domingo, 23 de septiembre de 2012

Cap. 93 Automatic Dreams


Capítulo 93: Mi 

amiguito tiene hambre.




Narra Bill:

—Me gusta tu habitación. —Mencioné. Bettina estaba sentada sobre la cama, su espalda la tenía recargada en la cabecera de la cama y las piernas estiradas, cubiertas con una sábana. Desde que ocurrió el accidente, no le gustaba que nadie viera sus piernas, ni siquiera Jared o yo, pero claro, eso era algo que yo podía entender. Yo estaba acostado a su lado, con mi mano entrelazada a la suya y con la cabeza acomodada entre su hombro y pecho, en una posición bastante tierna.

—¿En serio? La decoré yo sola hace algunos años, creo que ya va siendo hora de que la vuelva a cambiar.

—Si la quieres cambiar no dudes en avisarme, me gustaría ayudarte. Siempre me ha gustado decorar cosas, mi casa la decoré prácticamente yo sólo, el idiota de Tom quería poner muebles y adornos que no pegaban para nada con la fachada. —Me reí, y segundos después, contagié la risa a mi novia.

—Haay Bill. —Dijo en un suspiro. —Me siento muy feliz, cada vez todo vuelve a ser cómo antes.

—Y te aseguro que será todo como antes; sólo que nos falta una cosa.

—¿Una cosa? Cómo cual...

—Tiene muchos meses que no salimos a cenar, al cine, o a divertirnos un rato, y realmente extraño eso Bett. —Levanté un poco la mirada para cruzarla con la suya. Sus ojos estaban expectantes, deseando que le dijera algo más concreto. —Hace mucho que no salimos juntos, solos, y me preguntaba si tu.. ¿Quieres tener una cita conmigo?

—Bill.. soy tu novia, y creo que eso no hace falta preguntarlo, ¡Claro que me gustaría ir!

—Debido a tus condiciones, creo que lo más correcto sería que tú eligieras el lugar, digo, un lugar donde te sientas cómoda y podamos pasárnoslo bien.

—Bill, lo más probable es que ésta sea nuestra última cita por ahora, recuerda que falta muy poco para que tú regreses a la gira. Así que pienso que lo más correcto es que tú decidas a donde.

—No; precisamente porque soy yo el que se va quiero que la que elija el lugar seas tú.

—Pero tú me estás dando a elegir, y yo elijo que tu escojas el lugar.

—¡Eso no es válido! —Exclamé incorporándome sobre la cama, sentándome a su lado para poder debatir mejor el tema.

—¡Claro que si!

—Bettina...

—Bill... —Comencé a reírme, ésta era nuestra primera “Discusión de mentira” y resultaba ser entretenida.

—Te amo. —Respondí, acercándome a su cuello y comenzaba a repartir ligeros besos en él.

—Ah.. Bill eso no se vale.... Yo.. Ah..yo también te amo.. —Dijo entre jadeos. Yo sabía que el cuello era su punto débil. Así que comencé a intensificar los besos, convirtiéndolos en lametones y en pequeños mordiscos, que seguro después se convertirían en chupetones, pero eso realmente no me importaba, no había nada que no pudiera cubrirse con maquillaje, a demás, quería dejarle a Bett mi marca antes de irme.

—Bett, aquella vez.. en la playa, tú no quisiste hacerlo conmigo porque tenías la pierna inmóvil... Humm.. y no podías.. no podías sentir nada. Sin embargo ahora puedes sentir perfectamente.. y me preguntaba si tú.. quieres.. emm, ya sabes.. conmigo... —Suspiré, me costaba trabajo hablar, no sabía si concentrarme en mis palabras o en los besos y lametones que le propiciaba a mi novia. —Ahora.. ya sabes...

—¿Me estás preguntando si quiero tener sexo contigo? —Preguntó, levanté la mirada, observándola a los ojos de nuevo. Ella me miraba entre sorprendida y excitada. Se estaba mordiendo el labio inferior, lo que me hizo desearla aún más.

—Creo que fue tonto de mi parte preguntarte eso ¿Cierto? —Bettina comenzó a reírse.

—No creo que sea tonto. Te entiendo, eres hombre y llevas varios meses sin hacerlo.. creo que.. te lo mereces.

—¿En serio? —Pregunté sorprendido, jamás pensé que aceptaría tan rápido, las pocas veces que lo habíamos hecho, ella siempre ponía pretextos.

—Si, tu has cumplido mis caprichos recientemente, acompañándome a Berlín, quedándote en el hospital conmigo la mayoría del tiempo.. Creo que te lo debo, ¿O a caso ya no quieres? —Preguntó levantando una ceja, sonriendo ligeramente.

—Por supuesto que si... pequeña tonta —Sonreí, lanzándome directamente a devorar su boca.



Me situé sobre ella, con las rodillas a ambos lados de su cuerpo, y en un acto reflejo, me arranqué la camiseta, lanzándola al suelo sin pensármelo dos veces.
Me incliné hacia ella hasta que mi torso rozara con su pecho, y mientras besaba su cuello nuevamente, mis manos atendieron a la situación, bajando hasta sus piernas, ahora libres de sábana que las cubriera, y comencé a acariciarlas, subiendo por ellas suavemente hasta introducirlas debajo de su falda, encontrándome con sus adorables bragas, y comenzando a tirar de ellas hacia abajo.
Bettina no se reprimió, estaba muy entretenida dibujando con las yemas de sus dedos los escasos, pero notables músculos de mi espalda y pecho.

—Eres preciosa.. —Murmuré, deshaciéndome por completo de su prenda íntima, que ahora resultaba sobrante. Empecé a separar un poco sus piernas, lo suficiente hasta que logré situarme entre ellas. Levanté un poco la camiseta negra que ella traía, que hasta ahora había notado que era una camiseta de Tokio Hotel, muy bonita. —Me gusta tu camiseta. —Sonreí, era la primera vez que la veía usando una camiseta con el logo de mi banda, y las caras de Georg, Gustav, Tom y la mía debajo de éste.

—Gra.. gracias, me la regaló Kayla hace unos meses..

Comencé a subir la dichosa camiseta, dejando al descubierto su bello abdomen, y comencé a besarlo un poco, concentrándome más en mis manos, quienes desabrochaban con agilidad el cinturón de mis pantalones, comenzando a bajarlos lentamente, hasta que me deshice por completo de ellos.

Me incorporé sobre la cama, y me lancé como un animal hambriento hacia mi novia, besándole los labios con ansiedad.

—Quítate eso. —Señalé su falda, que ahora también resultaba ser una sobra. Bettina se ruborizó y regresó su mirada a mi pecho desnudo, que por alguna razón le llamaba mucho la atención. Al ver que aún no se sentía lista para deshacerse de aquella prenda que cubría su parte íntima, comencé a subir su camiseta, hasta las axilas. Ella al notar que yo no estaba dispuesto a insistir con su falda, asintió sonriendo y se sacó la camiseta en un acto rápido. Le devolví la sonrisa.

Regresé hacia el lugar de inicio, su cuello; dibujando líneas de saliva sobre éste. Bettina jalaba un poco de mi cabello, y yo me reí. Siempre tenía esa manía de jalarme el cabello, no lo hacía demasiado fuerte, incluso se sentía bien, pero resultaba curioso que lo hiciera.

—Biiill... —Jadeó. —Traes.. ¿Protección?..

—No... ehm.. si, creo que si. —Con mucho esfuerzo, ya que no quería separarme de ella, me levanté de la cama y me dirigí hacia mis pantalones, que descansaban tumbados en el suelo. Comencé a rebuscar entre los bolsillos, hasta que hallé en uno de los traseros mi billetera. La abrí rápidamente, sonriendo satisfecho al encontrar aquel paquetito pequeño que tanto esperaba con ansias que estuviera allí. —Si.. aquí está. —Volví hacia la cama, aventando literalmente mi cuerpo encima del de mi novia, y comencé a besarla en los labios de nuevo. —Quieres... ¿Quieres ponérmelo tú? —Pregunté, señalando con la mirada el pequeño condón que descansaba entre mis dedos.

—Tonto. —Comenzó a reírse, y segundos después también yo. —Pontelo tú. —Sonrió.

—Siempre me lo he puesto yo, quiero saber que se siente que mi guapa novia me lo ponga. —Repliqué haciendo un puchero, y Bettina comenzó a reírse aún más.

—Está bien. —Sonreí satisfecho, y sin pensármelo dos veces, antes de que Bettina se arrepintiera, me quité los boxers rápidamente, dejando mi completa desnudez ante sus ojos, lo que hizo que el ligero rubor de las mejillas de mi novia se intensificara más. —¡Bill no tan rápido! —Exclamó, yo me reí.

—¡Vamos! —Lancé nuestra protección, y Bett la cogió en el aire. Comenzó a romper el pequeño sobre con los dientes, y una vez abierto, se le quedó observando fijamente. —¡Vamos! —Repetí, intentando contener las ganas de reírme sin mucho éxito.

—No te burles, ¡Es que no se como se pone!

—No es difícil, échale imaginación.

A ella le temblaban las manos, pude notarlo, pero eso no hizo que se echara para atrás. Dirigió su mano a mi entrepierna, agarrándola con cierta timidez, y yo, como el descarado que era, comencé a reírme y a hacer movimientos con la cadera.

—¡Bill no te muevas! —Replicó, ruborizándose aún más, si es que era posible. Y yo rompí a reír de inmediato.

—Apúrate preciosa, que mi amiguito tiene hambre... —Dije sin dejar de reírme, observando mi notable erección. Ella entreabrió la boca sorprendida por mi extraña actitud lujuriosa, y para hacer que yo dejara de soltar comentarios incómodos para ella, colocó el preservativo rápidamente en mi pene.

—Listo. —Afirmó colocando sus brazos en jarras.

—Ahora sí.. quitémosle el hambre al pequeño Billy.

La abracé fuertemente, empujándola hasta que se recostó de nuevo sobre la cama, y sin pensármelo dos veces, me deshice del sujetador que cubría sus perfectos pechos, y sin tardar demasiado, también de su falda.
Comencé a repartir lametones por todo su cuerpo. Ella casi no se movía, tenía las piernas a ambos lados de mi cintura, y sus manos seguían aferradas a mi espalda, mientras que sus labios se ocupaban de lamer mis pezones.
No tardamos demasiado en comenzar a jugar de verdad. Ella gemía por lo bajo, a diferencia de mí, que gritaba como animal, como si el que estuviera siendo penetrado fuera yo.
Bett aún tenía el bello rubor avergonzado en sus mejillas que tanto me gustaba. Lo cierto era, que su timidez me excitaba aún más...

2 comentarios:

  1. WOOOW su nueva "primera vez" dsps de taaanto tiempooo( RE ENVIDIAAA) Tus lemons, los kaules decias te daban kosa escribir me EXCITAAAAN ;) y más por ke imagino la escena kon el principito y su BILLCONDA MUUUY KONTENTA!!! jijiji Muy buen kpi!! Gracias por avisar komo 100pre! :D TKUM Lily :) ♥

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  2. wawwwww!!!!!! me encanta me encanta me encantaaaa!!!!! perfecto el capii! me ha recordado a mi! XD por ciertas cosas!!! me encnata el capi! sube otro yaa! jajaja yo intentaré subir prontoo lo prometoo!!! cuidate :)

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