Cap. 68 Automatic Dreams

Capítulo 68: Cesárea

Tom: ¡Mi amor! -Gritó mientras se acercaba a mi y me abrazaba fuertemente-

Kayla: Tom, nuestros bebés -Dije en un susurro casi inaudible mientras lloraba-

Tom: No te asustes, seguro el parto ya viene Kayla, iremos al hospital ahora mismo, deja de llorar pequeña -Dijo mientras acariciaba suavemente mi espalda-

Kayla: Tom, no me vas a engañar, probablemente soy joven para ser madre, pero no soy tonta, y se perfectamente que a los ocho meses de embarazo no es normal sangrar de la nada -Dije mientras me separaba de su abrazo y limpiaba mis lágrimas-

Tom: Kay, creo que estás sangrando de nuevo -Dijo preocupado-

Kayla: Porque... -Dije confundida-

Tom: estás demasiado mojada ¿Estas bien pequeña? -Dijo con la misma voz dulce que se le hace cada vez que me dice “pequeña”-

Vinz: Vamos al hospital ahora, en el camino te tomas el té... -Dijo mientras llegaba de la cocina con una taza en su mano-

Kayla: n... no, no es sangre que.. creo que se me ha roto la fuente Tom -Dije con la voz temblorosa-

Tom: No entiendo, ¿Eso que significa?

Vinz: ¡¡Está a punto de parir idi*ota!! -Dijo mientras le daba un leve golpe en la cabeza, había olvidado mencionar lo bien que se llevan Vinz y Tom, se han hecho muy buenos amigos y constantemente se hacen bromas el uno al otro-

Tom: pero aún es muy pronto -Dijo nervioso-

Vinz: Se resbaló en el baño Tom, eso puede provocarle un parto prematuro

Kayla: ¡Que me pasa! Me duele cada vez mas

Vinz: creí que el dolor solo había sido durante tu ducha nena, ¿aun te dolía?

Kayla: nunca me ha dejado de doler, solo que intentaba soportarlo -Dije mientras suspiraba rápidamente para controlar el dolor-

Tom: Oh no ¿hoy? Pensé que aun me faltaba mas para ser padre -Dijo con un toque de nerviosismo y felicidad en su voz-

Nos dirigimos rápidamente hacia la salida de la casa, Vinz y yo subimos en la parte trasera del bello Audi de Tom, mientras éste subía en la parte del conductor.

Vinz insistía en que tomara el té, pero yo no quería, por alguna razón me daba asco, y el terrible dolor que sentía en el vientre harían que lo vomitara en seguida.

Kayla: ¡Mas rápido! -Grité- Me duele Tom, apresurate

Tom: no puedo ir más rápido -Dijo con voz tranquila-

Kayla: ¡No me importa! Haz algo para llegar al hospital ahora mismo

Tom: Eso hago amor, ¿que tanto te duele?

Kayla: ¡Demasiado! Como no te lo imaginas -Grité-

Vinz: Tranquilizate Kayla, no tardamos en llegar -Dijo mientras me abrazaba-

Narra Tom:

Sin duda todo lo que le estaba pasando a Kayla me estaba preocupando demasiado, intenté tranquilizarla un poco, diciéndole que todo era normal, pero ella muy inteligente se dio cuenta de que yo tampoco sabia a que se debía ese sangrado inesperado.

Durante todo el trayecto de la casa al hospital, Kayla no dejó de gritonearme ni un solo minuto, he visto en cientos de películas esa misma reacción en las embarazadas, ponerse locas y gritarles a sus “esposos” para que se apresuren a llegar al hospital, y siempre pensé que eran tonterías, pero ahora acababa de confirmarlo en carne propia.

Llegamos por fin, noté que había unos cuantos paparazzis en el estacionamiento que nos tomaron unas cuantas fotos, pero no me importó en absoluto que nos fotografiaran.

Abrí la puerta trasera de coche, bajó Vinz y en seguida ambos ayudamos a Kayla a bajar, nos dirigimos hacia la entrada y subimos al elevador hasta el piso de “Maternidad”, en el cual solo se escuchaban gritos y lloriqueos de bebés.

Vinz se quedó en la sala de espera tratando de tranquilizar un poco a Kayla, que seguía retorciéndose del dolor, mientras que yo salí disparado a preguntar por el doctor Fitz, el doctor encargado del embarazo de mi novia.

Cuando lo encontré, le comenté sobre el sangrado inesperado, y me dijo que eso podría ser un ¿aborto? Eso sin duda hizo que sintiera una sensación de nudo en el estómago, ya que el doctor me dijo que eso significaba que podría haber alguna perdida de alguno de los bebés, que era urgente que indujeran a Kayla a un parto de inmediato.

Esperé a que el doctor preparara una sala de partos, y cuando estuvo lista, llamó a los camilleros para que llevaran a mi pequeña. Los guié hacia la sala de espera, donde se encontraba la madre de mis futuros hijos, ella estaba llorando, no sabía si de tristeza, felicidad, emoción, dolor, lo único que hice fue abrazarla fuertemente y acariciar un poco su cabello para que se tranquilizara.

Tom: amor, nuestros bebés estarán bien, no te preocupes

Kayla: eso espero -suspiró- por favor prométeme que no te separarás de mi lado hasta que ellos nazcan, y que muy sonrientes les diremos “Bienvenidos” a los dos -Dijo llorando, mientras una lágrima no pudo evitar salir de mi ojo-

Tom: Si, te lo prometo mi amor -Dije mientras comenzaba a llorar suavemente y Vinz me hacia una seña de negación a espaldas de Kayla-

Kayla: Bueno -Dijo mientras se separaba de mi- No lloremos más, debemos alegrarnos porque ya vamos a ser papás Tom -me limpió una lágrima-

Tom: Te amo -Sonreí- te prometo que no me separaré de ti hasta ver nacer a nuestros dos pequeños

XX.x: Señor Kaulitz, ya podemos subir a su esposa a la camilla -Dijo un camillero, mientras yo reí levemente ante la palabra “esposa”-

Kayla subió a la camilla y los camilleros se la llevaron a la sala de partos, yo me quedé con Vinz un rato en la sala de espera para avisarles a los demás sobre la llegada de los nuevos miembros de la familia.

Vinz se encargó de avisarle a Jared y yo a Bill, que me dijo que aún se encontraba esperando afuera de la habitación, dijo que los doctores no le habían dicho nada respecto a la salud de Bettina. En cuanto le dije que el parto sería hoy, se puso muy emocionado, pero triste porque no podría ir a verlos tan pronto, que en cuanto nacieran yo le mandara un mensaje a su móvil y en seguida subiría al piso de maternidad para saludarlos.

Después le marqué a mi madre, ella vendría mañana a visitarnos desde Magdeburg, pero adelantaría su viaje para hoy, ya que sus primeros nietos nacerían, y no se lo quería perder por nada del mundo, a demás de que quería averiguar bien sobre la salud de Bett.

Cuando colgué el móvil, inmediatamente corrí hacia la habitación en la que se encontraba Kayla, ella estaba recostada sobre una camilla, vestía una bata azul, típica de los hospitales, y seguía llorando aún, me acerqué a ella lentamente con una leve sonrisa para que viera que todo estaba bien, le di un dulce beso en los labios, y fui con el doctor que me hacia una seña con la mano para que fuera con el.