Capítulo
93: Mi
amiguito tiene hambre.
Narra
Bill:
—Me
gusta tu habitación. —Mencioné. Bettina estaba sentada sobre la
cama, su espalda la tenía recargada en la cabecera de la cama y las
piernas estiradas, cubiertas con una sábana. Desde que ocurrió el
accidente, no le gustaba que nadie viera sus piernas, ni siquiera
Jared o yo, pero claro, eso era algo que yo podía entender. Yo
estaba acostado a su lado, con mi mano entrelazada a la suya y con la
cabeza acomodada entre su hombro y pecho, en una posición bastante
tierna.
—¿En
serio? La decoré yo sola hace algunos años, creo que ya va siendo
hora de que la vuelva a cambiar.
—Si
la quieres cambiar no dudes en avisarme, me gustaría ayudarte.
Siempre me ha gustado decorar cosas, mi casa la decoré prácticamente
yo sólo, el idiota de Tom quería poner muebles y adornos que no
pegaban para nada con la fachada. —Me reí, y segundos después,
contagié la risa a mi novia.
—Haay
Bill. —Dijo en un suspiro. —Me siento muy feliz, cada vez todo
vuelve a ser cómo antes.
—Y
te aseguro que será todo como antes; sólo que nos falta una cosa.
—¿Una
cosa? Cómo cual...
—Tiene
muchos meses que no salimos a cenar, al cine, o a divertirnos un
rato, y realmente extraño eso Bett. —Levanté un poco la mirada
para cruzarla con la suya. Sus ojos estaban expectantes, deseando que
le dijera algo más concreto. —Hace mucho que no salimos juntos,
solos, y me preguntaba si tu.. ¿Quieres tener una cita conmigo?
—Bill..
soy tu novia, y creo que eso no hace falta preguntarlo, ¡Claro que
me gustaría ir!
—Debido
a tus condiciones, creo que lo más correcto sería que tú eligieras
el lugar, digo, un lugar donde te sientas cómoda y podamos
pasárnoslo bien.
—Bill,
lo más probable es que ésta sea nuestra última cita por ahora,
recuerda que falta muy poco para que tú regreses a la gira. Así que
pienso que lo más correcto es que tú decidas a donde.
—No;
precisamente porque soy yo el que se va quiero que la que elija el
lugar seas tú.
—Pero
tú me estás dando a elegir, y yo elijo que tu escojas el lugar.
—¡Eso
no es válido! —Exclamé incorporándome sobre la cama, sentándome
a su lado para poder debatir mejor el tema.
—¡Claro
que si!
—Bettina...
—Bill...
—Comencé a reírme, ésta era nuestra primera “Discusión de
mentira” y resultaba ser entretenida.
—Te
amo. —Respondí, acercándome a su cuello y comenzaba a repartir
ligeros besos en él.
—Ah..
Bill eso no se vale.... Yo.. Ah..yo también te amo.. —Dijo entre
jadeos. Yo sabía que el cuello era su punto débil. Así que comencé
a intensificar los besos, convirtiéndolos en lametones y en pequeños
mordiscos, que seguro después se convertirían en chupetones, pero
eso realmente no me importaba, no había nada que no pudiera cubrirse
con maquillaje, a demás, quería dejarle a Bett mi marca antes de
irme.
—Bett,
aquella vez.. en la playa, tú no quisiste hacerlo conmigo porque
tenías la pierna inmóvil... Humm.. y no podías.. no podías sentir
nada. Sin embargo ahora puedes sentir perfectamente.. y me preguntaba
si tú.. quieres.. emm, ya sabes.. conmigo... —Suspiré, me costaba
trabajo hablar, no sabía si concentrarme en mis palabras o en los
besos y lametones que le propiciaba a mi novia. —Ahora.. ya
sabes...
—¿Me
estás preguntando si quiero tener sexo contigo? —Preguntó,
levanté la mirada, observándola a los ojos de nuevo. Ella me miraba
entre sorprendida y excitada. Se estaba mordiendo el labio inferior,
lo que me hizo desearla aún más.
—Creo
que fue tonto de mi parte preguntarte eso ¿Cierto? —Bettina
comenzó a reírse.
—No
creo que sea tonto. Te entiendo, eres hombre y llevas varios meses
sin hacerlo.. creo que.. te lo mereces.
—¿En
serio? —Pregunté sorprendido, jamás pensé que aceptaría tan
rápido, las pocas veces que lo habíamos hecho, ella siempre ponía
pretextos.
—Si,
tu has cumplido mis caprichos recientemente, acompañándome a
Berlín, quedándote en el hospital conmigo la mayoría del tiempo..
Creo que te lo debo, ¿O a caso ya no quieres? —Preguntó
levantando una ceja, sonriendo ligeramente.
—Por
supuesto que si... pequeña tonta —Sonreí, lanzándome
directamente a devorar su boca.
Me
situé sobre ella, con las rodillas a ambos lados de su cuerpo, y en
un acto reflejo, me arranqué la camiseta, lanzándola al suelo sin
pensármelo dos veces.
Me
incliné hacia ella hasta que mi torso rozara con su pecho, y
mientras besaba su cuello nuevamente, mis manos atendieron a la
situación, bajando hasta sus piernas, ahora libres de sábana que
las cubriera, y comencé a acariciarlas, subiendo por ellas
suavemente hasta introducirlas debajo de su falda, encontrándome con
sus adorables bragas, y comenzando a tirar de ellas hacia abajo.
Bettina
no se reprimió, estaba muy entretenida dibujando con las yemas de
sus dedos los escasos, pero notables músculos de mi espalda y pecho.
—Eres
preciosa.. —Murmuré, deshaciéndome por completo de su prenda
íntima, que ahora resultaba sobrante. Empecé a separar un poco sus
piernas, lo suficiente hasta que logré situarme entre ellas. Levanté
un poco la camiseta negra que ella traía, que hasta ahora había
notado que era una camiseta de Tokio Hotel, muy bonita. —Me gusta
tu camiseta. —Sonreí, era la primera vez que la veía usando una
camiseta con el logo de mi banda, y las caras de Georg, Gustav, Tom y
la mía debajo de éste.
—Gra..
gracias, me la regaló Kayla hace unos meses..
Comencé
a subir la dichosa camiseta, dejando al descubierto su bello abdomen,
y comencé a besarlo un poco, concentrándome más en mis manos,
quienes desabrochaban con agilidad el cinturón de mis pantalones,
comenzando a bajarlos lentamente, hasta que me deshice por completo
de ellos.
Me
incorporé sobre la cama, y me lancé como un animal hambriento hacia
mi novia, besándole los labios con ansiedad.
—Quítate
eso. —Señalé su falda, que ahora también resultaba ser una
sobra. Bettina se ruborizó y regresó su mirada a mi pecho desnudo,
que por alguna razón le llamaba mucho la atención. Al ver que aún
no se sentía lista para deshacerse de aquella prenda que cubría su
parte íntima, comencé a subir su camiseta, hasta las axilas. Ella
al notar que yo no estaba dispuesto a insistir con su falda, asintió
sonriendo y se sacó la camiseta en un acto rápido. Le devolví la
sonrisa.
Regresé
hacia el lugar de inicio, su cuello; dibujando líneas de saliva
sobre éste. Bettina jalaba un poco de mi cabello, y yo me reí.
Siempre tenía esa manía de jalarme el cabello, no lo hacía
demasiado fuerte, incluso se sentía bien, pero resultaba curioso que
lo hiciera.
—Biiill...
—Jadeó. —Traes.. ¿Protección?..
—No...
ehm.. si, creo que si. —Con mucho esfuerzo, ya que no quería
separarme de ella, me levanté de la cama y me dirigí hacia mis
pantalones, que descansaban tumbados en el suelo. Comencé a rebuscar
entre los bolsillos, hasta que hallé en uno de los traseros mi
billetera. La abrí rápidamente, sonriendo satisfecho al encontrar
aquel paquetito pequeño que tanto esperaba con ansias que estuviera
allí. —Si.. aquí está. —Volví hacia la cama, aventando
literalmente mi cuerpo encima del de mi novia, y comencé a besarla
en los labios de nuevo. —Quieres... ¿Quieres ponérmelo tú?
—Pregunté, señalando con la mirada el pequeño condón que
descansaba entre mis dedos.
—Tonto.
—Comenzó a reírse, y segundos después también yo. —Pontelo
tú. —Sonrió.
—Siempre
me lo he puesto yo, quiero saber que se siente que mi guapa novia me
lo ponga. —Repliqué haciendo un puchero, y Bettina comenzó a
reírse aún más.
—Está
bien. —Sonreí satisfecho, y sin pensármelo dos veces, antes de
que Bettina se arrepintiera, me quité los boxers rápidamente,
dejando mi completa desnudez ante sus ojos, lo que hizo que el ligero
rubor de las mejillas de mi novia se intensificara más. —¡Bill no
tan rápido! —Exclamó, yo me reí.
—¡Vamos!
—Lancé nuestra protección, y Bett la cogió en el aire. Comenzó
a romper el pequeño sobre con los dientes, y una vez abierto, se le
quedó observando fijamente. —¡Vamos! —Repetí, intentando
contener las ganas de reírme sin mucho éxito.
—No
te burles, ¡Es que no se como se pone!
—No
es difícil, échale imaginación.
A
ella le temblaban las manos, pude notarlo, pero eso no hizo que se
echara para atrás. Dirigió su mano a mi entrepierna, agarrándola
con cierta timidez, y yo, como el descarado que era, comencé a
reírme y a hacer movimientos con la cadera.
—¡Bill
no te muevas! —Replicó, ruborizándose aún más, si es que era
posible. Y yo rompí a reír de inmediato.
—Apúrate
preciosa, que mi amiguito tiene hambre... —Dije sin dejar de
reírme, observando mi notable erección. Ella entreabrió la boca
sorprendida por mi extraña actitud lujuriosa, y para hacer que yo
dejara de soltar comentarios incómodos para ella, colocó el
preservativo rápidamente en mi pene.
—Listo.
—Afirmó colocando sus brazos en jarras.
—Ahora
sí.. quitémosle el hambre al pequeño Billy.
La
abracé fuertemente, empujándola hasta que se recostó de nuevo
sobre la cama, y sin pensármelo dos veces, me deshice del sujetador
que cubría sus perfectos pechos, y sin tardar demasiado, también
de su falda.
Comencé
a repartir lametones por todo su cuerpo. Ella casi no se movía,
tenía las piernas a ambos lados de mi cintura, y sus manos seguían
aferradas a mi espalda, mientras que sus labios se ocupaban de lamer
mis pezones.
No
tardamos demasiado en comenzar a jugar de verdad. Ella gemía por lo
bajo, a diferencia de mí, que gritaba como animal, como si el que
estuviera siendo penetrado fuera yo.
Bett
aún tenía el bello rubor avergonzado en sus mejillas que tanto me
gustaba. Lo cierto era, que su timidez me excitaba aún más...
WOOOW su nueva "primera vez" dsps de taaanto tiempooo( RE ENVIDIAAA) Tus lemons, los kaules decias te daban kosa escribir me EXCITAAAAN ;) y más por ke imagino la escena kon el principito y su BILLCONDA MUUUY KONTENTA!!! jijiji Muy buen kpi!! Gracias por avisar komo 100pre! :D TKUM Lily :) ♥
ResponderEliminarwawwwww!!!!!! me encanta me encanta me encantaaaa!!!!! perfecto el capii! me ha recordado a mi! XD por ciertas cosas!!! me encnata el capi! sube otro yaa! jajaja yo intentaré subir prontoo lo prometoo!!! cuidate :)
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