lunes, 21 de enero de 2013

Cap. 7 Automatic Dreams [2da. temp.]

Capítulo 7: Rápidos y 

fugaces.


[ Bettina ]

Jared y Vinz entraron a la cocina y comenzaron a llevar los platos al comedor. Era la hora de cenar. En lo que yo había estado en mi terapia, o más bien, conociendo a mi nuevo terapeuta, Jared se había encargado de cocinar un poco de lasaña para la bienvenida.

—¿No quieren que les ayude en algo? —Pregunté nerviosa. Era sumamente incómodo quedarme postrada en una silla, sentada, observando cómo Bill, Vinz  y Jared caminaban apresurados llevando la comida y los platos al comedor.

—No es necesario pequeña. —Respondió mi hermano parado frente a mí, revolviéndome un  poco el pelo cariñosamente.

—Pero yo… —Repliqué, y mi querido Jared me interrumpió.

—Vale, se que te sientes incómoda. ¿Qué te parece si subes a decirles a Kayla y Tom que bajen a cenar pronto? —Sonreí y asentí.

—Dame mi muleta por favor…

—Toma… —Mi hermano me tendió mi artefacto para caminar y me ayudó a ponerme de pie. Le regalé una sonrisa de agradecimiento por su ayuda. —Ten cuidado al subir. —Me advirtió en cuanto comencé a avanzar.

—¿Segura que puedes subir? —Me preguntó Bill en cuanto pasé por su lado caminando con ayuda de mi muleta.

—Claro que sí tonto. —Respondí sonriente. El sonrió también, emocionado. Yo podía notar claramente en sus ojos que el verme recuperándome le hacía completamente feliz. Y el verle feliz a él, me hacía más feliz a mí.


Comencé a subir las escaleras con mucho cuidado de no carme. Con mi brazo derecho me apoyaba en la muleta, y con el izquierdo del barandal de la escalera. No me demoré mucho en llegar hasta la segunda planta. Me dirigí inmediatamente a la habitación de Kayla porque, era más que obvio que estarían allí. ¿Dónde más?

—¡Kayla! ¡Tom! La cena está casi lista, ¡No tarden! —Golpeé la puerta un par de veces después de decir aquella oración. Sin esperar alguna respuesta por parte de ellos, me di media vuelta y me dirigí a mi habitación.
Me dirigí hacia el enorme espejo del tocador y observé cada detalle de mi atuendo. El vestido me quedaba perfecto, era completamente de mi estilo y me encantaba. No era demasiado revelador, pero tampoco parecía de monja. Simplemente me hacía lucir sencillamente sexy, sin necesidad de de enseñar demasiado escote.
Después de cerciorarme de estar completamente linda, coloqué un poco más de perfume en mi cuerpo y salí de la habitación. Caminé lentamente por el pasillo que dirigía a las escaleras. Me sorprendí al darme cuenta que Tom y Kayla también estaban en el pasillo y recién bajaban; yo me había tardado alrededor de diez minutos en mi habitación, y habría casi jurado que ellos ya se encontraban abajo, ayudando a los demás a preparar la mesa.
Observé fijamente a Kayla. En sus mejillas se podía notar un ligero enrojecimiento apenado, y Tom parecía haber estado en un campo de flores. Sonreía.
—Chicos… —Llamé la atención de ambos antes de que comenzaran a bajar por las escaleras. Kayla volteó a verme y rápidamente bajó la mirada. Tom siguió sonriendo. —Creí que ya estaban abajo…
—Justo íbamos ahora… ¿Quieres que te ayude a bajar? —Se ofreció Tom acercándose  a mí.
—Kayla, ¿Qué tienes? —Pregunté acercándome un poco más hacia ella. Negó con la cabeza y me dedicó una sonrisa sincera.
—Luego… luego hablamos ¿Vale? —Me respondió sonriente. Asentí.

Comenzamos a bajar las escaleras, Tom me ayudaba un poco para evitar que me cayera. Aunque ya pudiera caminar un poco con ayuda de la muleta, aún no era capaz de sostenerme en pie por mí misma, y el bajar unas escaleras yo sola era un reto difícil para mí.




[ Tom ]

Kayla y yo nos encontrábamos sentados en el frío piso del baño. Yo, con los pantalones por debajo de las rodillas, y los bóxers mal acomodados en mi cuerpo. Kayla, recargada en la pared al lado de mí, con la cabeza posada en mi hombro. Su respiración era pausada, tranquila. Perfecta para mis oídos.

— ¿Qué ocurre? —Le pregunté de repente, sacándola de sus pensamientos. Giró la cabeza y me observó unos segundos con una expresión seria.

—Aún no puedo creer que Tom Kaulitz sea mi novio… —Murmuró sin salir de su ensoñación, yo sonreí.

—Y yo aún no puedo creer que haya embarazado a una fan. —Solté una pequeña carcajada, ella me lanzó una mirada asesina.

—Idiota.

—Has estado increíble. —Y como por arte de magia, sus mejillas se tiñeron de un tierno rubor rojo.


Después del problema con mi entrepierna, Kayla prácticamente me arrastró hasta el baño, entrando ella junto conmigo y cerrando la puerta con seguro; y como si fuera una experta, dominándome por completo, me pegó contra la pared y me besó, más bien, me devoró y yo la devoré a ella. Sus manos se dirigieron por si solas hacia mi entrepierna, restregándolas descaradamente. Desabrochó el botón que mantenía a mis anchos pantalones en su lugar y me los bajó de un tirón. La apreté de la cintura con mis brazos, y me senté en el piso, sentándola a ella frente a mí. De un inesperado movimiento bajó mis bóxers y observó ansiosa mi notable erección; se pasó la lengua por los labios y sonrió, parecía estarse planteando rápidamente si estaba segura de lo que iba a hacer. Y al parecer, si lo estaba. Agarró fuertemente, pero con cuidado mi miembro viril y comenzó a agitarlo entre sus manos, con movimientos suaves y lentos, que rápidamente se transformaron en rápidos y fugaces. Acercó su lindo rostro hacia el pedazo de carne que sostenía entre sus manos, cerrando los ojos y suspirando un poco, se acercó más y más, hasta colocar sus labios en mi pene, repartiendo pequeños besos húmeros por la punta. Siguió agitando y de repente se detuvo, para comenzar a repartir descarados lametones por toda mi erección. La bandana que había tenido en mi frente, se empapó de sudor rápidamente, y me la saqué, ya que resultaba incómoda.
Separé a Kayla de mi erección y la jalé del cuello atrayéndola hasta mi rostro, juntando repentinamente sus húmedos labios con los míos. Ella estaba casi temblando de los nervios, era obvio que era la primera vez que hacía algo así, y quería hacerla sentir cómoda conmigo.

Y así fue como ella me ayudó a deshacerme de mi “problema” antes de que tuviéramos que bajar para la cena.




Kayla se puso de pie y se miró en el espejo del baño, comenzando a arreglar un poco su cabello. Mientras ella se acomodaba la ropa y se arreglaba el maquillaje, yo me puse de pie y subí mis pantalones. Me saqué el suéter negro que traía puesto y lo arrojé al suelo. Noté que mi camiseta estaba húmeda por el sudor y también me la saqué. Kayla me vio de reojo por el espejo y de repente se puso tensa. Me reí.
 
—Tranquila, no haremos nada que no quieras. —Le anuncié sonriente. Ella se giró para mirarme con una ceja alzada.

— ¿Por qué te quitas la camisa?

—Está húmeda, no pienso cenar así. Es nuestra cena de bienvenida y me sentiría como un cerdo mojado.

—Da igual, hay ropa tuya en un cajón del tocador, ve a vestirte rápido que ya nos deben de estar esperando. —Asentí mientras ella salía del baño, y yo salí tras ella.


Cuando estuve listo, ambos salimos de la habitación tomados de la mano. Kayla no había sido capaz de verme a los ojos, por alguna razón le parecía vergonzoso mirarme después de lo que habíamos pasado.

Nos encontramos con Bettina cerca de las escaleras y llegamos los tres al comedor, donde Bill, Jared y Vinz servían los platos.

Había llegado la hora de la cena, la hora de la verdad, ahora sí se iba a decidir mi futuro, el de Kayla, y el de mis bebés.




1 comentario:

  1. holaaa! ya me he leido tus capis! :) me encantaaaan! y a kayla le ha dado un aire de senxualidad y perversion! XD
    gracias por pasar el otro dia! cuidate mucho :)

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