lunes, 28 de enero de 2013

Cap. 8 Automatic Dreams [2da. temp.]


Capítulo 8: Cajita roja.



— ¿Porqué no vinieron Georg y Gustav? La cena era para darles la bienvenida a los cuatro… —Comentó Bettina. Bill y yo nos miramos, poniéndonos de acuerdo con la mirada sobre quién era el que iba a explicarle eso, asentí, el que iba a hablar era mi gemelo.

—Georg está con tu prima… —Comenzó a hablar mi hermano. Bettina bajó la mirada y todos notamos que se acababa de poner nerviosa. —Con, con Sabina… —Continuó. —Y Gustav con su familia. —Bett asintió y siguió comiendo, intentando tranquilizarse. Bill casi siempre se refería a Sabina como ‘tu prima’ y ella siempre lo había tomado normal. Bill me miró desconcertado, no tenía ni idea de porque el repentino cambio tenso en su novia. Jared frunció el ceño, Bill lo miró. Movió los labios intentando decirle a mi hermano un “Luego te explico”. Bill asintió.

Estábamos todos sentados en el comedor cenando mientras platicábamos un poco sobre todo lo que había pasado en los dos meses. No había mucho que contar porque todo lo habíamos conversado antes por teléfono, pero siempre resulta bueno recordar, así que…

De repente sonó el timbre, el sonidito retumbó por toda la casa, creo que sabía quién era, sonreí.

—Yo abro. —Me ofrecí sonriente. —Debe ser mamá.

— ¿Por qué ha llegado tarde, Tom? —Preguntó Bill.

—Dijo antes que fue por una sorpresa para ustedes, una sorpresa de bienvenida. —Aclaró Kayla emocionada. Si claro, sorpresa para nosotros ¿Eh?...

—Vamos a abrir Bill. —Le indiqué a mi hermano cogiéndolo del brazo obligándolo a ponerse de pie. Salimos del comedor y caminamos por el pasillo, cruzamos la sala y llegamos a la puerta principal. El timbre sonó de nuevo, insistente.

— ¿Quién es? —Preguntamos Bill y yo al mismo tiempo. Escuchamos la dulce risa de mi madre al otro lado de la puerta.

—Mis pequeños tontos… —Se rió. —Abran la puerta, muero por abrazarlos. —Obedecimos ante su petición. En cuanto abrimos la puerta, nos lanzamos hacia ella, abrazándola fuertemente, casi dejándola sin aire. Ella se reía y suspiraba emocionada por vernos de nuevo. Estaba acostumbrada a no vernos durante meses, pero siempre cuando nos reencontrábamos, todo se tornaba sentimental. —Los extrañé demasiado. —Dijo en cuanto nos separamos. Ella tenía lágrimas en los ojos, al igual que Bill. Yo logré contenerme un poco más. Bill siempre había sido más apegado con mamá, al contrario de mí, que siempre me había llevado bien con Gordon, aunque con ella también tenía una fuerte relación de cariño.

—Hey chicos… —Saludó Gordon apareciendo por detrás de nuestra madre. Al parecer él se había quedado un rato en el coche mientras nosotros saludábamos a nuestra progenitora. Supongo que para darnos más ‘privacidad’

— ¡Holaaaa! —De nuevo los dos nos lanzamos a abrazarlo a él, aunque de una forma menos exagerada que con nuestra madre.

—Los extrañé mucho a ambos… —Mencionó Bill emocionado.

—Yo igual los extrañé Bill… —Repliqué, mi hermano se rió.

— ¡Pasen! Acabamos de comenzar a cenar. —Cerramos la puerta y nuestros padres entraron a la casa. Bill y Gordon iban caminando por delante, mi hermano conversaba animadamente, mientras que mi padrastro lo escuchaba atento. Por otro lado, mi madre y yo caminábamos atrás de ellos a paso lento. De repente me detuve, tomándola a ella de la mano haciendo que se detuviera a mi lado. Sonrió y me observó serena con sus bellos ojos marrones fijos en mí. No pude evitar sentirme nervioso.

— ¿Quieres que te lo muestre? —Me preguntó. Ella sabía perfectamente la razón por la que la había hecho que se detuviera.

—Si… —Dije sin más. Ella me dedicó una sonrisa preciosa. Abrió su bolsa de mano y comenzó a rebuscar entre sus cosas. Sacó de ella una pequeña bolsita blanca y me la tendió. La recibí y la abrí. —Oh Dios, confío en ti mamá... —Me reí, y ella también lo hizo. Saqué de la bolsita una cajita pequeña forrada de terciopelo rojo. En la parte superior tenía grabadas con hilo dorado las letras “T & K”. Abrí la caja y mi sonrisa se ensanchó más de lo que ya estaba. Mi madre acarició mi mejilla, limpiando una lágrima que de repente había resbalado de mis ojos…




[ Narrador ]

Bill, Tom, Simone y Gordon llegaron hasta el comedor, donde todos comían y conversaban alegres. Los padres de los gemelos saludaron a todos y tomaron un lugar en la mesa, comiendo también junto a los demás.

Bettina se sintió repentinamente animada al ver a Bill y a Tom tan felices con sus padres. Recordó aquellas épocas de su infancia, antes de que ocurriera el ‘problema’ con Marlon, aquellas épocas cuando sus padres aún vivían. Sintió un vacío en su pecho, extrañándolos de repente, pero aún estaba segura de que sus padres seguían a su lado. Pues claro, su madre se lo había dicho el día del accidente…

Cuando llegó la hora de comer el postre, Tom comenzó a sudar a chorros. Sus manos estaban heladas, y sus piernas no podían dejar de moverse hiperactivas. No podía dejar de pensar en si lo que iba a hacer iba a ser lo mejor, pero aún así él seguía sintiéndose totalmente convencido.
Bill lo miraba repetidas veces, sonriéndole animadamente, brindándole todo su apoyo y amor a su gemelo, y Tom se lo agradecía con la mirada. Por más que Bill lo intentara, no lograría sacarle a Tom el nerviosismo del cuerpo.

—¿Qué esperas? —Le susurró al oído. Tom tragó saliva. —Anda…

—¿Ahora? —Preguntó su gemelo, comenzando a ponerse más nervioso aún.

—Si no es ahora… ¿Cuándo será? ¡Vamos! —Respondió Bill moviendo alegre el hombro de su hermano.

—De acuerdo… —Tom tragó saliva de nuevo, limpiando un poco sus sudorosas manos en sus anchos pantalones. Bill soltó una pequeña risa, emocionado por lo que iba a suceder.


Tom se puso de pie, decidido y les brindó una gran sonrisa a todos los presentes en el comedor. Todos habían estado conversando por separado. Jared conversaba con Vinz y Kayla, Simone con Gordon y Bettina, mientras que Bill animaba a Tom. En cuanto el gemelo mayor se puso de pie, todos se callaron, mirándolo detenidamente. Estaba claro que quería decirles algo.

—Hola… —Les saludó intentando controlar sus nervios. Todos los presentes se rieron. —¿Me pueden escuchar un momento? Me gustaría decirles algo… —Dijo. De nuevo comenzaba a dudar si lo que iba a ser era correcto o no, pero de repente se le vino a la mente la imagen de sus bebés, durmiendo plácidamente en la recámara de arriba. Sonrió, completamente decido.

—Suerte. —Susurró Bill. Tom lo miró de reojo.

—Jared… —Tom, quién anteriormente se encontraba sentado en medio de Bill y Simone, comenzó a caminar hasta donde se encontraba Kayla. Ella sonrió dudosa, no tenía ni idea de que estaba a punto de hacer su novio. Tom la cogió de la mano y le dio un pequeño beso en la frente. —Esta chica, vive en mi corazón… Bill, mi madre, Bettina, Gordon, Georg y Gustav, David, tú, y muchísima gente más sabe que ella es la primera mujer que amo de verdad… Aparte de ti mami. —Aclaró Tom, y de nuevo todos se rieron. A Kayla se le llenaron los ojos de lágrimas. —Es caprichosa, lo sé, tiene un carácter fuerte, y claro que lo sé… Tiene muchos defectos al igual que yo, pero eso me da igual, ella para mí es perfecta. Consiguió regalarme dos pequeños ángeles, dos pequeñas perfecciones de tan sólo tres meses de edad, ese par de hermosuras que hizo que nos uniéramos más que nunca… Layla y Freddy… —Tom respiró hondo, la voz comenzaba a quebrársele y sus ojos a cristalizarse. Se tranquilizó un poco, hasta que se sintió seguro de seguir hablando. Kayla, a su lado, sostenía fuertemente la mano del gemelo nervioso; ella aún no se daba cuenta, pero sus mejillas ya estaban ligeramente humedecidas por las lágrimas que acababan de brotar de sus bellos ojos verdes. —Jared, Bettina, ustedes son la única familia de Kay, así que, delante de ustedes, me gustaría decirle algo a ella… —Jared y Bettina miraron sorprendidos a Tom. Nunca lo habían visto de esa forma, al borde del llanto, nervioso y emocionado a la vez, con la voz ligeramente quebradiza, y más que nada, hablándoles con el corazón en la mano.

—Tom… —Murmuró Kayla dulcemente, acariciando el dorso de la mano de su novio. Tom juntó ambas manos con las de Kayla, haciendo que ella se pusiera de pie frente a él. Limpió dulcemente los restos de lágrimas en las suaves mejillas de su pequeña novia y le sonrió más que emocionado.

—Te amo… —Le dijo, una nueva lágrima escurrió por el rostro de la pequeña chica. —Me hiciste falta estos dos meses, y ahora que por fin te tengo al frente quiero preguntarte algo… —Tom introdujo su mano en el bolsillo trasero de su pantalón y sacó la cajita roja, abriéndola delante de todos, pero mostrándole su contenido especialmente a su amada. —Tú… ¿Te… Te gustaría, casarte conmigo? —Preguntó por fin. El corazón de Bill retumbaba de alegría, tanto que apretó fuertemente la mano de Bettina, quién se encontraba completamente muda…

El pequeño anillo de oro blanco, con un sencillo diamante en forma de corazón, brillaba con fuerza posado en la pequeña cajita roja…

Kayla cubrió su boca con ambas manos, sorprendida; y más lágrimas brotaron de sus ojos…

—…Yo. —Inició… —Eres increíble… —La voz se le cortó de repente. Todos los presentes estaban más que emocionados con la escena. —Te amo Tom, pero… —Dijo de repente, haciendo que el gemelo mayor abriera más los ojos, sorprendido. —Si… claro que me gustaría…

Y soltándose a llorar aún más, si es que era posible, la pequeña de los Murett abrazó fuertemente a Tom, llorando contra su pecho… Tom, abrazándola también, había dejado escapar a las lágrimas de sus ojos por fin.

Bill recargó su cabeza en el hombro de Bettina, completamente feliz al ver a su hermano en una situación tan bella. Bett aún seguía sorprendida. Sonreía conmovida por la escena tan romántica.

Tom sacó el precioso anillo de la cajita, y tomando dulcemente la mano de su novia, se lo colocó en el dedo anular.

—Tom, Kayla… —Los llamó Jared, poniéndose de pie y caminando hacia donde estaban ellos. —Felicidades. —Y los abrazó a ambos. Kayla seguía llorando, estaba hecha un mar de sentimientos revueltos

lunes, 21 de enero de 2013

Cap. 7 Automatic Dreams [2da. temp.]

Capítulo 7: Rápidos y 

fugaces.


[ Bettina ]

Jared y Vinz entraron a la cocina y comenzaron a llevar los platos al comedor. Era la hora de cenar. En lo que yo había estado en mi terapia, o más bien, conociendo a mi nuevo terapeuta, Jared se había encargado de cocinar un poco de lasaña para la bienvenida.

—¿No quieren que les ayude en algo? —Pregunté nerviosa. Era sumamente incómodo quedarme postrada en una silla, sentada, observando cómo Bill, Vinz  y Jared caminaban apresurados llevando la comida y los platos al comedor.

—No es necesario pequeña. —Respondió mi hermano parado frente a mí, revolviéndome un  poco el pelo cariñosamente.

—Pero yo… —Repliqué, y mi querido Jared me interrumpió.

—Vale, se que te sientes incómoda. ¿Qué te parece si subes a decirles a Kayla y Tom que bajen a cenar pronto? —Sonreí y asentí.

—Dame mi muleta por favor…

—Toma… —Mi hermano me tendió mi artefacto para caminar y me ayudó a ponerme de pie. Le regalé una sonrisa de agradecimiento por su ayuda. —Ten cuidado al subir. —Me advirtió en cuanto comencé a avanzar.

—¿Segura que puedes subir? —Me preguntó Bill en cuanto pasé por su lado caminando con ayuda de mi muleta.

—Claro que sí tonto. —Respondí sonriente. El sonrió también, emocionado. Yo podía notar claramente en sus ojos que el verme recuperándome le hacía completamente feliz. Y el verle feliz a él, me hacía más feliz a mí.


Comencé a subir las escaleras con mucho cuidado de no carme. Con mi brazo derecho me apoyaba en la muleta, y con el izquierdo del barandal de la escalera. No me demoré mucho en llegar hasta la segunda planta. Me dirigí inmediatamente a la habitación de Kayla porque, era más que obvio que estarían allí. ¿Dónde más?

—¡Kayla! ¡Tom! La cena está casi lista, ¡No tarden! —Golpeé la puerta un par de veces después de decir aquella oración. Sin esperar alguna respuesta por parte de ellos, me di media vuelta y me dirigí a mi habitación.
Me dirigí hacia el enorme espejo del tocador y observé cada detalle de mi atuendo. El vestido me quedaba perfecto, era completamente de mi estilo y me encantaba. No era demasiado revelador, pero tampoco parecía de monja. Simplemente me hacía lucir sencillamente sexy, sin necesidad de de enseñar demasiado escote.
Después de cerciorarme de estar completamente linda, coloqué un poco más de perfume en mi cuerpo y salí de la habitación. Caminé lentamente por el pasillo que dirigía a las escaleras. Me sorprendí al darme cuenta que Tom y Kayla también estaban en el pasillo y recién bajaban; yo me había tardado alrededor de diez minutos en mi habitación, y habría casi jurado que ellos ya se encontraban abajo, ayudando a los demás a preparar la mesa.
Observé fijamente a Kayla. En sus mejillas se podía notar un ligero enrojecimiento apenado, y Tom parecía haber estado en un campo de flores. Sonreía.
—Chicos… —Llamé la atención de ambos antes de que comenzaran a bajar por las escaleras. Kayla volteó a verme y rápidamente bajó la mirada. Tom siguió sonriendo. —Creí que ya estaban abajo…
—Justo íbamos ahora… ¿Quieres que te ayude a bajar? —Se ofreció Tom acercándose  a mí.
—Kayla, ¿Qué tienes? —Pregunté acercándome un poco más hacia ella. Negó con la cabeza y me dedicó una sonrisa sincera.
—Luego… luego hablamos ¿Vale? —Me respondió sonriente. Asentí.

Comenzamos a bajar las escaleras, Tom me ayudaba un poco para evitar que me cayera. Aunque ya pudiera caminar un poco con ayuda de la muleta, aún no era capaz de sostenerme en pie por mí misma, y el bajar unas escaleras yo sola era un reto difícil para mí.




[ Tom ]

Kayla y yo nos encontrábamos sentados en el frío piso del baño. Yo, con los pantalones por debajo de las rodillas, y los bóxers mal acomodados en mi cuerpo. Kayla, recargada en la pared al lado de mí, con la cabeza posada en mi hombro. Su respiración era pausada, tranquila. Perfecta para mis oídos.

— ¿Qué ocurre? —Le pregunté de repente, sacándola de sus pensamientos. Giró la cabeza y me observó unos segundos con una expresión seria.

—Aún no puedo creer que Tom Kaulitz sea mi novio… —Murmuró sin salir de su ensoñación, yo sonreí.

—Y yo aún no puedo creer que haya embarazado a una fan. —Solté una pequeña carcajada, ella me lanzó una mirada asesina.

—Idiota.

—Has estado increíble. —Y como por arte de magia, sus mejillas se tiñeron de un tierno rubor rojo.


Después del problema con mi entrepierna, Kayla prácticamente me arrastró hasta el baño, entrando ella junto conmigo y cerrando la puerta con seguro; y como si fuera una experta, dominándome por completo, me pegó contra la pared y me besó, más bien, me devoró y yo la devoré a ella. Sus manos se dirigieron por si solas hacia mi entrepierna, restregándolas descaradamente. Desabrochó el botón que mantenía a mis anchos pantalones en su lugar y me los bajó de un tirón. La apreté de la cintura con mis brazos, y me senté en el piso, sentándola a ella frente a mí. De un inesperado movimiento bajó mis bóxers y observó ansiosa mi notable erección; se pasó la lengua por los labios y sonrió, parecía estarse planteando rápidamente si estaba segura de lo que iba a hacer. Y al parecer, si lo estaba. Agarró fuertemente, pero con cuidado mi miembro viril y comenzó a agitarlo entre sus manos, con movimientos suaves y lentos, que rápidamente se transformaron en rápidos y fugaces. Acercó su lindo rostro hacia el pedazo de carne que sostenía entre sus manos, cerrando los ojos y suspirando un poco, se acercó más y más, hasta colocar sus labios en mi pene, repartiendo pequeños besos húmeros por la punta. Siguió agitando y de repente se detuvo, para comenzar a repartir descarados lametones por toda mi erección. La bandana que había tenido en mi frente, se empapó de sudor rápidamente, y me la saqué, ya que resultaba incómoda.
Separé a Kayla de mi erección y la jalé del cuello atrayéndola hasta mi rostro, juntando repentinamente sus húmedos labios con los míos. Ella estaba casi temblando de los nervios, era obvio que era la primera vez que hacía algo así, y quería hacerla sentir cómoda conmigo.

Y así fue como ella me ayudó a deshacerme de mi “problema” antes de que tuviéramos que bajar para la cena.




Kayla se puso de pie y se miró en el espejo del baño, comenzando a arreglar un poco su cabello. Mientras ella se acomodaba la ropa y se arreglaba el maquillaje, yo me puse de pie y subí mis pantalones. Me saqué el suéter negro que traía puesto y lo arrojé al suelo. Noté que mi camiseta estaba húmeda por el sudor y también me la saqué. Kayla me vio de reojo por el espejo y de repente se puso tensa. Me reí.
 
—Tranquila, no haremos nada que no quieras. —Le anuncié sonriente. Ella se giró para mirarme con una ceja alzada.

— ¿Por qué te quitas la camisa?

—Está húmeda, no pienso cenar así. Es nuestra cena de bienvenida y me sentiría como un cerdo mojado.

—Da igual, hay ropa tuya en un cajón del tocador, ve a vestirte rápido que ya nos deben de estar esperando. —Asentí mientras ella salía del baño, y yo salí tras ella.


Cuando estuve listo, ambos salimos de la habitación tomados de la mano. Kayla no había sido capaz de verme a los ojos, por alguna razón le parecía vergonzoso mirarme después de lo que habíamos pasado.

Nos encontramos con Bettina cerca de las escaleras y llegamos los tres al comedor, donde Bill, Jared y Vinz servían los platos.

Había llegado la hora de la cena, la hora de la verdad, ahora sí se iba a decidir mi futuro, el de Kayla, y el de mis bebés.




jueves, 3 de enero de 2013

~Twincest.

El twincest es un tema que es imposible evitar en el Fandom.  Se caracteriza por ser un tipo de relación más que fraternal, más que amistosa entre los hermanos gemelos Bill y Tom Kaulitz, es decir, una relación amorosa, incestuosa.
Algunas veces sólo implica en besos y abrazos, o protección entre ellos. Pero dependiendo, a veces puede llegar a implicar relaciones sexuales.

En este tema, los fans se dividen en varios grupos, pero los más comunes son estos tres:



1) Los que aman el twincest, lo idolatran como si fuera la creación más perfecta y bella del universo. Incluso están empeñados y con la esperanza de que esto es verdad.

2) Los que les gusta. Les parece algo totalmente excitante, y les gusta involucrarse con él sólo por morbo. Pero no pasa nada más. Sólo les gusta y ya, pero tienen muy claro que eso no es posible.

3) Los que no les gusta para nada, no lo toleran y simplemente les harta que exista eso en el fandom. Incluso hay quienes lo odian.



Explicaré con más detalle cada una de estas clasificaciones, los nombraré cómo 1)Obsesionados, 2)Morbosos, 3)Hartos. 


1) Obsesionados: Llegan a ser los odiados o rechazados del Fandom, por la razón de que siempre, con cada imagen que ven, por más que sea una imagen totalmente indiferente, ellos la relacionan con el Twincest. Casi siempre están involucrados en peleas y debates defendiendo sus creencias, y aunque terminen mal parados, no les importa y siguen creyendo en él.

2) Morbosos: La mayoría de las veces, sólo se sienten atraídos por leer Fanfics, ver imagenes, videos o imaginar las situaciones twincest. Este tipo de fans son los que menos salen afectados, porque les gusta, pero en cuanto dicen que 'No creen que el twc sea verdad' los dejan en paz y siguen fantaseado a gusto.

3) Hartos: Estos se caracterizan por su odio por los Obsesionados. Les parece absurdo el twc y las personas que creen en él. Cada que ven un comentario twc por parte de un Obsesionado se dedican a decirle y tratar de convencerlo que el twc es estúpido y que deje de creer en él. Pero el obsesionado jamás le hará caso porque siempre defenderá sus creencias.





En mi opinión, yo me considero Morbosa... Porque ¡AMO CON MI ALMA EL FANFIC "MUÑECO" kjahsdskjdsdhjs es increíble :') pero no me gusta que crean que en TWC es verdad, porque ¡vamos! son hermanos por Dios... creer en el twc de verdad es como llamar a los chicos homosexuales, y eso no me parece correcto.

Pero al fin y al cabo respeto las creencias de todos. Cada quién sabe porque cree en cada cosa, y no hay nada más que aceptar las opiniones de los demás ;)



JennRo

Seguidores

Contribuyentes