No hay mucho que decir ahora...Mi fic "Automatic Dreams!" Surgió de una idea loca que tuve hace unos años, no sé cómo ni por qué, pero la trama de la historia llegó a mí de la nada.Yo no tenía ni idea de lo que la escritura o literatura representaban, tenía tan solo 14 años de edad, y aún así decidí emprender este reto.El prólogo de esta historia fue publicado en mi Fotolog, exactamente el día 16 de Noviembre del año 2011.Escribí constantemente durante 1 año entero.Continúe muy vagamente durante otro medio año más.En 2013 ingresé a una nueva escuela, por lo que abandoné el Fic, convenciéndome de que quedaría inconcluso.Fue hasta finales del año 2014 cuando decidí darle un final digno a la historia que formó parte de mí (y de ustedes) durante tanto tiempo.Sé que el final no es tan "digno" como me lo esperaba, sin embargo, tiene uno. Muy básico, pero lo tiene, y eso me hace feliz.Honestamente, no sé si considerar buena mi historia, a mi me gusta, pero como dije antes, a pesar de que ahora tengo 17 años, sigo siento una inexperta total en el tema.Muchas gracias por su paciencia, por su espera.Lo más probable es que éste sea mi primer y último Fic, ya que sigo ocupada en la escuela, y pronto ingresaré a la Universidad.Gracias por amar y odiar a mis personajes JAJAJA...En fin, en serio, MUCHAS GRACIAS.
Jenn.
viernes, 13 de febrero de 2015
Final "Automatic Dreams!" [Parte 4 (parte final)]
Cinco años después…
Me acerco a la habitación de Tom, está
tardando demasiado y algo me dice que necesita ayuda. Lo observo desde el
umbral de la puerta y sonrío intentando sostener las lágrimas.
—Te ves preciosa. —Le dice a Layla
mientras acaricia y acomoda su esponjado vestido color rosa pastel.
— ¿Igual que mamá? —Pregunta ella con la
mirada perdida, brindándole una sonrisa repleta de amor a su padre.
—Igualita. —Tom sonríe. —Te pareces tanto
a ella, las dos igual de preciosas.
—Me gusta parecerme a mamá.
—Y a mí me gusta que te parezcas. —Tom se
pone de pie y agarra a Layla de la mano. — ¡Freddy! —Grita. — ¿Dónde se metió
tu hermano?
— ¡Voy papi! —Responde el niño desde el
cuarto de baño.
— ¿Qué hacías? —Pregunta Tom.
—Arreglo mi cabello, debo ser el más guapo
de la fiesta, más guapo que el tío Bill. —Tom se ríe y Layla lo imita.
—Él es igual a su padre. —Hablo por fin.
Tom voltea a verme y sonríe.
— ¡Tía Bettina! —Grita Freddy y sale
corriendo del baño hacia mí. Me agacho y le doy un fuerte abrazo. —Te ves muy
bonita. —Me sonríe. Acaricio su mejilla y le respondo la sonrisa.
—Y Tú te ves muy guapo. Seguro Bill estará
muy celoso de ti. —Freddy sonríe. A pesar de ser un niño de siete años de edad,
es guapísimo, e idéntico a Bill y Tom, es como si fuera su pequeño trillizo.
—Layla preciosa. —Sonrío y camino hacia
ella. —Creo que tu papá hizo un mal trabajo con tu cabello. —Tom me mira y pone
los ojos en blanco, para después reírse. La pequeña tenía el cabello atado en
dos coletas demasiado disparejas y despeinadas.
— ¡Papi! —Grita la pequeña regañándolo.
—Déjame arreglarlo.
— ¿Cuánto tiempo falta? —Me pregunta Tom.
Yo estoy bastante concentrada en hacerle un sencillo y lindo peinado a Layla a
base de trenzas y algunos rizos.
—Media hora. Bill ya se ha ido con Jared,
Vinz y la nena. —Mi hermano y Vinz finalmente son padres de una hermosa bebé de
dos años de edad; su nombre es Valy. —Deberíamos irnos ya.
—Gracias por peinar a la niña, de verdad
que sigo sin lograr hacer bien esas cosas de mujeres.
—Cada que lo necesites puedes decirme. No
voy a dejar que mi pequeña sobrina ande despeinada por el mundo. —Me río. Tom
sonríe. —Me recuerdas mucho a Jared. —Tom levanta una ceja.
— ¿Cómo? —Pregunta confundido.
—Cuando mis padres murieron y él tuvo que
encargarse de nosotras. Le costó bastante trabajo adaptarse a ser papá, mamá, y
hermano mayor. Kayla estaba muy pequeña, y yo acababa de pasar lo de Marlon.
—Realmente debió ser duro para él.
—Exclama sorprendido. Al parecer nunca había visto la situación planteada así.
—Ahora súmale que era un adolescente
cuidando de dos niñas. No tenía idea de nada. —Sonrío. —Recuerdo cuando me
llegó mi primer periodo. Yo estaba llorando asustada en un rincón del baño, y
él no tenía ni idea de cómo explicarme que era normal. Y tuvo que ir a comprar
lo necesario. —Sonrío con nostalgia. Tom me mira con admiración.
—Debes sentirte muy orgullosa de él.
—Demasiado… —Layla permanece en silencio,
distraída en sus pensamientos. Freddy ha vuelto al cuarto de baño. —Y tú Tom,
estás siguiendo sus pasos. Gracias a ti, tu hija es muy feliz a pesar de que no
puede ver. A ella le has dado tu mundo entero para hacerla feliz, y sin embargo
no has descuidado para nada a tu otro hijo. Eres grande.
—No sé qué decirte Bett, muchas gracias. —El
sonríe orgulloso de sí mismo. Sus ojos están húmedos.
—Terminé Layla, ahora sí te ves más
hermosa.
—Gracias tía. —La niña me brinda una
sonrisa genuina. Freddy sale del baño y se acerca a nosotros.
—Freddy, lleva con cuidado a tu hermana
abajo, debo hablar un momento con tu tía Bettina. —El niño obedece
inmediatamente. El amor y paciencia que tiene hacia su hermana es inigualable.
— ¿Pasa algo Tom? —Pregunto desconcertada
en cuanto los niños se alejan lo suficiente.
—Sólo quería decirte una cosa. —Asiento. —Desde
que Bill me dijo que planeaba pedir tu mano, he pensado mucho en estas
palabras.
—Oh, Tom. —Me río, un poco nerviosa
honestamente.
—Tú sabes bien que mi hermano es mi otra
mitad entera. Y tú eres una chica hermosa, valiente, inteligente, amable,
cariñosa, carismática, fuerte, y muy, muy única. Me hace bastante feliz que mi
hermano haya elegido bien a su compañera de vida. Cuando Bill te vio por
primera vez en aquel concierto, supo que tú eras la indicada. Él siempre decía
que cuando encontrara al amor de su vida, lo iba a saber de inmediato, y yo me
burlaba de él. —Tom se ríe. Mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas. —Y ahora
me doy cuenta que no se equivocó. Y pues… yo sólo quiero agradecerte por todos
estos años a su lado, muchas gracias por cada sonrisa que le has sacado, nunca
te importó su fama o dinero, sólo su amor. Lo sabes comprender, le has enseñado
muchas cosas…
—Hay Dios, Tom… —Limpio mis lágrimas
intentando no estropear mi costoso maquillaje.
—Y lo más importante, tú yo somos grandes
amigos y convivimos bastante bien, y quieres muchísimo a mis hijos. Creo que
mejor cuñada no pude haber tenido. —Tom sonríe al igual que yo, mis ojos siguen
lagrimeando.
—Eres una gran persona, no sé qué decir…
— ¡Sólo dame un abrazo! —Tom extiende sus
brazos y me rodea alegremente. —En verdad, muchas gracias por ser la felicidad
de mi hermano. —Me susurra al oído.
—Gracias a ti por aceptarme, te prometo
que no te voy a defraudar.
—Sé que van a ser muy felices, disfruten
mucho la boda, hoy es su día. Pero disfruten más la luna de miel. —Ambos
reímos. Deshacemos nuestro abrazo.
—Muchas, muchas gracias. No sabes lo feliz
que me hace saber que estés contento por nosotros, por aceptarme. Ustedes son
tan unidos que pensé que sería difícil para ti.
—Por supuesto que no. Si Bill es feliz, yo
también soy feliz. Y si la novia y futura esposa de Bill es tan genial como tú,
soy doblemente feliz.
—Tú también eres genial Tom. —Sonrío.
— ¡Ya deja de llorar mujer! Hoy debes ser
la más bonita de todas. —Ambos reímos. —Oye, pero, si Bill alguna vez te hace
llorar también puedes decírmelo para que le pateé la cabeza. No porque sea mi hermano
siempre estaré de su parte.
—Muchas gracias Tom. —Le digo riéndome.
—Eres tan sensato y divertido, muchas gracias. —Ahora mis lágrimas son de risa.
Me acerco hacia el espejo e intento reparar mi maquillaje que por suerte, no se
ha estropeado demasiado.
—No sé si necesites algún momento a solas…
—Sí, por favor.
—Iré abajo con mis pequeños, no tardes
mucho, no quiero que a Bill le dé un ataque de nervios al ver que no llegas.
—Asiento, Tom ríe y se retira.
En cuanto Tom sale de la habitación
dejándome sola, me siento sobre la cama.
Me encuentro en la habitación que solía
ser de mi hermana. En la mesita de noche hay una bella lámpara de lava color
violeta, y a su lado, una foto enmarcada de Kayla con Tom y una enorme panza
con Freddy y Layla dentro. Al lado hay otra foto de Kayla con mamá y papá.
Sostengo entre mis manos ésta última
durante unos minutos, observando cada detalle de la imagen. Los tres están
sentados en el suelo sobre una alfombra, Kayla tendría alrededor de un año de
edad, y está sentadita justo en medio de mis padres. Los tres sonrientes
mirando a la cámara. No puedo evitar acariciar la foto con tristeza.
— ¿Por qué todos ustedes tenían que
haberse ido tan pronto? —Las palabras de Tom me han sensibilizado, y he
comenzado a llorar de nuevo. —Hoy es el día más especial de mi vida, y ustedes
no están a mi lado. Tal vez no estén físicamente, pero en mi corazón viven
vigorosamente. —Mucho antes de conocer a Bill, yo había iniciado la carrera de
Medicina. Sin embargo, siempre supe que no era lo mío. Mi accidente se atravesó
por lo que en todos estos años decidí cambiar de carrera. Decidiendo dedicarme
apasionadamente a la psicología. —Me hacen tanta falta. Me encantaría tenerte a
ti mamá como mi madrina, a ti hermanita como mi dama de honor principal, y a ti
papá, caminando junto a mí en el pasillo entregándome al altar; pero no se
puede. —Lágrimas y más lágrimas. —No tendré la boda de mis sueños sólo por ese
pequeño detalle. Pero, gracias a ustedes mamá y papá que me mandaron a Bill
como mi ángel de la guarda, y gracias a ti Kayla tengo a Tom, Freddy y Layla
como ángeles más a mi lado. Por algo pasan las cosas, no viviré enojada con la
vida por haber quitado a ustedes de mi lado, sé que se fueron porque su misión
en la vida había terminado. Yo ya cumplí mis más grandes misiones aquí. Superé
mi violación, ahora Marlon está en otro lugar muy lejos de mí, pagando todas
sus faltas en la divinidad. Superé a mis piernas, y ahora puedo moverlas y
caminar como siempre. Y superé la trágica muerte de mi hermana. Mi vida a
partir de ahora no será feliz por siempre ya que después de una tragedia, sigue
otra detrás de otra, y otra, y otra más. Pero si he podido superar todas esas
fallas, sé que podré superar cualquier otro obstáculo frente a mí. Por ustedes,
hoy soy una guerrera. Y mañana seré la mejor psicóloga.
Actualmente soy psicóloga de mi sobrina
invidente Layla. Ella tiene vagos recuerdos de cuando podía ver. Recuerda bien
el rostro y cabello de su mamá, incluso a veces ha visto a Kayla en sus sueños.
Yo me encargo de que Layla viva feliz y no deje que su ceguera la derrumbe.
—Hoy doy un paso adelante hacia otra etapa
de mi vida. Y ustedes tres vienen conmigo.
Sonrío decidida.
— ¡Bettina, debemos irnos! —Grita Tom
desde abajo.
Intento arreglar mi maquillaje de nuevo,
que con algunos retoques, consigue estar perfecto nuevamente.
Bajo las escaleras lo más rápido que el
vestido blanco y precioso me permite, y me dirijo hacia donde está Tom
poniéndose su saco negro y elegante.
Nos dirigimos enseguida hacia la puerta de
entrada, Tom sube a los niños a su auto, para enseguida ayudarme a subir a la
limosina; le dice unas indicaciones al conductor, y él sube a su auto.
En cuanto llegamos, Jared abre la puerta de
la preciosa y elegante limosina blanca. Me propicia una bella sonrisa y me
extiende la mano para ayudarme a bajar. En cuando lo hago, me abraza
fuertemente.
—Llegó el día, hermanita. —Me suelta, y me
acaricia el rostro con el dorso de su mano.
—Lo sé, hermanito. —Lo abrazo de nuevo.
Tom se acerca hacia nosotros caminando con cada niño sostenido a cada una de
sus manos.
— ¿Y Bill? —Le pregunta a mi hermano.
—Adentro, bastante nervioso, esperando a
su preciosa novia. —Responde Jared. Tom asiente y se adentra a la pequeña y
acogedora iglesia.
Minutos después, las campanas comienzan a
hacerse presentes en el fondo. Sostengo a Jared del brazo justo en la entradita
y la música nupcial suena de fondo. Lo aprieto levemente del brazo intentando
controlar mis nervios.
—Jared… —murmuro. Él me mira fijamente. —Hace
rato hablé con papá. Le dije que mi boda sería perfecta si él me llevara de su
brazo al altar. Pero… que seas tú quien me lleve allí es incluso igual o más
especial. —Sonrío, él ensancha su sonrisa y me abraza de nuevo.
—Mi pequeña. —Me besa la frente. —Me pone
muy feliz estar haciendo esto. Te amo mucho hermanita.
Finalmente en cuanto me siento lista, mi
hermano y yo comenzamos a caminar a paso lento hacia el precioso altar.
No hay muchos invitados, pero los ojos de
todos están posicionados en mí.
Muchas sonrisas resplandecen en mi
dirección, y yo les regalo una igual de brillante a cada una de ellas.
Observo a Gustav, de pie al lado de su
esposa.
Georg también está, sostiene la mano de su
novia. No es Sabina, ella ya es parte de su pasado; el día del suicidio de su
padre, ella estaba tan destrozada que decidió alejarse de todo lo que tuviera que
ver conmigo; y como Georg es amigo de mi novio, decidió dejarlo también,
teniendo que pagar él la culpa que supuestamente era mía, aunque la única
víctima era yo.
Simone y Gordon muestran unas de las
sonrisas más brillantes y orgullosas.
David, Natalie… y demás personas del staff
de Tokio Hotel están presentes también.
También hay algunos amigos de Bill y Tom,
amigos míos de la universidad, colegas, y pocas personas allegadas a nosotros.
Tom me guiña un ojo y sonríe también,
bastante conmocionado.
Freddy me lanza un beso y yo me río. Me
levanta el pulgar en señal de aprobación.
Layla está ajena a la situación, con su
mirada fija en un punto indeterminado, como siempre.
Desvío la vista de los invitados, y mis
ojos viajan hasta el frente de la iglesia, donde se encuentra una preciosa cruz
enorme, dorada. Resplandeciendo de una manera tan única y especial. Al pie de
ella, se encuentra una perfecta y preciosa figura masculina que resulta
bastante fácil de reconocer ante mi vista. De todas las sonrisas presentes en
la iglesia, la suya me parece la más única, la más bella, la que hace que mi corazón
tiemble en suspiros.
Su brillante cabello negro, con los años
ha pasado a volverse un rubio centelleante, su cuerpo bastante más musculoso
que años atrás, cubierto con un elegante traje de bodas color blanco, su camisa
de un color negro obsidiana, y una corbata blanca a juego con el traje.
Su rostro perfecto cubierto con una fina
capa de barba bien arreglada.
Este día no lleva piercings, aunque hoy en
día tuviera más que nunca. Había decidido quitárselos para la ocasión especial.
Sus tatuajes no estaban visibles, él único que se asoma por su piel, el cual es
mi favorito, unos huesos dibujados en su mano.
El resplandor de la bella cruz se ve
minúsculo comparado con el resplandor que emana Bill de una manera tan natural.
Tiene sus ojos húmedos, al igual que yo.
Repletos de lágrimas de conmoción y felicidad que luchaban por no salir a
flote.
Finalmente, llegamos al altar. Jared me
posiciona junto a mi futuro esposo y me besa la frente, para después retirarse.
Bill me tiende la mano, y yo se la tomo
sin pensármelo dos veces.
Su sonrisa se ensancha más y más, al igual
que la mía. Nos abrazamos rápidamente.
—Te amo. —Me susurra al oído. Le doy un
suave beso en la mejilla.
—Te amo también. —Respondo.
—Te ves preciosa.
Nos separamos, y observamos al hombre
viejo con mirada amable que se encuentra de pie frente al altar, esperando a
que estemos preparados.
Nos da la bendición.
Todos los invitados están atentos, siendo
testigos de la unión de amor tan pura y real que están presenciando.
Tengo muchas ganas de llorar, al parecer
hoy es mi día sensible. Bill no deja de mirarme a los ojos, lo cual hace que me
tranquilice.
Llega el momento de decir nuestros
preciados votos matrimoniales. Me pongo nerviosa, aunque por suerte, Bill me
sostiene de las manos cariñosamente.
—Yo, Bill, te quiero a ti Bettina, como mi
esposa. Me entrego a ti y prometo mi fidelidad y amor en las alegrías y en las
penas. En la salud y en la enfermedad. Todos, y cada uno de los días de mi
vida.
—Yo, Bettina, te quiero a ti Bill como mi
esposo. Me entrego a ti y prometo mi felicidad y amor en las alegrías y n las
penas. En la salud y en la enfermedad. Todos, y cada uno de los días de mi
vida.
—El Señor, que hizo nacer entre ustedes el
amor, confirme este consentimiento mutuo, que han manifestado ante la iglesia.
Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. —Dice el señor viejo, el
sacerdote.
Una lágrima resbala por mi mejilla en el
momento en que Bill desliza el anillo por mi dedo. Hago lo mismo mientras él
limpia el rastro húmedo en mi mejilla.
—Los declaro, marido, y mujer.
Y tal y como ocurre en las películas… Bill
me sostiene más fuerte de la mano, y me atrae hacia él, colocando su mano en mi
cintura, para después, besarme profundamente.
Comienza a sonar una música preciosa de
fondo, y todos aplauden unánimes.
Ese beso que parece eterno, ese beso de
amor verdadero. Ese beso, que acaba de sellar nuestra unión eterna ante Dios.
Ese beso…
Nos separamos, Bill junta nuestras narices
y nos miramos a los ojos fijamente. Acaricia mis mejillas con sus pulgares,
limpiando nuevamente las lágrimas secas que hay en ellas.
—Gracias por todo. —Le digo.
—Gracias a ti. Nos espera un gran camino
juntos. —Me responde.
—Esto sólo es el comienzo. —Ambos
sonreímos.
Nos besamos de nuevo.
Se dice que después de la tormenta,
siempre sale un arcoíris. Al parecer yo soy la clara prueba de ello. Los años
pasados no habían sido sencillos para mí, sin embargo, a partir de ahora nada
podría salir mal.
Diez años atrás, jamás me hubiera
imaginado que justo ahora, me estaría casando con el vocalista de la banda
favorita de mi hermana….
Te amo Bill.
Juntos por siempre, Bett.
Sueños automáticos.
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