vaya a recuperar! gracias por avisar del capi! cuidate :)
    me encantaaa!
    y el siguiente ya es el final? T_T
    bueno...espero que luego sigas escribiendo! chaoo

    ResponderEliminar

Seguidores

Colaboradores