NO.
[ Bill ]
¿Bettina se había automutilado? ¡No podía ser posible!
La jalé del brazo violentamente obligándola a ponerse de pie
frente a mí. Ella intentó reprimir un quejido de dolor y suavicé el agarré. Ya
bastante daño se había hecho y no quería causarle más.
— ¿Qué pasa? —Le pregunté intentando tranquilizarme. Ella
mordió aún más su labio inferior, haciendo que me desesperara por su falta de
respuesta. — ¡Contéstame! —Coloqué mis manos en sus hombros y la sacudí
fuertemente. Una toalla roja cayó al suelo… ¡Una toalla blanca manchada de rojo
cayó al suelo!
—Bill… —Murmuró sin verme a los ojos. Tan sólo consiguió
desesperarme más.
—Perfume… —Adiviné rápidamente lo que había pasado. La
habitación apestaba a cereza y ni siquiera lo había notado. Había roto un
perfume… —Por favor dime que fue un accidente. —Dije un poco más tranquilo.
Levanté su rostro con un delicado movimiento y nos miramos a los ojos, ella
había comenzado a llorar.
—Al principio lo fue. —Respondió rápidamente y con la voz
completamente firme a pesar de la situación. —Te juro que no sé qué me pasó… —Yo
seguía sin entender nada.
Me armé de valor, lo suficiente para agarrar cuidadosamente
su brazo oculto detrás de su espalda; lo recorrí lentamente con la mirada hasta
que llegué a su mano, completamente destrozada. Suspiré aliviado, mi mente paranoica había hecho que
imaginara una terrible herida profunda atravesándole todo el brazo, o tal vez
su mano sin dedos, o algo mucho peor de lo que realmente era.
A simple vista parecía que alguien había apuñalado su mano
repetidas veces y me horroricé enseguida. Conseguí calmarme un poco cuando la
observé con detenimiento, estaba repleta de cortes por todos lados, y enormes
pedazos de vidrio incrustados en ella. Y no paraba de sangrar…
—Ya hablaremos luego Bettina. —Me limité a decir lo más serio
que pude. Quería que se diera cuenta de que lo que aparentemente ella se había
provocado estaba muy mal. Bett asintió y evadió mi mirada acusadora.
La cogí de la cintura
y prácticamente la cargué hasta llevarla a la cama, sentándola al lado de
Layla, quien estaba recostada muy tranquila y alegre. Bett seguía con la mirada
baja y sin musitar palabra alguna, y eso me hizo ponerme más nervioso aún.
Estaba desesperado, pero no quería que ella se diera cuenta, así que traté de
actuar lo más natural posible.
—¿Dónde está el botiquín? —Pregunté un rato después de haber
estado vagando por toda la habitación buscando inútilmente. —Bettina… ¿Y el
botiquín? —Repetí. Volteé a verla, ella estaba hipnotizada observando su mano
lastimada y acariciándola con la sana. Una terrible sensación de vértigo y
terror me recorrió el cuerpo cuando vi cómo ella naturalmente sacaba sin ningún
cuidado un trozo de vidrio de su mano y volvía a introducirlo en su piel, como
si ésta estuviera hecha de plástico. Ni una pizca de dolor se asomó por su
rostro, ella seguía indiferente.
—No quiero más su sangre Bill. —Me dijo sin despegar la
mirada del líquido rojo que recorría su antebrazo. Ella sabía que yo la estaba
mirando, pero le importaba más verse sangrar.
—…¿Qu… qué? —Tartamudée.
—La sangre, la que Marlon me donó. No la quiero más dentro de
mí, así que por eso me la sacaré, TODA. —Dijo completamente sonriente sin dejar
de sacar los vidrios de su mano y volver a introducirlos.
—Bett, te vas a debilitar, deja de hacer eso por favor. —Le
rogué, y armándome de valor, caminé hacia ella, cogiendo fuertemente su brazo
sano y obligándola a dejar de cortarse. Ella apretó los dientes y como pudo, se
incorporó sobre la cama.
— ¡TÚ NO SABES LO QUE SIENTO! —Me gritó, yo no la solté
aunque ella movía su brazo fuertemente para que la soltara. Bett aún seguía
llorando, y si seguía así, yo también terminaría derramando lágrimas. —Ya sé
que no te gusta verme así, pero te juro que ya no soporto esto… —Aventó con
fuerza el trozo de vidrio hacia la pared, haciéndolo añicos. Me sentí
repentinamente aliviado al ver que ya no tenía nada punzocortante con lo que
hacerse daño.
—Lamento no poder comprenderte. —Murmuré observándola
fijamente a los ojos, ella dejó de revolverse bajo mi agarre y me dedicó una
mirada llena de culpa. Sus ojos seguían derramando lágrimas sin parar. —…Pero
hago lo que puedo, te lo juro.
Nos quedamos en silencio unos minutos, lo único que se
lograba escuchar en la habitación eran los sollozos de Bettina que no podía
apartar la vista de su mano, estaba completamente confundida. Yo seguía sentado
a su lado, mirándola llorar, no me sentía capaz de dejarla sola unos minutos
para ir por el botiquín de primeros auxilio; nadie sabe lo que puede pasar en
unos minutos…
— ¡Toc, toc! Hey, ¿Puedo pasar? —Kayla golpeó la puerta un
par de veces.
—Si… —Respondí y tragué saliva pensando: ¿Cómo diablos le iba
a explicar a Kayla lo que había pasado con su hermana?
—Vengo por mi bebé, es hora de comer. —Dijo mientras entraba
a la habitación. Volteé a ver a mi sobrinita que se había quedado dormida sobre
la cama, casi había olvidado que ella se encontraba con Bett y conmigo. — ¡Bettina!
—Saludó alegremente a su hermana mayor, abrazándola de repente, Bett no hizo
movimiento alguno. —Tus terapias comienzan den diez minutos, ¿Qué haces…? ¿Qué
pasó? —Preguntó aterrada en cuanto reparó en la mano de Bett.
—Fue un accidente… —Respondí rápidamente a su pregunta.
[ Bettina ]
Abrí los ojos lentamente, la luz que se filtraba por la
ventana de mi habitación resultaba un poco irritante. Mi mano punzaba y ardía
terriblemente aún estando cubierta por vendas.
Me senté de golpe sobre la cama recordando repentinamente
todo lo que había pasado, ¿Realmente todo lo había hecho yo?
La puerta se abrió lentamente, apareciendo por ella una
silueta masculina que yo conocía perfectamente. De repente me sentí culpable…
—Vaya, ya has despertado. —Dijo entre alegre y aliviado,
sentándose a mi lado y abrazándome por los hombros. — ¿Logras recordar todo?
—Sí, o eso creo, lo único que no recuerdo es cuándo me quedé
dormida. —Confesé. Jared sonrió y apretó su abrazo.
—Te desmayaste por falta de sangre Bettina. —Dijo
repentinamente serio y poniéndose de pie frente a mí. —Por lo que me contaron,
eso era lo que querías ¿NO? Sacarte la sangre… ¿Eres tonta, acaso? Bill se ha
puesto histérico, estuvo a punto de irse a hacer otro concierto de caridad para
conseguirte sangre… —Jared se había alterado, echándome en cara todo lo que yo,
y nadie más que yo había ocasionado. —Estuve mucho tiempo intentando
tranquilizarlo, y finalmente llamamos a un doctor que vino a revisarte. —Suspiró
llevándose las manos a la cabeza. Yo sabía que para Jared era muy difícil
regañarme de esa forma, pero él y yo sabíamos que un regaño era lo que yo
necesitaba por mi estupidez. —Por suerte no necesitas ninguna transfusión.
—Perdón… —Murmuré.
—A mí no es a quién tienes que pedir perdón, sino a ti misma.
—Me quedé callada como un muerto, intentando reprimir mis inútiles lágrimas. —Anoche
hablé con Bill… —Continuó hablando después de unos minutos en silencio. Levanté
la cabeza y miré a mi hermano a los ojos. —Le dije que necesitas ir al
psicólogo.
—Sabes que no volveré a ir con uno jamás. —Le corté antes de
que continuara con sus ridiculeces.
—Vas a volver aunque no quieras Bettina. —Levantó la voz,
poniéndose más serio si es que era posible. Mi hermano mayor… ¿Realmente
debería obedecerlo ahora? —Es lo que necesitas.
— ¿Qué te dijo Bill cuando le dijiste? —Pregunté. Me sentía
molesta con mi hermano, Él sabía perfectamente que yo juré no volver con un
psicólogo, ya que siempre me habían causado mucho daño, todos se empeñaban en
hacerme recordar demasiado todo lo ocurrido con Marlon, y mientras más lo
recordaba, peor era mi situación. Y ningún psicólogo había conseguido ayudarme…
—Me dijo que iba a intentar hacer algo por ti. — ¿A qué se
refería con eso? Bill sabía sobre mi rechazo hacia los psicólogos, él jamás
dejaría que Jared me obligara a ir con uno, ¿O sí? De repente me sentí
frustrada.
—No te voy a llevar con cualquiera. —Volvió a sentarse a mi
lado, giré la cara, no quería seguir escuchándolo. —Eres novia de uno de los cantantes más
famosos del mundo, por lo que no dejaré que le cuentes tu vida privada a un
desconocido. —Había olvidado eso. Si llegaba y le contaba mis problemas a una
persona sin conocer me iba a resultar demasiado caro en todos los sentidos.
—Tú lo has dicho Jared, ahora definitivamente es un NO. —Enfaticé
la última palabra y me crucé de brazos. — ¿Dónde está Bill? —Pregunté aún
molesta, intentando dejar el tema de la psicología en el olvido.
—Les pedí a Tom y Kayla que se lo llevaran a algún lugar para
que se tranquilizara, y creo que fueron de compras. —Asentí. Me sentí mal por
él, seguro se había asustado demasiado al verme en ese estado.
— ¡Mis terapias! ¿Por qué no me llevaste? —Le reproché a mi
hermano, él me miró con cara de: ‘No seas idiota’
—No lo sé, tal vez se me olvidó, o tal vez fue porque estabas
desmayada por haberte masacrado con vidrios.
—Diablos, mi primer día y no fui… —Repliqué, más a mi misma
que a nadie más.
— ¿Primer día? —Preguntó confundido. Suspiré
—Olvidé decírtelo ayer con todo lo que pasó. Milsha ya no es
más mi terapeuta, logró conseguir un mejor trabajo y se fue, y ahora me ha
dejado con un chico. —Expliqué tan rápido que dudaba que mi hermano hubiese
entendido todas mis palabras.
— ¿Un chico?
—Su nombre es Serch, él me ayudará a caminar ahora. —Respondí
alegre recordando la conversación que había tenido con él, era un chico
sumamente amigable.
Diablos!!! Imagino komo se sentió Billito al verla en ese estado y no poder hacer nada :( y ella taaan LOCA(? keriendo erradicar de esa manera la sangre de ese depravado y asqueroso :'( Y Jared komo tmb la kiere tanto kree ke lo mejor es ESO: Un psicologo pero no sé :/ y faltó a su terapia de rehabilitación, pero por una kausa valedera DIOS!! Gracias por avisar 100pre y sorry por la tardanza en komentar :) ♥
ResponderEliminary ahora es cuando creo que el chico nuevo de las terapias hará de psicologo y quizás algo más para bet! de verdad me estresas! XD nah es broma! sigoo!
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