Capítulo 9:
Perfume… sangre.
La cena continuó de
lo más conmovedora. Todos felicitaron alegres a Tom y Kayla, que de ‘novios’
habían pasado a ser ‘comprometidos’. Tom no podía creer que por fin se había
atrevido a pedirle matrimonio a alguien, sin embargo, se sentía totalmente
satisfecho consigo mismo. El ver a Kayla derramar mares de lágrimas de
felicidad y emoción le hacía sentir un placer inexplicable en el pecho.
Por otra parte,
Kayla se sentía en las nubes. Le había costado horas controlar sus ganas de
seguir llorando. Horas antes, en el baño, le había confesado muy sinceramente a
Tom que aún no podía creer que fueran novios, y ahora ¡Se iban a casar! Sin
duda, su sueño estaba más que hecho realidad.
[ Bill ]
Eran alrededor de
las tres de la madrugada cuando mi madre y Gordon decidieron irse a casa. Tom y
yo nos quedaríamos a dormir por hoy en la casa de los Murett.
Jared llevó a Vinz
a su casa, Tom y Kayla habían ido a su habitación para contarles la buena nueva
a sus bebés, y yo había llevado a Bettina a su habitación para que se preparara
para dormir.
En lo que ella
estaba en el baño cambiándose de ropa, saqué mi móvil y comencé a anotar
algunas bellas frases que se me ocurrían, frases que probablemente después
aparecerían en alguna canción nueva.
El ver a mi hermano
tan feliz y a mi cuñadita tan conmovida, me habían dado inspiración para
escribir algunas cuantas cosas.
Observé la hora en
el lindo reloj dorado que había en la pared, al lado del tocador de Bett, eran
las 3.24 am… Me levanté de la cama y caminé hasta la puerta del baño y la
golpeé un par de veces.
—¿Bett, estás bien?
—Pregunté preocupado, ya se había tardado bastante. Por suerte no tardó en
responderme.
—Sí, estoy bien, lo
que pasa es que me estoy desmaquillando. —Me respondió. Sonreí. Por alguna
razón me parecía lindo imaginármela librando su bello rostro del maquillaje.
Aunque claro, cada cosa que ella hacía me parecía tierna, linda o dulce.
—Vale amor, iré
abajo por un vaso con agua, ¿Quieres que te traiga algo? —Le pregunté.
—No gracias, estoy
bien.
—Te amo.
—Yo igual, cuídate.
—Respondió, y ambos reímos.
Me alejé de la
puerta del baño y salí de la habitación dirigiéndome hacia la cocina. Cuando
llegué, cogí de la vitrina dos vasos de vidrio, saqué del refrigerador una jarra
con agua y los llené los dos. Aunque Bett me haya dicho que no quería nada, me
parecía de mala educación subir a su habitación con un vaso para mí y sin uno
para ella.
Regresé la jarra al
refrigerador y cogí ambos vasos dispuesto a volver, cuando de repente, vi una
silueta recargada en el marco de la puerta. Me asusté, no me esperaba para nada
ver a Jared allí, con los brazos cruzados, observándome fijamente. Estuve a
punto de tirar los vasos, pero por suerte pude apretarlos bien entre mis manos
para que no resbalaran.
— ¡Casi haces que
me orine! —Le reclamé, estaba verdaderamente asustado.
—Vaya, orina de
Bill Kaulitz… ¿Cuánto me pagarán por ella? —Comenzó a reírse a carcajadas, al
igual que yo. —Lo siento. —Sonrió. —Quiero hablar contigo rápido, ¿Tienes
tiempo? —Asentí por inercia, confundido.
— ¿Qué pasa?
—Es sobre Bettina,
obvio, quiero contarte algo… —Me confundí y levanté ambas cejas, él negó con la
cabeza. —No ha pasado nada malo, simplemente quiero hacerte saber algo que ella
te ha estado ocultando. —Abrí la boca sorprendido, ¿A qué se refería?
—No… no entiendo… —Confesé,
repentinamente nervioso.
—Desde que te
fuiste de viaje, mi hermana ha estado cada vez peor... —Comenzó. Decidí colocar
los vasos de agua en el mini comedor de la cocina. No sabía que me iba a contar
Jared, y prefería ser precavido antes de romper los bellos vasos y derramar el
agua. —Sus sueños, sus pesadillas con Marlon volvieron desde el primer día que
te fuiste.
— ¿Qué? —Pregunté,
aunque realmente había entendido perfectamente.
—Al principio las
tenía pocas veces, pero conforme fueron pasando los días, las pesadillas
aumentaron más y más, llegando al punto de darle incluso estando despierta. —Abrí
la boca sin poder pronunciar palabra alguna. —Ella te necesita Bill, y mucho.
He intentado convencerla de ir a un psicólogo, pero cuando murieron mis padres
ella se juró a si misma jamás volver a ir con uno, así que se niega
rotundamente a ir…
— ¿Por qué no me
dijo nada? —Me pregunté más a mí mismo que a Jared, él hizo una mueca de
preocupación.
—Ella no quería
arruinarte el viaje. Ella sabe que los conciertos son tu sueño, y no te dijo
nada para que pudieras disfrutarlo.
—Pero… ¿Por qué?
¡Todo es mi culpa, JODER! —Grité, e inconscientemente golpeé con el puño el
mini comedor, haciendo que salpicara un poco el agua de los vasos que había
colocado. — ¡Por eso se puso tan nerviosa cuando mencioné a Sabina! —Adiviné,
Jared asintió mordiéndose el labio.
—No es tu culpa
Bill… —Declaró. Negué con la cabeza, era obvio que era mi culpa, o al menos eso
creía yo. —Ella se siente muy intranquila sabiendo que Marlon sigue
desaparecido, y estando tú en otro país lejos de ella, se siente muy insegura.
—Yo sólo quiero que
ella sea feliz… —Murmuré. — ¿Qué puedo hacer para que no sufra? —Un nudo se
formó en mi garganta.
—Nadie puede hacer
nada por ella Bill… —Jared caminó hacia mí y colocó su mano en mi hombro. —Ella
necesita un serio tratamiento psicológico, han pasado más de diez años desde el
día en que se arruinó su vida, debió de haberlo superado desde hace mucho. —Suspiró
y sus ojos se cristalizaron en lágrimas de repente. —A mí me duele igual o
incluso más que a ti ver a mi hermana de esa forma. He hablado con algunos
psicólogos, y la mayoría de ellos afirma que Bett tiene un grave problema de
“Delirio de persecución”, que extrañamente, se le olvida cuando está contigo. —Tragué
saliva, había escuchado varias veces sobre ese ‘problema’, y no era para nada
bonito.
—Te prometo que
haré algo por ella… —Dije completamente decidido. Jared me dedicó una sonrisa
llena de esperanza.
—Tú haces todo por
ella, y eso te lo agradeceré infinitamente… —Sonreí, me alegraba que Jared se
diera cuenta de las cosas que he hecho y sería capaz de hacer por su hermana. —Vayamos
a dormir, es demasiado tarde. —Asentí levemente y volví a coger los vasos de la
mesa.
Jared y yo subimos
juntos las escaleras hasta llegar a la segunda planta de la enorme casa. Él se
dirigió a su habitación, y yo por supuesto, a la de Bettina.
Abrí la puerta como
pude, ya que tenía ambas manos ocupadas, y entré. Ella estaba sentada sobre la
cama, cepillando distraídamente su cabello, tan distraída que ni siquiera se
percató de mi presencia.
— ¿Para qué te
cepillas el pelo si vas a dormir? —Pregunté divertido. Ella volteó a verme
sonriente. —Te traje un poco de agua. —Le acerqué el vaso con la mano y ella lo
cogió.
—Gracias… ¿Dormirás
hoy conmigo? —Preguntó después de que ambos bebiéramos un poco de agua.
—Si tu quieres… —Respondí
confuso… ¿Qué no era obvio que dormiría con ella? Levanté las cejas. Después
recordé que hacían dos meses que no dormíamos juntos, y con lo que me acababa
de contar Jared…
De repente se me
vino a la cabeza una especie de “experimento”.
Comenzamos a quitar
las cobijas de la cama, metiéndonos ambos debajo de ellas. Bett recargó su
cabeza dulcemente en mi pecho, y yo, como siempre solía hacer, acaricié su
cabello repetidas veces.
—To me you’ll be
forever sacred… —Comencé cantar en voz baja, convirtiendo las canciones de
Tokio Hotel en románticas canciones de cuna. —…I’m dying but i know our love
will live… —Bett cada vez respiraba más tranquilamente, supuse que iba quedándose
dormida con cada palabra que salía de mi boca. En ese momento sentí como si
ella fuera un pequeño bebé al que debía cuidar y proteger para pueda crecer
sano y feliz. —Pase lo que pase, siempre te cuidaré. —Murmuré en voz baja en
cuanto noté que ella ya estaba profundamente dormida.
Jared me había
asegurado que Bett a diario tenía las pesadillas, así que esa noche comprobaría
si estando conmigo le pasaba lo mismo… Y no fue así…
[ Bettina ]
Abrí los ojos
lentamente, la luz proveniente de la ventana lastimaba un poco mis ojos, pero
sin hacer mucho caso, me senté sobre la cama.
Bill no estaba a mi
lado. Suspiré resignada, me hubiera gustado despertar siendo rodeada por sus
delgados, pero fuertes brazos.
Sonreí para mí
misma, me sentía de muy buen humor, y supuse que sería porque dormí con Bill
después de mucho tiempo, pero dándole más vueltas al asunto descubrí que fue
porque extrañamente… No había tenido pesadillas.
Con ayuda de mi
muleta me puse de pie y salí de la cama, yendo directamente hacia el baño para
darme una ducha rápida.
Un rato después
terminé de ducharme y volví a mi habitación. Me puse unos shorts azul celeste y
una camiseta blanca sin mangas, un poco holgada. Sequé un poco mi cabello con
una toalla y lo dejé suelto para que terminara de secarse con el aire natural.
Estaba sentada
frente a mi tocador, terminando de arreglarme para bajar a ¿Desayunar?
¿Almorzar? ¿Comer? No sabía exactamente qué sería, ya que eran las 12.30 del
medio día.
Terminé de
maquillarme y elegí el perfume que me pondría ese día. Lo agarré tan
torpemente, que al momento de levantarlo resbaló de mi mano, cayendo de nuevo
contra la fría madera del tocador, haciéndose añicos. La habitación se impregnó
rápidamente del fuerte aroma. Por inercia, intenté recoger los pedazos de
vidrio roto que había frente a mí, pero de nuevo fui torpe y varios trozos se
clavaron en mi mano, haciendo que ésta comenzara a sangrar rápidamente. Mordí
mi labio, ardía mucho, demasiado diría yo, y era obvio ya que el perfume
contiene cierta cantidad de alcohol y otros químicos.
Observé hipnotizada
mi sangre escurrirse por mis dedos, de repente me había quedado ida mirándola
atentamente.
Aquella sangre tan
roja, tan… Sangre que ya no era puramente mía, sangre mía mezclada con sangre
de… Marlon. Él me la había donado cuando yo la necesité, y ahora me daba cierto
vértigo recordar que tenía parte de él dentro de mi cuerpo.
Cogí más de los
trocitos de vidrio desperdigados por todo el tocador, apretándolos con cierta
violencia contra mi mano. Sonreí, sintiendo un inmenso placer al ver cada vez
más sangre de ese hombre salir de mi cuerpo.
—Toc toc… ¿Puedo
pasar? —Yo estaba hundida en mis propios pensamientos, tanto que no escuché la
dulce voz de Bill llamarme desde afuera de la habitación. — ¿Betti? ¿Sigues
dormida? —Preguntó levantando un poco la voz. Y de repente reaccioné. Abrí los
ojos como platos, repentinamente asustada al darme cuenta de que mi ropa estaba
bañada en sangre, al igual que el tocador, el piso, mi mano…
— ¿Qué diablos
hice? —Murmuré para mí misma, comenzando a temblar de miedo, terror por verme
en esa situación tan fuerte. Y lo peor es que yo sola me lo había causado…
Mi mano aún ardía demasiado,
las heridas habían tocado demasiado perfume, y dentro de ellas, había cientos
de pedacitos de vidrio incrustados en mi piel.
La puerta se abrió
lentamente y apareció Bill sonriente sosteniendo a Layla entre sus brazos. Con
mi mano sana, cubrí mi mano lastimada con la toalla que anteriormente había
utilizado para secar mi cabello. Bill camino hasta la cama, sentándose en ella
y colocando a la bebé en sus piernas.
— ¡Mira! La estoy
cuidando. —Dijo en un bello tono dulce. —Kayla enseñó a Tom a bañar a Layla, y
ahora está enseñándole a bañar a Freddy y me encargaron a la pequeña por unos
minutos, ¿No es hermosa? —Él estaba completamente fascinado observando a
nuestra sobrinita en sus brazos, tanto que ni siquiera se había percatado de lo
nerviosa que yo estaba. La toalla cada vez se teñía más y más de rojo, y mis
piernas temblaban desesperadas por el pánico.
—Si… —Me limité a
decir.
— ¿Estás…? —Volteó
a verme rápidamente y su expresión cambió de feliz a ¿Asustado? —Estás muy
pálida… —Sin soltar a la bebé se puso de pie y caminó rápidamente hacia mí. — ¿¡POR
QUÉ TIENES SANGRE EN LA ROPA!? —Gritó asustado.
—Bill, yo… —Tragué
saliva… ¿Qué debía decirle ahora? Ni yo misma sabía que me había pasado. Él
estaba tan asustado y sorprendido que casi tira a la bebé al suelo. Caminó
rápidamente hacia la cama y la dejó allí recostada, para después volver hacia
donde estaba yo.
— ¿¡QUÉ DIABLOS HAS
HECHO BETTINA!? —Me gritó, yo me sobrecogí. —El suelo… ¡Dios! —Gritó de nuevo.
Él estaba completamente descolocado. Mordí mi labio mientras intentaba ocultar
mi mano envuelta con la toalla detrás de mí.
Holaaa! aqui estoy! :) Ella sigue viendo en sus sueños a ese asqueroso y depravado tipo kitandole su preciado "tesoro"! FUCK!! Y Jared previno a Billito de esos horribles sueños y él tan tierno durmió kon ella y no los tuvo :) atormentada al recordar ke lleva la sangre de Marlon se provoco esas heridas... la kaida del perfume fue un accidente pero Billito lo kreera??? Kierooo sabeeer!! actualiza prontito!! :) ♥
ResponderEliminarsiento que bett se esta volviendo paranoica y loca!ahrg! y siento que terminará mal y NO QUIERO! ldkngoñsigkt sigo leyendo...
ResponderEliminar