Después
de ese ataque de calentura, y del minuto de conciencia de Tom,
estuvimos besándonos unos minutos más, solo que ahora sin
profundizar tanto y con más moderación.
—Kay,
en 40 minutos debemos estar en el cine ¿recuerdas? —Dijo mientras
besaba mi mejilla.
—Necesito
ducharme. —Me levanté de la cama y me dirigí hacia uno de los
cajones de mi cuarto, para coger mi ropa interior, cuando de repente,
sentí sus cálidos brazos rodearme por la cintura.
—Yo
también necesito ducharme. —Me susurró al oído. —y no tenemos
mucho tiempo por ahora, así que... —Lo interrumpí.
—Así
que tendremos que vernos obligados a ahorrar tiempo y a economizar
agua. —Dije entre risas, y Tom sonrió pícaramente entendiendo mi
indirecta.
Ambos
terminamos de tomar nuestras respectivas ropas. Yo me acerqué a mis
bebés, para asegurarme de que estuviesen perfectamente bien dormidos
y tranquilos.
Me
dirigí hacia la ducha, donde Tom ya me esperaba; estaba abierto el
grifo, y las finas gotas de agua chocaban contra la puerta de cristal
polarizado de la puerta.
Me
desvestí, y arrojé la ropa sucia al cesto donde debía ir, cogí
la ropa sucia de Tom, que estaba tumbada en el suelo, y la arrojé al
cesto junto con la mía.
Abrí
lentamente la puerta corrediza de la ducha, y entré en ésta,
encontrándome con la espalda musculada de mi novio, siendo empapada
por gotitas salvajes.
Pasé
mis brazos por su cintura, y comencé a darle leves mordiscos por
toda su piel caliente. Escuché como él se reía divertido, mientras
agarraba mis manos y las paseaba por todo su abdomen.
Tom
cogió una esponja y la empapó de jabón, y en seguida comenzó a
frotar todo mi cuerpo con ella, bañándome, mientras yo hacía lo
mismo con su cuerpo.
—Oh
por cierto, olvidé decirte que hace un rato Bill y Jared me hablaron
por el móvil, y me dijeron que la operación de Bett había salido
excelente, y que es muy probable que si recupere el movimiento de su
pierna
—¡Y
porqué no me lo habías dicho Tom! —Le di un ligero golpe en el
hombro, y él se rió.
—Lo
siento, se me había olvidado. —Sonrió muy tranquilo, y se acercó
lentamente hacia mis labios para besarme suavemente.
Terminamos
de ducharnos y comenzamos a vestirnos rápidamente.
Tom
ya estaba listo, y mientras yo me maquillaba él se dirigió hacia la
cuna de los bebés, y se sentó en una silla que se encontraba justo
en frente de ésta, y comenzó a observarlos con una mirada llena de
brillo, y una sonrisa un tanto feliz en su rostro.
Cuando
estuve bien maquillada, me dirigí hacia la habitación de Bettina
para secarme el cabello, ya que si encendía la ruidosa secadora en
mi habitación, seguro despertaría a mis hijos y los haría llorar
por el susto, y ellos por venganza no me dejarían salir con su papá
al cine.
Me
senté frente al tocador de la habitación de mi hermana, y comencé
a pasar el aire caliente de la secadora por mi cabello.
Por
el espejo podía observar a la perfección la habitación de mi
hermana, ordenada de una manera tan perfecta y elegante, como solo
Bettina podría hacerlo, ella al igual que yo, siempre habíamos sido
unas adictas a la limpieza y al orden, por lo que ambas teníamos que
lidiar con nuestros desordenados, desastrosos, y perezosos novios.
Mi
mirada se centró en la mesita de noche de la habitación, donde
descansaban varios porta retratos con fotografías. Unas eran de ella
con Jared, otras de ella conmigo, otras de los tres juntos, y una
última, donde estábamos la familia completa, papá, mamá, y
nosotros tres.
Me
puse de pie y dejé la secadora en el asiento en el que me
encontraba. Me dirigí hacia las fotografías, y cogí la que
estábamos Bettina, Jared y yo, éramos unos niños, esa fotografía
por lo menos tendría unos diez años de existencia. Estábamos
sentados en un sofá, Jared en medio de nosotras, y abrazándonos a
ambas; sonreíamos felices, y nos veíamos extremadamente tiernos.
La observé fijamente y comencé a reír, ¡Quien diría que yo
siendo la menor de los hermanos sería la primera en tener hijos!
Estuve
observando las demás, siempre me había gustado observar nuestras
fotos y ver los bellos recuerdos que éstas traían, aunque casi no
tenía recuerdos, ya que de mi infancia solo lograba recordar un 7%.
Dejé
las fotografías en su lugar, y volví a atender mi cabello; cuando
terminé, me dirigí hacia mi habitación de nuevo, para decirle a
Tom que ya estaba lista, e irnos lo más pronto posible, ya que
debíamos ir al cine en menos de diez minutos.
Caminé
por el corto pasillo, pasando por la habitación de Jared, que se
encontraba en medio de la de Bettina y la mía.
Llegué
a mi habitación y abrí la puerta lentamente y me adentré en el
cuarto. Tom me daba la espalda, seguía con la mirada fija en los
bebés. Quise asegurarme de que era lo que estaba haciendo, así que
me dirigí a él cautelosamente, intentando no hacer mucho ruido,
hasta posicionarme a unos tres metros de él.
—Mis
bebés, no tienen idea de las ganas que tengo de cargarlos, pero me
da mucho miedo tirarlos al suelo y dejarlos mal del cerebro como su
tío Bill. —Dijo riéndose sigilosamente, supongo que para no
despertarlos, y yo sonreí. —Ustedes saben que los quiero mucho
¿Cierto? Pero también saben que no me gusta demostrarle a las
personas mucho mi afecto. Quisiera que sepan que estoy planeando
pedirle matrimonio a su mami, pero por ahora no creo que quiera, tal
vez en un par de años, si tengo suerte y ella sigue soportándome,
lo haga, realmente me gustaría mucho casarme con ella, si ya se que
es extraño que yo diga eso, pero es que en serio la amo, a pesar de
que es una niña prácticamente, he llegado a pensar que creo
que..... estoy enamorado. —suspiró. —Pero realmente yo no se muy
bien lo que es ese sentimiento. —Dijo con tono triste, mientras una
lágrima no pudo evitar salir de mi ojo, y una sonrisa de estúpida
de mis labios.
—Yo
tampoco se lo que es el enamoramiento —Dije mientras Tom volteaba a
verme sorprendido y ligeramente ruborizado, se acababa de avergonzar
de que yo lo hubiese escuchado —Pero... podemos aprenderlo juntos
—Sonreí y me senté en sus piernas, besando sus labios dulcemente
—Yo también te amo Tom
—Oh
joder, me da tanta vergüenza que me hayas escuchado decir esto
—Sonrió apenado, y bajó la mirada, y yo le levanté su rostro
para que me mirara a los ojos.
—No
hay de que avergonzarse —Y volví a besarlo. Mis manos se paseaban
suavemente por su cuello, mientras que las de él se quedaban fijas
en mi cintura. Después de unos segundos, nos separamos y sonreímos
a la par —Y bien, dime.. ¿A sí que quieres cargar a los bebés
pero te da miedo? —Tom soltó una risa tierna.
—No
me da miedo cargarlos, lo que me da miedo es que se me caigan
—Yo
puedo ayudarte
Me
levanté de su regazo, y me acerqué hacia donde descansaba mi
pequeña Layla; y cuidadosamente, la cogí en brazos, acariciando un
poco su escaso rubio cabello para que no se despertase. Tom observaba
cada uno de mis movimientos, con con gran interés de querer aprender
reflejado en sus ojos, y yo sonreí por inercia.
La
escena se reflejaba demasiado tierna, Tom observándome atento, y yo,
sosteniendo en brazos a mi pequeña niña.
Me
dirigí hacia la cama, y Tom, siguiéndome se sentó junto conmigo.
Lo miré a los ojos, y acerqué un poco mis brazos hacia los de él,
haciendo amago de posar a la bebé en los suyos. Él tragó saliva
nervioso, y yo sin reparo alguno, comencé a soltar a mi hija en los
brazos de su padre.
Tom
la observaba con una sonrisa melancólica dibujada entre sus labios.
De repente bajó la mirada y lo escuché suspirar. Levanté su rostro
sujetando su barbilla para que nos miráramos a los ojos, y me di
cuenta de que sus ojos estaban húmedos, y una lágrima descendía
por su mejilla.
Se
ruborizó un poco y yo sonreí. Lo abracé por los hombros, dejándolo
completamente cómodo para poder cargar a nuestra pequeña.
—Creo
que todo esto ha hecho que me conmoviera —Soltó una risita
nerviosa, haciendo que yo soltara una igual
—Estas
ruborizado hasta las orejas, no tienes por que tener pena
—Es
que todo se juntó. Escuchaste la plática que le hice a los bebés,
la cual no quería que escucharas.... —Lo interrumpí..
—No
querías que yo escuchara porque... ¿no querías que me enterara de
que quieres pedirme matrimonio? —Tom asintió levemente, y yo, lo
abracé más fuerte. —Pues entonces pídeme que me case contigo y
aceptaré, y desde ahorita estaremos comprometidos
—
¡¿Qué?!
Pero... yo pensaba que tu no ibas a querer casarte ahora...
—No,
no quiero casarme ahora, y se que tú tampoco, y esa es la razón por
la que no querías que te escuchara decir eso —Sonreí triunfante,
y Tom abrió la boca de par en par.
—Eres
muy astuta, ¡Me has tomado el pelo!
—Tal
vez —Me reí, y él sonrió.
—Pero...
lo haré... —Tomó mi mano y mirándome fijamente a los ojos
—Kayla, mi querida pequeña y dulce novia... ¿Aceptarías casarte
conmigo en un par de años? —Me reí, y enseguida mis ojos se
cristalizaron por las lágrimas, al igual que los de Tom,
—Eres
un tonto, ¡Claro que acepto!
Y
me lancé a llorar como una loca contra su hombro. Todo resultaba tan
irónico ahora. Tal vez no irónico sino, que mi sueño de toda la
adolescencia se acababa de hacer realidad. Yo ahora tenía dos
preciosos hijos con mi amor platónico y guitarrista favorito, y él
acababa de pedirme matrimonio.
Tom
también lloraba, solo que más sigiloso que yo. Él también estaba
emocionado y conmovido por todo lo que acababa de pasar, que ni
siquiera fue capaz de decirme algo lindo como acostumbraba hacerlo,
para que lograra controlar mi emoción y las ganas de llorar hasta
reventar por la alegría.
Después
de unos minutos, Tom volvió a dejar a Layla en su cuna, junto a su
hermanito, que la esperaba profundamente dormido, muy tranquilo.
Yo
bajé a buscar a Flor a la cocina, para encargarme de que cuando Tom
y yo saliéramos al cine, ella cuidara bien de los bebés y les diera
su biberón.
Mi
nana ya se encontraba en mi habitación, con todo lo necesario para
cuidar a los bebés durante un par de horas.
—Ustedes
diviértanse y disfruten lo más que puedan, yo cuidaré muy bien de
sus hijos, y por cualquier cosa, yo los llamo, no se preocupen
—Gracias
—Me acerqué hacia ella y le di un beso en la mejilla para
despedirnos. Tom tan solo le dio la mano, y le agradeció con una
sonrisa.
Salimos
de la habitación hasta llegar a la salida de la casa. El auto de Tom
estaba aparcado justo en frente de la puerta principal. Eran
alrededor de las 7.25 de la noche, íbamos retrasados para ver la
película, pero sin duda, había valido la pena.
Ai madre miaaaa! pero que..aaaaahrg! que envidia! emocion! y un monton de sentimientos más! pero que bonito! el capi es preciosoooo! y se van a casar! aaaaaaaaah! he muerto con esoo..jajajjaja
ResponderEliminara todas nos gustaría casarnos con ellos! hhahahhahaha
me encanta el capiii y ices que solo quedan diez capis para que termine tu fic.. no se si eso es bueno o malo! pero esta claro que es una gran historia! buen trabajo jeen! :)