Un
par de horas más tarde, despierta. Son alrededor de las 2:30 de la madrugada, y
una punzada ha hecho que despertara de sopetón.
—
¿Qué? —Se pregunta. —Una punzada más. —Mi bebé.
Kayla
se levanta con las manos en el vientre, y se sienta en la esquina de la cama,
recordando las palabras de Bill. Al parecer toda su familia la odia. Lo único
que se le ocurre es llamar a Serch.
—
¿Hola? —Responde el terapeuta del otro lado de la línea.
—Serch,
ya no aguanto más. —Comienza a llorar de nuevo. —Todos me odian.
—
¿Por qué no me dijiste que la bebé es mía? —Es lo único que se le ocurre decir.
—Tenía derecho de saber, es injusto que me alejes de ella, y es injusto que
engañes a Tom.
—
¿Bettina te dijo algo a ti también?
—Lo
sé todo Kayla, mañana iré a tu casa y todos hablaremos con Tom, para buscar
juntos una solución a esto.
—
¿¡Qué mierda!? ¿¡Por qué diablos no me dijiste nada antes!? —Responde Kayla
furiosa. — ¡Ahhh! —Otra punzada más. —Algo le pasa a mi bebé.
—
¿Qué? —Pregunta Serch preocupado.
—No
quiero que Tom sepa la verdad…
—
¡Yo merezco estar con mi hija!
—
¡No vengas mañana!
—Tengo
que, se lo prometí a Bettina.
—Bettina
es una maldita traidora. —Una más. — ¡Joder!
—
¿Kayla?
—Serch…
ven por mí.
—
¿Por qué? ¡No!
—Hay
que fugarnos, tú y yo, con la bebé.
—
¿A dónde? —Pregunta Serch completamente en shock.
—
¡A tu casa! ¡Ahh! —Otra más. —Ven rápido. Así nos evitamos hablar con Tom, y
esperamos a que todos se calmen.
—De
acuerdo. —Serch nervioso cuelga, y se encamina a ir por Kayla.
Retorciéndose
del dolor, Kayla comienza a empacar un poco de ropa dentro de una mochila, ropa
de ella, y de sus hijos. Una punzada tras otra, y por la presión de su huída,
la mancha de sangre en su pijama le ha pasado desapercibida.
Decide
escribir una pequeña nota en la que redacta: “Me voy, los niños están bien. Lo siento Tom, lo nuestro ya no da para
más. Lo siento Bettina, lo siento Jared.”
Serch
llega alrededor de 20 minutos después, sube hasta la habitación sigilosamente,
y ayuda a llevar a los niños dormidos en brazos hasta el coche. Kayla se
encarga de llevar la ropa, sábanas, y algunos juguetes.
Nadie
se ha dado cuenta que ella ha salido de casa.
—Vamos a un hotel. — Sugiere Serch. —
Todos sospecharán que estás conmigo e irán a buscarte.
A la mañana siguiente, Tom llega muy
temprano a casa, y sube a la habitación de Kayla, y al notar que ni ella ni sus
hijos están, entra en una desesperación. Su primera reacción es ir a buscar a
Bill a la habitación de Bettina, mientras que Bett va a buscar a Jared.
Al entrar, Bill encuentra la carta, la
cual para Tom había pasado desapercibida. En cuanto entran Bettina, Jared y
Vinz a la habitación, Bill la lee en voz alta.
Un dolor agudo siente Tom en el pecho,
completamente confundido.ç
— ¿Cómo que lo nuestro no da para más? —Dice,
aguantando las lágrimas que luchan por salir de sus ojos. —A pesar de las
peleas, yo siempre he estado con ella, y siempre he hecho mi esfuerzo para que
nuestra relación funcionara.
—Tom… —Lo interrumpe Bettina.
—Tenemos que decirte algo. Deberías sentarte.
—Bill aconseja a su hermano, haciendo que éste se siente en la orilla de la
cama.
— ¿Ustedes saben a donde fue? —Pregunta
colocando las manos en su frente. — ¿¡Y por qué se lleva a mis hijos!? —Grita.
—Si quería dejarme debió decirme primero, nunca llevarse a mis hijos lejos de
mí. —Tom ha comenzado a llorar. Bill se sienta a su lado y lo abraza por los
hombros.
—Tom. —Jared comienza a hablar. —Kayla le
confesó a Bettina algo muy fuerte.
— ¿Qué cosa? —Pregunta un Tom
desconcertado, invadido por las lágrimas de confusión.
—El bebé que está esperando… —Jared traga
saliva. —No es tuyo. —Tom levanta la cabeza, irradiando terror por los ojos.
— ¿¡PERO QUÉ MIERDA…!?
—Kayla te ha sido infiel por mucho tiempo.
Realmente tiene siete meses de embarazo. Se lo confesó a Bettina recientemente.
—Ninguno de nosotros jamás lo sospechó.
—Dice Bett, recargándose en el brazo de su hermano.
—Eso no puede ser verdad. —Tom ha dejado
de llorar, ahora sólo se puede apreciar coraje, dolor e incredulidad en sus
ojos. — ¿Con quién? ¿Quién es el padre? ¿¡Con quien me ha estado viendo la cara
esa estúpida!? —Grita de nuevo. Bill lo abraza más fuerte.
—Serch. —Murmura Bettina. Tom comienza a
llorar de nuevo.
— ¿Por qué no me dijo la verdad? —Murmura.
—Ella no quería lastimarte Tom. —Dice
Bill.
—No creo merecer esto. —Tom comienza a
llorar de nuevo, y está completamente destrozado por dentro. —Siempre la he
respetado, le he dado mi amor a ella y a los niños. Siempre he estado a su
lado. No entiendo por qué me hace esto…
—Tom, sé que duele, pero necesitas seguir
adelante. Tenemos que encontrar a mi hermana para que hable contigo a la cara y
puedas estar con tus hijos.
— ¿Se fue con Serch? —Pregunta Tom
levantando la cabeza.
Por otra parte, Kayla, Serch, y los
mellizos se encuentran durmiendo en una habitación de hotel barato. Kayla aún
siente las punzadas, menos intensas, por lo que ha podido soportar un poco más.
Se levanta temprano, y nota la gran mancha
de sangre en su ropa.
—No puedes hacer nada Kayla. —Murmura para
sí misma.
Tan sólo decide cambiarse de ropa, y
seguir ignorando el dolor agudo en su vientre.
Bill y Tom han decidido utilizar las
influencias de David, su manager, para conseguir localizar a Kayla y a Serch
por vía satélite. Mientras que Bettina y Vinz insisten haciendo llamadas
telefónicas. Jared ha ido con Gustav y Georg a intentar abrir la casa de Serch,
sin embargo, no encontraron nada, y han decidido ir a preguntar a algunos
hoteles de la ciudad.
—Kayla tenemos que ir a un hospital.
—Serch insiste, está bastante nervioso. Kayla se retuerce de dolor en la cama,
mientras que Freddy y Layla lloran de hambre.
— ¡No! Mejor consigue algo de comida. —Ella replica.
—No tengo suficiente dinero.
— ¿¡Entonces como pretendes que
sobrevivamos estos días!?
— ¡No lo sé! Tú sólo me has dicho que
escapemos, no teníamos nada planeado.
—Sólo consigue algo por favor, los niños
lo necesitan. Hay un poco de dinero en mi mochila.
Serch toma el dinero y sale en busca de
comida, y algún medicamento para el dolor.
A pesar de su error, él es buena persona.
Jamás dejaría a Kayla sola, ni a los bebés, inocentes de la difícil situación.
Bettina llama a Kayla por enésima vez.
Ésta desesperada por el dolor y el llanto de los bebés, decide atender la
llamada.
— ¡Kayla! ¿Dónde estás? —Dice Bettina en
cuanto su hermana coge la llamada. Bill y el detective que rastreará la llamada
se acercan para escuchar en el altavoz. — ¿Dónde te has metido?
—Estoy bien, por favor dejen de buscarme.
—No estás bien, algo te pasa. —Dice
Bettina alarmada. — ¿La bebé está bien? ¿Freddy y Layla? ¿Estás con Serch?
—Todos estamos bien. —Suspira. — ¿Y Tom?
—Bettina voltea a ver a Tom, quien se encuentra en la esquina de la habitación,
con los brazos cruzados, escuchando la llamada. Él niega con la cabeza.
—Igual está bien. Dime dónde estás por
favor.
—No te diré Bettina.
—Está bien, sólo dime si Serch está
contigo. Tengo que asegurarme que estés bien Kayla, ¡por favor!
—Ya te dije que estoy bien. —Replica.
—Llamaré a la policía si no hablas Kayla
Murett. —Advierte Bett con tono severo. Kayla cuelga la llamada.
—Comenzaré a rastrear la llamada. —Dice el
detective. —Aunque deberían llamar a la policía.
Una vez que el detective tiene la
localización, Bettina llama a la policía, y Bill llama a Jared, Georg y Gustav.
Todos se encaminan hacia el hotel donde Kayla debería estar.
En cuanto Kayla colgó la llamada, Serch
llega a la habitación del hotel con algo de comida.
— ¡Trae a los niños! Tenemos que irnos.
—Dice mientras recoge todas sus cosas.
— ¿Por qué? —Pregunta Serch desconcertado.
—Intenté hablar con Bettina, y dijo que
mandará a la policía a buscarnos.
Kayla aún intenta tolerar los dolores, sin
embargo, baja hacia el lobby del hotel como puede, y se encamina hacia donde se
encuentra el auto de Serch. Una vez en el auto, toma algunas pastillas para el
dolor que Serch ha traído.
Freddy está dormido, y Layla come un poco
de los dulces que compró el terapeuta. Kayla está al volante, y Serch a su lado
en el asiento del copiloto.
— ¿A dónde vamos?
—No lo sé, lejos de aquí.
Después de varios minutos conduciendo, lo
dolores en el vientre de Kayla son más y más fuertes, en cambio, se niega a
detener el auto para no perder tiempo.
Jared, Bill, David, y la policía han
llegado al hotel. Jared pregunta en la recepción por Kayla o Serch, y
efectivamente, hay una habitación a nombre de él. Para su mala suerte, cuando
suben a inspeccionar, ellos ya se han ido.
En el estacionamiento del hotel, la
policía obliga al encargado a decir el número de matrícula del auto de Serch. Y
comienzan a buscarlo por todas partes de la ciudad.
Un par de horas más tarde, la policía sigue
sin localizar el auto. Los teléfonos móviles de Kayla y Serch no se pueden
localizar debido a que ambos están apagados.
Todos se encuentran en la sala de estar,
Bill está sentado en un sofá, con un nervioso, destrozado, y consternado Tom al
lado.
Bettina está frente a ellos.
Repentinamente suena el teléfono de la casa. Y Bettina atiende. Todos la miran
expectantes, tratando de deducir quien está al otro lado de la línea. Ella con
los ojos abiertos, lentamente llenándosele de lágrimas, con el teléfono en su
oreja.
—Sí, aquí vive, soy su hermana. —Suspira,
una lágrima resbala por su rostro. —De acuerdo, vamos para allá en un momento.
Bettina se deja caer al piso, llorando.
Jared se pone junto a ella, abrazándola.
—Sí
doctor, yo soy su tutor y hermano mayor. —Responde Jared.
Mientras él firma unos papeles, en la sala
de espera del hospital se encuentra Bill abrazando a Bettina, Tom más nervioso
que nunca a su lado mirando al suelo, y Vinz esperando a su esposo. Mientras
que la policía llegará en un momento.
—Jared, dinos que pasó. —Suplica Bettina
en cuando ve que su hermano se aproxima.
—Se accidentaron. —Dice con pesar. —Por
ahora sólo se sabe que Kayla estaba sufriendo un aborto espontáneo desde la
mañana, y no se atendió. Al parecer el aborto fue ocasionado por tantas
emociones fuertes que ha tenido en los últimos días. Tomó medicinas no aptas
para su embarazo, lo que provocó que… —suspira. —Que perdiera al bebé.
—Dios… —Bettina comienza a llorar de
nuevo.
— ¿Y mis hijos? —Finalmente después de horas
estando callado, Tom se atreve a preguntar por sus pequeños.
—No lo sé. Por ahora sólo me ha dicho eso
el doctor. —Responde. —El accidente fue ocasionado porque Kayla venía
conduciendo, en una curva le dio un dolor insoportable, por lo que perdió el control
y se estampó contra un camión de carga.
Después de unos minutos, el doctor de
acerca de nuevo hacia ellos.
—La señorita se encuentra gravemente mal.
—Musita el doctor, con voz llena de profesionalidad.
— ¿Va a estar bien? —Pregunta Bettina preocupada.
—Honestamente... —Todos suspiran. —Se ha
golpeado muy fuerte la cabeza. Temo que pronto comenzará a delirar. Y
posteriormente, agonizar.
Bettina se ha soltado a llorar en el pecho
de Bill. Tom tiene los ojos llenos de lágrimas, sin duda alguna, éste ha sido
el día más doloroso de toda su vida. Jared mira hacia el suelo, intentando ser
fuerte, mientras su esposa lo abraza.
—Ella ha pedido hablar con Tom. Dice que
es a la única persona que desea ver. —Dice el doctor. Tom levanta la mirada.
—Tienes que ir. —Sugiere Bill.
—No estoy seguro de querer verla así.
—Dice Tom con voz destruida.
—Tom, tal vez ésta sea su última voluntad.
No se la quites. —El doctor intenta animarlo con voz cariñosa. Tom se pone de
pie y el doctor le sonríe contagiado con su dolor, guiándolo hacia la
habitación.
Tom vestido con el equipo de seguridad
necesario, ingresa a la habitación. Siente un dolor en su pecho cuando lo
primero que sus ojos ven es una desahuciada Kayla, con la cabeza vendada,
golpes por todo el rostro, y diversos aparatos conectados a su cuerpo.
—Tom. —Dice ella con voz entrecortada.
—Tom.
—Kayla, que has hecho. —Él se acerca a
ella, le acaricia la cara suavemente.
— ¿Sabes todo? —Pregunta ella, su voz es
casi inaudible.
— ¿Por qué me mentiste así? —Pregunta Tom.
Ha comenzado a llorar. —Si ya no me querías, pudimos ser amigos, o buscar otra
oportunidad.
—Nunca te he dejado de querer. —Kayla
también está llorando. —Perdóname Tom. —Suplica. —Nunca intenté hacerte daño.
—No llores. —Le limpia las lágrimas.
—Tienes que recuperarte de esto.
—No me voy a recuperar Tom. —Comienza a
respirar con más y más dificultad. —Lo sé.
—No digas eso. —Tom le toma las manos y
las coloca en su rostro. —Tienes que luchar por tu vida. No lo hagas por mí si
no quieres, hazlo por Freddy y Layla. —Tom llora más y más.
— ¿Ellos están bien?
—No tengo idea, no nos han dado noticias
de ellos.
—Sólo deseo que ellos también me perdonen.
—El ritmo cardíaco de Kayla cada vez es más lento. Ella comienza a tener la
mirada perdida. Y Tom llora intensamente. Está convencido de que Kayla está
viviendo sus últimos minutos de vida, por lo que decide sacar su móvil y grabar
sus últimas palabras. —Dile a Jared y a Bettina que me perdonen. Y dile a Bill
que tenía razón. Pero principalmente perdóname tú Tom, eres el amor de mi vida.
A todos ustedes los amo demasiado.
—Kayla… —Tom le acaricia el rostro.
—Prométeme que te vas a asegurar que los
niños no me odien. Freddy y Layla son una extensión de mi corazón, y no les
quiero fallar como ya le fallé al bebé que esperaba nacer dentro de mí.
—No le vas a fallar a nadie Kay, ellos te
aman. Bettina y Jared te aman. No puedes irte así.
—Tom, no llores. —Ella intenta acariciar
el rostro de Tom, pero su mano cae. No tiene fuerzas. —Encontrarás a tu
verdadero amor. Tú fuiste el mío, pero yo no supe ser el tuyo. Jamás merecí
tener a alguien tan bueno como tú a mi lado.
—Todos cometemos errores Kay, deja de
sentirte así.
—En verdad perdóname, todos perdónenme.
Tom detuvo la grabación, y comenzó a
llorar como nunca lo había hecho en su vida. En la habitación sólo se escuchaba
el estresante sonido que indicaba que el corazón de Kayla había dejado de
latir, y el dominante llanto y dolor de Tom.
El doctor entra en la habitación minutos
después, y le pide a Tom que sea fuerte, lamentablemente tiene una noticia que
darle a él, y a los demás de la familia.
Al salir de la habitación, Tom corre hacia
la sala de espera.
—Se ha ido. —Dice llorando mientras corre
a abrazar a Bill. —Yo no la quería ver morir.
Jared y Bettina lloran juntos, mientras
que Vinz llora en silencio mirando hacia el suelo.