—Te
amo como la maravillosa mujer que eres —Dijo sonriendo, yo igual
sonreí, el juntó su frente con la mía, mirándonos a los ojos y
jugueteamos con nuestras narices. Parecíamos niños pequeños
jugando, pero era algo realmente lindo; Bill acercó su rostro hacia
mis labios, juntando los míos con los suyos, sellándose en un beso
lleno de ternura, pasión, y mas que nada, amor.
Nos
separamos hasta que sentimos que el aire nos faltaba, y ambos
sonreímos por inercia.
—Bettina
Tu... ¿Quieres.. ser mi novia? —Preguntó ensanchando la hermosa
sonrisa que adornaba su rostro.
—Bill, eres maravilloso, el hombre perfecto, y después de todo lo que me has demostrado ¿Pretendes que te diga que no? ¡Claro que quiero ser tu novia! —Una lágrima de felicidad descendió por mi mejilla. Me abalancé hacia su cuerpo abrazándolo fuertemente, y después, él volvió a besarme.
Aquella
noche, cada beso, movimiento, acción, y sobretodo las palabras, los
podía recordar claramente. Desde hacía nueve meses descansaban en
mi cabeza, y estaba segura que descansarían allí por el resto de mi
vida.
En
lo que esperaba a que alguien llegara, recordé todo de aquella
maravillosa noche. El mismo día en el que Tom había ido a la casa a
hablar con Jared para decirle que sí se haría cargo de los bebés;
ese mismo día Bill me había declarado su amor, y me había pedido
que fuera su novia.
Desde
el primer día que lo vi, en el hotel de Ibiza, cuando Tom se estaba
disculpando conmigo por haberme hecho tropezar, Bill legó corriendo,
huyendo de las fans, hasta posicionarse al lado de su hermano, quién
ya estaba a salvo.
Recuerdo
la cara que puso Bill en cuanto me vio, sus ojos abiertos como
platos, y yo no entendí porque su expresión de sorpresa, hasta que
él me confesó que me había visto en el concierto.
Abrí
despacio el cajón del pequeño mueble de madera que se encontraba al
lado de mi camilla, y con mucho cuidado saqué de éste una pequeña
caja transparente, observando su precioso contenido...
—Mi
rosa... —Sonreí melancólica recordando la historia de como había
llegado esa preciosa rosa de cristal que descansaba sobre mis manos.
Mi cabeza se inundó de recuerdos, y a diferencia de hace años, los
únicos recuerdos que me llegaban ahora eran recuerdos felices,
tranquilos, y amorosos, y cuando me dí cuenta, las lágrimas de
felicidad ya descendían por mi rostro.
Alguien
llamó a la puerta sacándome de mi ensoñación. Limpié mis escasas
lágrimas, guardando de nuevo aquella rosa, aquel precioso recuerdo
que simbolizaba el comienzo de todo. Esa rosa siempre la llevaba
conmigo cuando hacía viajes largos, significaba mucho para mí, y se
había convertido en un amuleto de la buena suerte.
—Hermanitaaa.
—Me reí al escuchar la dulce voz de mi hermano al otro lado de la
puerta. —¿Puedo pasar?
—¡Hermanito!
Claro que si, pasa, necesito verte
La
puerta se abrió, dejándome ver a la silueta sonriente de Jared
quien inmediatamente se introdujo en la habitación, lanzándose a
mis brazos abrazándome fuertemente y besándome la frente y las
mejillas como un loco.
—Me
dijeron que todo salió muy bien bien Betti
—Sinceramente...
¿Tu crees que yo si pueda volver a caminar bien como antes?
—Pregunté, temiendo lo que pudiera responderme.
—No,
no lo creo. —Bajé la mirada y Jared me cogió la barbilla para que
lo mirara a los ojos. —Estoy seguro de que volverás a caminar
—Me
siento una tonta, todo es mi culpa, si tan solo no hubiera cruzado la
calle corriendo sin fijarme si había autos nada habría pasado
—Tranquila,
no tienes que culparte por nada, las cosas siempre pasan porque
tienen que pasar
—Pero...
—Me interrumpió.
—Pero
nada, siempre tienes que ver el lado positivo, si no te hubieras
accidentado, no hubieras podido hablar con mamá —Sonreí, sin duda
la única persona que siempre había logrado hacer que yo dejara de
llorar, era mi hermanito mayor.
—Hablé
con mamá antes de accidentarme Jared, pero he pensado que tal vez
ella sabía lo que iba a pasar, por eso me dijo que me encontraría
con muchos obstáculos
—Exactamente
pequeña. —Volvió a abrazarme. Lo apreté entre mis brazos, y
jugué un poco con su no tan larga cabellera.
—Hey
Jared, ¿A caso te has olvidado de que yo sigo acá afuera? Dijiste
que tú me ibas a decir cuando podía entrar. —Mi hermano y yo
observamos la puerta, de donde se había escuchado aquella
inconfundible y angelical voz. Allí estaba él, parado en el umbral
de la puerta, sosteniendo entre sus brazos un enorme ramo de flores,
y una bella sonrisa dibujada entre sus labios. —¡Hola Bettina!
—Bill...
—Jared se separó de mi y le hizo una seña a Bill con la mano para
que se acercara. Éste obedeció y se dirigió a paso rápido hacia
mi camilla, entregándome el ramo de flores en los brazos y dejando
un cálido beso en mi frente. —Por un momento pensé que no habías
venido. —Le dije mientras acariciaba su mejilla.
Jared
salió de la habitación, dejándonos un poco de privacidad como
pareja, además de que tenía que ir por el doctor para que nos
dijera algunas indicaciones.
—¿Recuerdas
el regalo que te di el día que cumplimos seis meses juntos?
—Pregunté jugando a entrelazar y separar nuestros dedos varias
veces, él asintió.
—Como
olvidarlo, los collares que al unirlos formaban un corazón
—Si
esos, me preguntaba... ¿Dónde están?
—El
mío yo lo tengo puesto. —Sonrió mientras introducía su mano por
el cuello de su camiseta y después sacaba el collar. —Después de
que te accidentaras, para poder curarte tuvieron que quitarte toda tu
joyería, por lo que también te quitaron el collar...
—Bill
¡Donde está! Quiero mi collar, sabes que simboliza mucho para mí,
y sería injusto que mientras tú aún lo sigues usando yo lo haya
perdido y... —Observé como Bill introducía de nuevo la mano en su
camiseta, y con una enorme sonrisa entre sus labios sacaba un collar
muy parecido al que había sacado antes, MI collar. —Lo tienes...
puesto
—Si,
y desde hace mucho tiempo he querido dártelo, pero se me había
olvidado
—Gracias.
—Sonreí, y Bill comenzó a quitarse el collar, para enseguida
colocarlo en mi cuello.
—¿Gracias?
¿Porque gracias? Si la que compró los collares fuiste tú. —Ambos
nos reímos y Bill se acercó a mi rostro, para después besarme
suavemente. —Te quiero. —Me abrazó.
—Yo
también te quiero mi tonto. —Escuchamos la puerta abrirse, y
observamos como Jared entraba a la habitación acompañado por el
doctor. Enseguida Bill y yo nos separamos, y mi novio se puso de pie,
ya que se encontraba sentado sobre la camilla conmigo.
—Buenos
días Bettina, veo que has amanecido de muy buen humor. —Dijo el
amable hombre de bata blanca, que se acercaba lentamente hacia mi.
—Buenos
días, en realidad no estoy de tan buen humor, siento mi cuerpo muy
extraño
—¿Cuando
puedo volver a Hamburgo? —Pregunté impaciente. —Quiero comenzar
a tomar terapias, me urge recuperarme cuanto antes.
—Justo
ahora vengo a hacerte las últimas pruebas, para asegurarnos de que
si vas a poder volver a mover tu pierna. —Sonrió, y yo empalidecí
¿Ahora? Tenía prisa por regresar a mi ciudad, pero todavía no me
sentía preparada para saber si mi vida cambiaría o volvería a ser
la misma de antes.
—De..
acuerdo. —Suspiré nerviosa, Bill me apretó la mano para intentar
tranquilizarme un poco.
Estaba
a minutos de saber si mi vida volvería a ser como antes, y el
resultado de esas últimas pruebas realmente me aterraba. Observé a
Jared con los ojos abiertos como platos, y él sonrió para decirme
con la mirada que todo estaría bien.
Ke liiindos recuerdos dsd ke esta kon el principito(envidiiiaaa) y ke bueno ke el doc ya le diga ke komenzara a rehabilitarse :) espero ke todo salga komo korresponde: ella volviendo a kaminar kon normalidad bueno hasta otro kpi Besito Lily :) ♥
ResponderEliminarholaaaa! acabo de leer! ( he sacado un hueco chiquitito! ajaja)
ResponderEliminarme ha encantado el capi!! pero.. ya queda poco para que termine tu fic no? ¬¬
eso no me gustaaa!
espero k todo salga bien con bett! y bill tan mono el! con el collar de bettina!
cuidate!