martes, 23 de julio de 2013

Cap. 18 Automatic Dreams [2da. temp.]

Capítulo 18: Planes.


— ¿Dónde está Tom? —Pregunté en cuanto Bill me llevó a su camerino y Tom no estaba; ellos me habían dicho que compartían camerinos ahora…

—Encerrado en el camerino de Georg. En cuanto acabó el concierto corrió hacia allá y no ha querido salir.

—Tengo planes para él, ¿me ayudarías? —Pregunté cruzándome de brazos.

¿En el camerino de Georg?

— ¿Qué tipo de planes? —Preguntó mi cuñado parándose a mi lado.

—Ayúdame y te digo. —Guiñé un ojo y Bill sonrió entendiendo claramente mis intenciones.


           
            Minutos más tarde en cuanto me sentí lista, Bill me guió hacia el camerino donde se encontraba Tom; fuera de éste se encontraban de pie Georg cruzado de brazos, y Gustav visiblemente tranquilo y exhausto.
Ambos me sonrieron en cuanto me vieron, caminé hacia ellos y los abracé al mismo tiempo.

— ¡Qué sorpresa! Hace mucho que no te veíamos. —Saludó alegre el bajista en cuanto deshice el abrazo grupal.

—Ya me hacía falta verlos. —Murmuré controlando mis ganas de llorar.

Georg y Gustav desde siempre habían sido muy importantes para mí, al igual que Bill y Tom; y el verlos en persona de nuevo me había removido demasiados sentimientos, como la primera vez que los vi y hablé con ellos.

—Necesito ver a Tom… —Murmuré de nuevo, olvidando mi nostalgia y concentrándome en lo mío.

—Encerrado allí. —Señaló Georg la puerta haciendo una mueca graciosa con los labios. Sonreí.

—Bill, ¿No irás a ver a Bettina? —Le pregunté a mi cuñado repentinamente.

—Más noche iré. Por ahora… Georg, Gustav, vayamos a relajarnos un momento a mi camerino. Dejemos a Kayla conversar tranquila con Tom.

— ¿Conseguiste la llave para abrir…? —La voz de Gustav se desvaneció en cuanto le mostré la llave entre mis manos antes de que terminara de hacer su pregunta.

Había resultado un poco complicado obtenerla. Bill había tenido que hablar con David para que él fuera a convencer a algunas personas encargadas.

—Mucha suerte Kayla. —Bill me abrazó.

Me despedí de Georg y Gustav y abrí la puerta del camerino intentando hacer el menor ruido posible.

Todo estaba completamente oscuro.

Tragué saliva. ¿Estaría él bien? No lo veo por ninguna parte.
Empujé un poco más la puerta, lo suficiente para poder ingresar a la habitación y cerrarla a mis espaldas.

—Tom, ¿dónde estás? Me gustaría hablar contigo… —Murmuré sintiendo un poco de miedo.
¿Y si dentro del camerino se encontraba alguna fanática loca acuchillándolo?

El terror comienza a fluir por mis venas…

— ¿Por qué viniste al camerino de Georg? ¿No querías que Bill te dijera algo por lo que pasó en el escenario?

El silencio es completamente mortal.

Avancé lentamente

—Tom…

—Lo menos que quería era que Bill me regañara. —Escuché su voz a mi lado izquierdo, más no lo vi por ninguna parte.

—Ya hablé con él… —Comencé a caminar hacia el sofá que se encontraba a la izquierda de la puerta y me detuve frente a él.

Tragué saliva y continué caminando hacia la parte trasera del sofá, allí se encontraba Tom sentado en el suelo, con su guitarra negra sobre sus piernas.
Me senté de rodillas a su lado y lo miré a los ojos, él se sentía destrozado, pero… ¿Por qué exactamente?

—Bill temía que yo me enojara contigo y rompiera nuestro compromiso. —Musité intentando ver su reacción; él sólo abrió más los ojos mirándome perplejo. —No lo haré Tom.

—Yo sólo intenté… —Lo interrumpí.

—Intentaste demostrarle a tus fans que yo realmente te importo… y que te da igual si a ellas les gusto o no.

—Exactamente…

—Eso ha sido lo más hermoso que alguien ha hecho por mí.

—Kayla, por ti haría eso y mucho más. —Colocó la guitarra frente a nosotros y arrastró su cuerpo por el suelo, lo suficiente hasta acercarse más a mí y apretarme entre sus brazos en un romántico abrazo.

Mi cabeza apoyada sobre su pecho, justo sobre su corazón. Sus manos de él moviéndose lentamente de arriba abajo por mi espalda.

—Te amo… —Murmuré.

Comencé a repartir varios besos por su cuello, distrayéndome un par de veces con su sensualmente esculpida manzana de Adán.
Él jugueteaba con mi cabello, apretándolo entre sus dedos, y peinándolo y despeinándolo al mismo tiempo. Un gemido escapó de sus labios y yo sonreí.

Sin que él se percatara de mis intenciones, lo empujé hacia atrás bruscamente, provocando que él cayera sobre su espalda quedando acostado sobre el suelo.
Apoyándose sobre sus antebrazos, levanta la cabeza y me mira sorprendido, y antes de que él pueda articular palabra, yo saco de un hábil movimiento mi camiseta arrojándola hacia alguna parte del suelo.
Y enseguida saco mi sostén, lanzándoselo a Tom a la cara.

—Ka… ¿qué? —Pregunta sorprendido. Muerdo mi labio de la forma más sensual que se me ocurre, y me coloco a horcajadas sobre él.
                                                                                                     
—Quiero sexo contigo, ¡ahora! —Le grito, y comienzo a reírme. Él quita el sostén de su cara y se sienta, situando su rostro demasiado cerca del mío.

Rápidamente introduzco mi mano dentro de sus pantalones. ¡Ventajas de la ropa ancha!
Con la otra mano desabrocho el botón y la cremallera rápidamente.

Mis manos se restriegan descaradamente contra su no tan grande erección. Y él sigue con la boca abierta observándome sin entender mis acciones.

—Kayla, yo… no puedo. —Murmura apretando los dientes. Lo empujo de nuevo, y él vuelve a caer hasta chocar su espalda contra el suelo.

— ¿Por qué no? Acabas de decir frente a más de diez mil personas que me amas, ¿qué es lo que te detiene Tom? —Intento burlarme de él poniéndome de pie y al mismo tiempo deslizando mis jeans por mis piernas, acompañados de mi ropa interior.

Yo misma me sorprendo. Normalmente siempre he sido una chica muy pudorosa, y justo ahora me importa una mierda que Tom me vea desnudarme cínicamente frente a él.

—Yo… —Traga saliva. —No traigo protección… y si volveremos a hacerlo, quisiera que ésta vez fuera de forma responsable…

—Diablos… yo quería que me hicieras otro par de gemelos. ¡Nos salen divinos! Deberíamos hacer varios más… —Él abre los ojos aún más si es que es posible, y yo me río, colocándome de nuevo sobre él.

—Hablo en serio, no me tientes por favor… —Murmura.

— ¿Por qué no me tocas? —Le reclamo fingiéndome molesta.

—Si te toco sé que no me detendré…

— ¿Y si te doy esto, me tocarás? —Muerdo mi labio y saco del interior de mi zapato deportivo un pequeño paquete cuadrado que Tom conoce perfectamente.

— ¿De dónde…? —Su pregunta queda en el aire. Yo comienzo a bajarle sus anchos y pesados pantalones.

—Bill me lo dio. No sabía que él tuviera una vida sexual tan activa… ¡Con mi hermana! —Exclamo divertida. Tom se ríe.

—Créeme, la tienen.


Nuestra conversación se termina cuando me precipito hacia sus labios y lo beso vorazmente. Él como el experto que es, me besa con miles de sentimientos y sensaciones.
Sin darme cuenta, él se da la vuelta, colocándome debajo de él, y se quita lo que le resta de ropa, quedando completamente desnudo sobre mí.
Me lanza el paquete del condón abierto, yo lo saco y lo coloco ágilmente sobre su ahora ya creciente erección.

—Te dolerá… —Me advierte en una forma discreta de pedirme permiso para accesar por completo a mi cuerpo.

—Lo sé… —Murmuro. Había olvidado eso. —Me da igual, seguro dolerá menos que la primera vez que me la metiste.

— ¿Desde cuándo eres tan basta con tu vocabulario? —Pregunta sorprendido y divertido a la vez.

—Desde que Tom Kaulitz es mi novio.

Agarro su rostro firmemente entre mis manos, introduciendo mi lengua lo más que puedo dentro de su boca.

Él se inclina sobre mí, y se introduce lentamente uniendo su cuerpo con el mío de la forma más lujuriosa y romántica que pueda existir.




Sexo en el frío piso, detrás de un sofá, junto a una guitarra.
Esos no eran mis planes, pero jamás pensé que sería tan placentero…


[ Bettina ]


Los guardaespaldas que habían ido a perseguir a Kayla después de que ella saliera huyendo como una delincuente, regresaron alrededor de veinte minutos después. Veinte minutos en los que todos estuvimos preocupados…
¿Qué tal si algún fan desquiciado le había hecho algo?
¿Y si ella cometía alguna locura?
Ella sabía perfectamente que después de cada concierto, los chicos necesitan un buen descanso estando solos… ¿Por qué había huido para encontrar a Tom?

Uno de los guardaespaldas nos explicó que Bill la encontró cuando unos guardias la estaban medio golpeando, ¡joder!


— ¿Estás bien? —Me preguntó Serch sacándome de mi ensoñación.

Todos nos encontrábamos en la camioneta de Jared, camino a la casa de Serch para dejarlo allí.

—Sí, es sólo que Bill no me ha llamado para avisarme que ocurrió con mi hermana… —Murmuro.

Serch agarra suavemente mis dos manos y las aprieta entre las suyas. Levanto la mirada nerviosa hacia él, sus ojos son cálidos y sinceros.

—Tu hermana está bien, si fuera lo contrario, ten por seguro que alguien ya se habría comunicado contigo.


Sonrío. Creo que nunca había conocido a alguien igual de optimista que Serch.

jueves, 11 de julio de 2013

Cap. 17 Automatic Dreams [2da. temp.]

Capítulo 17: Verdaderos fans.


Georg y Gustav entretenían al público de diferentes maneras increíbles. Gustav hacía su ‘ola’ con las manos, mientras Georg tocaba algunas notas con el bajo y teclado haciendo sonidos asombrosos.
Lamentablemente, después del espectáculo que había montado Tom minutos antes, mucha gente se había retirado del concierto, aunque eso no les importaba en absoluto a los chicos.

Kayla lloraba abrazando a Jared. Ni siquiera sabía por qué. Lo que hizo Tom le había parecido dulce y humillante a la vez; y ahora se sentía culpable de que cientos de personas hayan decido irse del espectáculo por razones diversas, aunque la principal había sido probablemente enojo hacia la decisión de Tom o intolerancia hacia la noticia.



— ¿Qué pensabas, que todos iban a aplaudirte con sonrisas y besitos? ¡No, Tom! — Tom se encontraba derrumbado sobre un sofá sin saber qué hacer, mientras que un furioso David Jost estaba de pie frente a él, con el rostro rojo fuego y sacando humo por las orejas enfurecido. No literalmente.

—La verdad es que si. —Se limitó a responder. David se aguantaba con éxito las ganas de golpearlo, inhalando y exhalando…

— ¿Cómo piensas arreglarlo ahora? —Gritó el manager. Tom colocó las manos sobre su cabeza, comenzando a pensar.

—Cancelemos el concierto y se acabó.

— ¡No es tan fácil!

—Espero que te sientas más tranquilo ahora. —Interrumpió Bill la exaltante conversación/regaño apareciendo repentinamente en el camerino.

—Ni yo mismo sé que pensar ahora… —Murmuró. Bill se hincó frente a Tom, observándolo sin decir nada instándolo a continuar. —Sólo quería que Kayla se sintiera mejor, no quería hacerla llorar…

—La conozco, y sé que estará bien. Tan sólo lloró por la frustración o nervios, supongo. —Tragó saliva. Todos sabían que el carácter de Kayla es simplemente ‘especial’, y ahora era el momento idóneo para dudar sobre la reacción de la joven. —Debemos volver al escenario.

— ¿Crees que sea buena idea?

— ¡Excelente idea! Ahora mueve tu horrible cuerpo del sofá y vayan a tocar… —Interrumpió David, Bill se aguantó las ganas de reír.

— ¿Horrible? —Cuestionó Tom poniéndose de pie, Bill hizo lo mismo. —Ahora mismo me siento realmente decepcionado de los fans.

— ¿Sabes que se fue casi la mitad de la audiencia después de todo el escándalo? —Acusó Bill levantando la voz, impregnando su mirada de desesperación al notar las débiles reacciones de su hermano.

—Por eso lo digo, aunque no pensé que hubieran sido tantos, pero…

—Los que se quedaron es porque de verdad les importamos.

—Tú realmente quieres continuar con esto. —Aseguró Tom, Bill rodó los ojos.

—Vuelvan al escenario, chicos. —Ordenó David interrumpiéndolos.

—Sólo lo haré por ti Bill. —Sentenció Tom.



Juntos regresaron hacia el escenario, y se sorprendieron al notar que los pocos fans restantes estaban completamente fascinados con las maravillas que hacían Georg y Gustav.
Georg seguía tocando sus respectivos instrumentos, pero había añadido su voz, comenzando a cantas algunas frases de distintas canciones de la banda, mientras que Gustav lo acompañaba con la batería.
Entre el público se encontraban más periodistas y paparazzis de los que habían antes de que los gemelos se fueran.
Sintiéndose aliviado, Georg caminó rápido hacia Bill y le devolvió su micrófono; le gustaba cantar, pero se sentía nervioso de hacerlo frente a tantas personas, aunque éstas le hayan ofrecido el gran apoyo mientras lo hacía.



[ Kayla ]


Sentía todas las miradas sobre mí y no entendía nada.
Dejé de llorar en el pecho de mi hermano y Bettina me abrazó intentando que me tranquilizara aún más, aunque ni yo misma sabía qué hacer exac


tamente.

En cuanto estuve completamente decidida a dirigirme al backstage a buscar a los Kaulitz, ellos salieron al escenario de nuevo. Ambos se veían temerosos, Bill avergonzado y Tom tenía aspecto de niño pequeño que acaba de ser regañado por su padre.



            Media hora más tarde, el concierto terminó, y en ningún momento Tom dejó de observarme pidiéndome perdón con la mirada.

Mientras la gente comenzaba a abandonar el recinto, varias personas de seguridad nos escoltaron hacia un amplio y oscuro lugar vacío a un lado del escenario. Allí se encontraban todos los autos del equipo; se prohibía el acceso a las demás personas que no fueran del staff, o nosotros.

— ¿Dónde está Tom? —Pregunté alterada. Era la primera frase completa que mi boca lograba formular después de aquel ‘show’ que formó mi novio anteriormente.

—En un momento lo verás. —Se limitó a responder Bettina, interrumpiendo su conversación con Serch, quien amablemente empujaba la silla de ruedas de mi hermana.


Negué con la cabeza comenzando a molestarme. Todos estaban percatados de cómo me sentía yo, y sin embargo, todos me ignoraban; y no tenía a mis hijos cerca para consolarme. Ellos estaban en casa, siendo cuidados por nuestra nana Flor.


Sin pensármelo dos veces, salí corriendo disparada de regreso hacia el lugar. Escuché cómo Jared y Vinz gritaban mi nombre mientras yo me encarreraba, y detrás de mí escuché un par de pies perseguirme, que seguramente serían los de los guardaespaldas. 

Pocas personas quedaban en el lugar, algunas tomaban fotografías del escenario y la batería de Gustav. Noté que varios paparazzis y fans me fotografiaron a mí siendo perseguida por los sujetos vestidos de negro que deberían cuidarme.
Subí rápidamente por unos cuantos escalones un tanto altos hasta lograr subir al escenario. Recorrí toda la superficie lisa desde un extremo al otro; corrí lo más rápido que pude por las escaleras que me llevaban hacia el punto más alto del escenario, allí mismo donde Bill solía subirse para poder apreciar a toda la gente desde el máximo esplendor.
Me detuve unos segundos, recuperando un poco el aliento y reparando en que eran bastantes personas las que me miraban y fotografiaban.
Saludé cínicamente, sabiendo de antemano que ellos sabían perfectamente quien era yo, y seguramente a algunos les desagradaba mi sola existencia.

“Para haber dado a luz hace pocos meses, aún puedo correr perfectamente”. Pensé y sonreí orgullosa.

Bajé de nuevo por las escaleras, aliviada de que los hombres que me perseguían aún no me alcanzaban.
Me dirigí hacia la parte trasera, desapareciendo de la vista de los flashes de las cámaras.
Me detuve de repente, chocando con el gran cuerpo de un hombre enorme, seguramente otro más de seguridad. Caí al suelo golpeándome en la cabeza; lo miré de lleno y él me devolvió una mirada fría.

—No puedes pasar. —Gruñó con voz fría. Le fruncí el ceño, ¿No piensa ayudarme a levantarme de la caída que él me provocó?

—Soy Kayla Murett, necesito hablar con Tom. —Le dije con la voz fuerte. Él dejó su expresión impasible.

—Identificación. —Murmuró.


Suspiré amargamente. Ahora sí que necesitaba hacerme notar.
Sin dejar de fruncir el ceño, me levanté del suelo y, furiosa, estiré la mano hacia arriba, lo suficiente hasta alcanzar el rostro del tipo y soltarle una buena y ruidosa bofetada.

— ¡TOM! —Grité casi desgarrándome la garganta y dejando sin aire a mis pulmones. — ¡TOM, VEN ACÁ!

— ¡Seguridad! —Gritó el musculoso tipo de cabellera corta que abofeteé.

— ¡TOM! —Repetí.

Y como si se tratara de magia, aparecieron de diferentes sitios que no noté, más hombres enormes vestidos de negro, y entre todos me sostuvieron sin cuidado de los brazos, haciéndome jadear.

— ¡NECESITO VER A TOM, JODER! —Grité de nuevo.

—No eres la primera en decir eso. —Resopló el tipo de la bofetada.

— ¡Bill, TOM! —Continué gritando. Me revolví entre el agarre de los tipos.

Ellos comenzaron a arrastrarme hacia la salida, y yo grité más y más fuerte.

—Déjenla sola chicos, es la novia de mi hermano. —Escuché la extrañamente ronca voz de Bill. Los hombres de negro me soltaron de inmediato, dejándome caer al suelo de nuevo.

Gateé por el piso hasta llegar junto a mi dulce cuñado y me abracé de sus piernas. Él me sonrió y me ayudó a ponerme de pie. Lo abracé estrechándolo fuerte, ahora mismo me sentía demasiado vulnerable después de haber sido agredida por aquellos tipos, aunque yo también haya agredido a uno…
Me dieron ganas de llorar otra vez.

—Hey, no deberías estar aquí. —Dijo con voz dulce sin dejar de abrazarme. ¿Qué rayos con su voz ronca?

—Bill…

—Es normal que la voz esté así después del concierto. —Me guiñó un ojo, respondiendo mi pregunta no formulada.

—Tom… —Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.

—Te llevaré con él…


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