Comenzó
a acercarse peligrosamente hacía mi, hasta quedar sentado sobre le
camilla, al lado de mis piernas. Aunque su cara a simple vista daba
terror, en sus ojos se podía leer la tristeza y ternura propia.
Bettina:
¿Que haces aquí? Como es que me encontraste, si nadie allá en
Hamburg sabe mi ubicación exacta
Paolo:
Un hombre enamorado siempre hace hasta lo imposible por saber donde
está la mujer que ama ¿No crees? -Dijo mientras cogía mi mano-
Bettina:
Paolo por favor vete, Bill no tarda en llegar y se va a molestar
mucho si te encuentra aquí acosándome de nuevo
Paolo:
Bill, Bill, Bill -Dijo mientras se levantaba de la camilla y
comenzaba a deambular por toda la habitación- Aunque no lo parezca,
ese chico me cae bien, tiene muchas.... -suspiró- agallas, espero
sepa cuidar de ti
Bettina:
¿Que quieres decir con eso? -Pregunté confundida-
Paolo:
Que ojalá sea cierto que Bill te ama tanto como él dice, como para
poder cuidar de ti para siempre, como yo pude haberlo hecho -Dijo
molesto-
Bettina:
Paolo entiende, yo nunca te he visto a ti con otros ojos que no sean
los de una amiga viendo a su mejor amigo, nosotros teníamos una
amistad hermosa, por favor no permitas que todo termine mal
Paolo:
Eso es demasiado tarde Bettina -Dijo mientras se acercaba hacia mí-
Bettina:
Por cierto, no me has dicho que estas haciendo aquí -Dije mientras
comenzaba a asustarme-
Paolo:
Vine a despedirme del amor de mi vida -Me besó la mejilla- para...
siempre
Bettina:
¿Que?
Paolo:
Ya no puedo seguir soportando ver como eres feliz con ese Bill,
mientras que yo sufro por ti Betti -Dijo acariciándome la mejilla-
Es doloroso
De
repente se levantó de la camilla de un salto, me dio un dulce beso
en la frente y comenzó a alejarse de mi, caminando hacia la ventana.
Comencé a asustarme y a sudar frío, ¿Que había querido decir con
“Para siempre”?
La
puerta de la habitación se volvió a abrir, solo que ahora
suavemente, y detrás de ella apareció Bill con un par de bolsas
llenas de unas cajas con comida. Paolo y yo volteamos a verlo,
mientras que él nos observaba extrañado con una ceja alzada, y más
a Paolo, que se encontraba sentado al borde de la ventana, con la
maleta que había traído apoyada en sus piernas.
Paolo:
Hola Bill, que bueno que has llegado -Dijo sonriente, mientras Bill
se acercaba a la mesita de noche y colocaba la comida encima de ésta-
Bill:
Paolo que.. emm ¿Que haces ahí? -Preguntó con un tono de voz
asustado-
Paolo:
Vine a despedirme de la mujer que amo Bill, al igual que vine a
decirte a ti que cuides muy bien de ella
Bill:
Claro que cuidaré bien de ella, pero ¿Porque dices eso?
Paolo:
Porque este es mi final
Entonces
lentamente comenzó a abrir la pequeña maleta que traía consigo, y
de ella sacó el objeto que hizo que a Bill y ami se nos erizara la
piel. Aquella pequeña arma de fuego, de color perla negra. La
sostuvo en sus manos durante un par de minutos, acariciándola con la
yema de sus dedos, admirándola como si estuviera hecha de diamante
puro.
Paolo:
Esta es mi última amiga -Dijo sin dejar de observar su “preciada”
pistola-
Bill:
Paolo no hagas nada por favor -Dijo mientras se acercaba lentamente
hacia él-
Paolo:
¡Hey! -Gritó mientras apuntaba a Bill con la pistola, y yo
comenzaba a temblar y a sudar frío- No te acerques mucho Kaulitz
Bill:
Por favor no hagas nada de lo que piensas hacer, eso no nos llevará
a nada bueno Paolo por favor
Paolo:
¡NO! -Gritó mientras alejaba el arma de Bill y la acercaba a su
cabeza, acariciándose la cara con ella-
Bettina:
¿Y si te lo pido yo? -Dije después de haber tragado saliva, para
poder vencer el miedo que se apoderaba de mi y las palabras lograran
salir de mi boca; siempre me habían dado miedo las armas, cosa que
no era nada extraño, a toda la gente le daba miedo eso, o por lo
menos, a la mayoría- Déjalo Paolo
Paolo:
No me pidas eso Bettina, esto lo hago para escapar del dolor que me
causa que tu no me quieras
Bettina:
¡Si te quiero! Pero no de la manera que tu esperas -Dije comenzando
a desesperarme, y sin darme cuenta, las lágrimas comenzaron a salir
de mis ojos, sin que yo misma pudiera evitarlo, y sin saber cual era
la razón exacta por la que lloraba-
Bill:
Por favor, si en verdad amas a Bettina, déjala que sea feliz con
quien ella deseé -Dijo asustado, mientras yo pude ver claramente
como le temblaban las piernas a Bill un segundo después de que Paolo
introdujera la punta del arma en su boca- ¡No por favor! -Gritó-
Paolo:
-suspiró mientras alejaba el arma de su boca- Demasiado tarde Bill,
solo te pido que la hagas feliz -sonrió- te amo Bettina -y volvió a
introducir el arma en su boca-
Cerré
los ojos de un impulso, y un segundo después, un sonido estruendoso
atormentó a todo el hospital, el sonido de un balazo. Abrí los ojos
de golpe, y pude ver la cara de Paolo destrozarse por el impacto de
la bala contra su garganta, y enseguida, vi su cuerpo caer lentamente
por la ventana, cayendo desde el onceavo piso de un hospital, hacia
el estacionamiento.
Comencé
a gritar como una histérica, mientras apretujaba las sábanas de la
camilla entre mis puños por la desesperación. Bill se dejó caer de
rodillas al suelo, con la boca abierta y con una expresión entre
sorprendido, asustado y aturdido.
Comencé
a llorar y a gritar el nombre de mi amigo, lo que acababa de pasar
era otra cosa más añadida a la lista de mis traumas, el ver a mi ex
mejor amigo suicidarse por mi amor no correspondido.
Bill
se levantó del suelo rápidamente, aún con su sorprendida expresión
marcada en el rostro, se acercó hacia mi y me abrazo con fuerza,
intentando controlar mi llanto.
Hundí
mi cabeza en su pecho para poder llorar mas amargamente. Volteé a
ver la ventana, por la que un minuto atrás mi amigo había salido
disparado. Todo el marco de ésta estaba bañado en sangre, como si
se le hubiese hecho una salpicadera de pintura roja a su alrededor.
Dejé de ver esa atemorizante imagen y volví a hundirme en el pecho
de Bill, que lloraba en silencio; nada comparado conmigo, que parecía
una loca recién sacada del manicomio.
Bill
era una persona muy sensible, por lo tanto la escena reciente le
había tocado en lo mas profundo de su alma. Yo recargada en su pecho
podía escuchar los asustados latidos de su corazón, percibiendo que
se sentía culpable por lo ocurrido.
Sobre
mis gritos de pánico, comenzaron a escucharse gritos de personas y
las sirenas de las ambulancias, y de las patrullas policíacas, todo
provenía de la ventana. Sin separarme de Bill, limpié mis lágrimas
un poco, y seguí llorando contra su pecho, pero ahora en silencio.
La
puerta de la habitación volvió a abrirse, y enseguida entraron tres
doctores, dos enfermeras y varios policías, que comenzaron a
analizar la habitación.
Me
separaron de Bill con un poco de brusquedad, y los doctores junto con
las enfermeras comenzaron a analizarnos a mi novio y a mi, para
asegurarse de que no estuviéramos heridos.
Los
policías se acercaron a la escena del crimen, y la analizaron
perfectamente, hasta que se dieron cuenta que todo había sido nada
mas que un suicidio.
Doctor:
Señorita Murett, señor Kaulitz ¿Se encuentran bien? Estén
tranquilos por favor -asentimos-
Bill:
Bettina está muy asustada doctor, temo que le pueda pasar algo -Dijo
mientras se alejaba de la enfermera que lo seguía analizando e iba
inmediatamente a abrazarme-
Yo
seguía temblando, y soltando pequeños gemidos asustados. Las
enfermeras y los doctores comenzaron a revisarnos la presión, el
azúcar, los signos vitales, los nervios, y demás cosas, para
asegurarse de que ese susto no nos había provocado algún daño.
Bill
estaba más tranquilo que yo, en perfecto estado, en cambio a mí se
me había bajado la presión, y mis nervios estaban a flor de piel.
Los
policías se quedaron allí discutiendo algunos asuntos, y a Bill y a
mi nos sacaron de la habitación y nos llevaron a otra, en la que nos
dieron unos medicamentos a ambos para calmarnos un poco.
Bettina:
Bi.. Bil -tartamudeé, captando la atención de mi novio-
Bill:
¿Que pasa pequeña, te sientes mal? -Dijo mientras me abrazaba más
fuerte y acariciaba mi cabello-
Bettina:
No.. -suspiré- ¿Podrías asomarte por la ventana? Quiero saber que
hay allí afuera -Bill asintió y me besó la frente-
Se
levantó de la camilla y se dirigió hacia la ventana, observando la
escena que había allí afuera. Se quedó en silencio durante unos
minutos, y después soltó un gran suspiro.
Bill:
¿Quieres que te diga? -asentí temerosa- Hay alrededor de tres
ambulancias, dos patrullas policíacas rodeadas de muchísima gente,
entre ellos paparazzis, que seguro quieren saber si algo nos pasó a
nosotros, ya que por alguna razón supieron que esa era tu
habitación, también.. -suspiró- hay demasiada sangre en el piso, y
un bulto.. em.. el cuerpo de Paolo, está cubierto con una sábana
blanca, para que nadie pueda verlo.
Bettina:
De acuerdo -suspiré- avísale a Jared por favor, dile que venga
Bill
salió de la habitación unos minutos para hablar por móvil con
Jared, Tom y Dalia, iba a avisarles a todos lo que acababa de
ocurrir. Yo me quedé un poco mas tranquila sobre mi camilla.
Estiré
mi brazo hacia la mesita de noche, y cogí el control remoto del
televisor; lo encendí y busqué entre los canales, como suponía,
todos los noticieros hablaban del suicidio ocurrido en el onceavo
piso del hospital mas caro de Berlín, proveniente de la habitación
de la dueña del hospital, de la novia de Bill Kaulitz. Todos decían
lo que ya suponíamos que dirían.
uuuuuuuuuuuuh! ke fuerte el kpi!! Se kedara sin lágrimas Bettina y Billito estaba tmb re asustado por la malsana actitud de Paolo u.u Por jebuuus! Jenn ke escena más escalofriante, angustiante y atemorizante!!! Sigo leyendooo ♥
ResponderEliminar:O que fuerte todo :O
ResponderEliminarCuando leí el final del otro capitulo pensé que era Marlon el que entraba
en la habitación de Bettina, pero no me imaginaba que fuese Paolo
y menos que fuese ha hacer algo como eso.
Madre mía aún lo estoy asimilando jaja
Me acabo de leer los 3 capítulos (con este) que no leí
perdón pero tenía los finales encima y muchísimos trabajo U.U
Gracias por seguir avisándome a pesar de ello :D