Tom ha tenido que lidiar con su propio
dolor.
Por alguna razón la muerte de Kayla se
volvió un rumor, y mucha gente intenta contactar a él para saber la verdad.
Algunos brindan total apoyo y cariño,
aunque también hay personas que nunca aceptaron a Kayla y parecen alegres con
su aparente muerte.
— ¿Estás listo? —Pregunta Bill entrando en
la habitación con Layla en brazos y Freddy caminando a su lado.
—Sí. —Responde serio.
Bill le entrega a Layla, y Freddy se
sienta al lado de su papá, dándole un fuerte abrazo. Tom reprime un suspiro y
le sonríe a su pequeño.
Bill se encamina a prender la cámara
situada frente al sofá donde se encuentran todos sentados.
—Hola a todos. —Saluda Bill. —Tom y yo
hemos decidido hacer este video para acabar con los rumores, malos comentarios,
y sobre todo, para que todos sepan la verdad, y sepan lo que todos nosotros,
especialmente mi hermano, estamos sintiendo.
—Todo este tiempo en el que nadie ha
sabido nada con certeza sobre nosotros… —Tom mira al techo, suplicando porque
sus lágrimas lo dejen terminar de hablar. —Se debe a que acabo de pasar y estoy
tratando de superar el peor momento de mi vida. —Bill asiente con la cabeza,
mirando a Tom para dejar que él explique. —No sé por dónde empezar. —Murmura.
—Sólo seré sincero, pero trataré de omitir detalles personales. Pues bien,
todos ustedes conocen muy bien quien es la mamá de mis hijos, Kayla. Ella y yo
solíamos ser muy felices, disfrutábamos plenamente de cuidar y disfrutar a
nuestros hijos. Sin embargo, como cualquier pareja normal, teníamos muchas diferencias.
Yo siempre había sido mayor que ella por seis años, por lo tanto pensábamos
diferente la mayoría del tiempo, y no éramos compatibles del todo. Aún así,
seguíamos juntos. —Bill, quien sigue mirando a Tom, entiende perfectamente que
el siguiente en hablar debe ser él.
—No sé si ustedes sabían. Pero Kayla
estaba embarazada de nuevo, es decir, que estaba esperando a un tercer bebé.
—Un día, yo había ido a dormir a casa de
mi madre, y Kayla se quedó sola en casa con Freddy y Layla. Ese día, ella huyó
con nuestros hijos. Estaba sufriendo un aborto espontáneo, y como no quería que
nadie la detuviera, siguió su camino sin prestar atención. —Tom mira fijamente
a la cámara, le resulta bastante difícil cuidar los detalles que debe omitir
mencionar. Teme decir algo indebido y que al final la gente juzgue más y manche
la memoria de Kayla.
—Ese día toda su familia, Tom y yo,
incluso Gustav, Georg, y David, hicimos lo posible por buscarla en todas
partes. Logramos localizarla por un momento, pero cuando llegamos al lugar ella
ya se había ido.
—Al llegar la noche nos rendimos
completamente; estábamos todos desesperados, tratando de pensar más tácticas,
pero ninguna parecía funcionar. De repente llamaron del hospital. Bettina,
hermana de Kayla y novia de Bill, fue quien atendió la llamada. Fuimos al
hospital, y los doctores no tenían noticias sobre ella o sobre los niños; lo
único que pudieron decirnos fue que ella iba conduciendo en una curva bastante
pronunciada y perdió el control debido al fuerte dolor en su vientre, por lo
que se estampó contra un camión. —Tom agacha la mirada, mientras sus ojos están
llenos de lágrimas. Bill toca su hombro dándole fuerzas para continuar. —Perdió
al bebé. —Susurra. —Minutos después el doctor volvió, y dijo algo bastante
doloroso. —La voz de Tom se torna más débil y dolorosa con cada palabra que
pronuncia. Sus ojos están rojos, y Freddy lo mira fijamente, mientras que Layla
tiene la mirada perdida. —Nos anunció que ella estaba ya en sus últimos minutos
de vida. —Una lágrima resbala por su mejilla. —Y ella pidió hablar conmigo
específicamente. Yo no me sentía preparado para verla tan destruida frente a
mí; pero finalmente accedí. —suspira. —Ahora mismo, me gustaría mostrar una
parte de la conversación que tuve con ella, unas de sus últimas palabras.
— ¿Qué? —Le pregunta Bill confundido. Él
no tenía idea que Tom había grabado las palabras de Kayla.
—Dile a
Jared y a Bettina que me perdonen. Y dile a Bill que tenía razón. Pero
principalmente perdóname tú Tom, eres el amor de mi vida. A todos ustedes los
amo demasiado.
—Kayla…
—Prométeme
que te vas a asegurar que los niños no me odien. Freddy y Layla son una
extensión de mi corazón, y no les quiero fallar como ya le fallé al bebé que
esperaba nacer dentro de mí.
—No le
vas a fallar a nadie Kay, ellos te aman. Bettina y Jared te aman. No puedes
irte así.
—Tom, no
llores. Encontrarás a tu verdadero amor. Tú fuiste el mío, pero yo no supe ser
el tuyo. Jamás merecí tener a alguien tan bueno como tú a mi lado.
—Todos
cometemos errores Kay, deja de sentirte así.
—En
verdad perdóname, todos perdónenme.
Tom se ha soltado a llorar mientras que
Bill intenta ser fuerte. En cuanto escuchó en la grabación “…Y dile a Bill que tenía razón.”
sintió como su corazón se encogía. Recordó las horribles palabras que le
dijo a Kayla momentos antes de que ella huyera; y no pudo evitar sentirse
realmente mal. Esa fue su última conversación con ella.
—Después de eso, ella murió frente a mí. —Dice
Tom secamente. —Sé que esto es bastante personal, mi única razón para hacerlo
público es que quiero respeto. Ella lo merece, yo lo merezco, y mis hijos lo
merecen.
—Nosotros no buscamos publicidad con ésto.
Sólo esperamos que la gente nos deje tranquilos con este tema. —Añade Bill.
—Para finalizar, sólo quiero decir algo
sumamente importante. Afortunadamente mi hijo Freddy salió ileso del accidente,
en cambio, mi pequeña Layla no. Ella al igual que su madre sufrió un golpe
bastante fuerte en la cabeza; mi hija hoy en día está con vida, ustedes pueden
verla aquí conmigo. Pero ahora, es invidente, el golpe fue tan fuerte que ella
perdió la vista.
—Nosotros hemos hablado con Georg y
Gustav, y llegamos a un acuerdo.
—No habrá más Tokio Hotel por un largo
tiempo. —Añade Tom fingiendo ser fuerte. —Ellos entienden la situación
perfectamente. Yo necesito estar con mi hija al cien por ciento. Tiene tan sólo
un año y nueve meses de edad, aún es muy pequeña para someterla a tratamientos
y operaciones y es mi deber ayudarla a aprender a vivir en un nuevo mundo sin
color. Necesito estar también para mi hijo. Necesito llenarles por completo
ayudándolos a no resentir la ausencia de su madre. Y también necesito fuerza y
coraje para salir adelante. Es por eso que esperamos que todos lo entiendan.
—Tengan por seguro que Tokio Hotel
volverá. Ahora mismo les prometo, que cuando ese día llegue, mi hermano Tom
Kaulitz estará completamente recuperado, y habrá salido adelante. —Tom sonríe.
—No hay más que decir más que un fuerte
“GRACIAS”.
—Hasta pronto.
Bill apaga la cámara.
— ¿Cómo te sientes? —Pregunta Bill luego
de unos segundos en silencio.
—Con un peso menos encima.
—Fue bueno hacer esto. Estoy orgulloso de
ti. —Bill sonríe. — ¿Por qué no le habías dicho a nadie que habías grabado las
palabras de Kayla?
—No lo sé Bill, creo que no me sentía
preparado para escuchar la grabación de nuevo.
Más días después…
—Ya no sé qué hacer. Desde que publicaron
el video no deja de insistir. —Jared golpea su escritorio, furioso.
—Deberíamos entregarlo a la policía. —Sugiere
Bill.
—Jared, amenázalo con denunciarlo por acoso.
Una denuncia más es lo que él menos necesita. —Añade Tom.
—A veces pienso en que sería bueno que
Bettina hable con él de una vez. Ya es hora que ella también supere las cosas.
—No creo que sea bueno presionarla. —Dice
Bill temeroso.
—Mejor preguntémosle a ella si desea
verlo. Podemos estar todos con ella para que se sienta segura. —Tom parece ser
el de las mejores ideas.
—Él nos dio esa opción antes y se la
negamos. —Responde Jared.
—Siempre se puede cambiar de opinión.
Bill llama a Bettina. Un par de minutos
más tarde ella entra en la oficina de Jared, dentro de la casa.
— ¿Qué hacen todos aquí? —Pregunta ella
sorprendida al ver a los gemelos y a Jared teniendo una conversación que parece
ser seria.
—Siéntate. —Ordena Jared.
— ¿Y bien? —Pregunta impaciente.
—Hermanita, estaba hablando con los chicos
sobre ti. Y sobre algo que te involucra bastante.
—No sé qué decir. —Admite Bettina. Bill y
Tom prefieren guardar silencio y dejar que Jared explique.
—Marlon lleva un año entero insistiendo en
querer hablar contigo. Hace unos meses había dejado de insistir. Pero se enteró
de la muerte de Kayla, dijo que lamentaba nuestra pérdida. Y de nuevo mencionó
el tema. Con Bill y Tom quedamos en que lo bueno sería que hables con él.
—Pero necesitamos que tú lo quieras. —Dice
Tom.
—Bill dice que no sería bueno para ti.
Pero honestamente, tienes veinte años Bettina, y considero que eres bastante
fuerte y madura. Tu accidente te ha fortalecido lo suficiente. Lograste volver
a caminar después de meses y meses de terapias. Sé que una violación infantil
es diferente, pero yo creo en que eres capaz de darle la cara a Marlon y que él
se dé cuenta que no estás destruida.
—Eres valiente. —Bill le sonríe.
—Yo… —Bettina suspira. —Lo haré.
— ¿Segura? —Bettina asiente. —Le diré a Marlon
que venga en la noche.
Bettina sin decir más, se va a su
habitación.
No está convencida de poder hablar con
Marlon, sin embargo, quiere demostrarles a todos su fortaleza.
Horas más tarde, ella se encuentra sentada
en la oficina de Jared, esperando a que éste llegue con Marlon.
Tom se encargó de instalar allí una
pequeña cámara, así todos podrán observar lo que sucede.
[Narra Bettina]
Mis manos sudan. Intento resistir las
ganas de llorar. No quiero decepcionar a Jared, Tom, y Bill que creen en mí. Yo
también creo en mí.
Intento convencerme de que después de esta
conversación habrá un peso menos en mi vida. Y espero que él cumpla su palabra
de no volver a acercarse a mí jamás.
La puerta se abre a mis espaldas. Cierro
los ojos un momento y suspiro intentando agarrar valor del aire.
—Aquí está ella. Los dejaré solos; sólo te
advierto, no hagas ningún movimiento en falso Marlon Sheksal. —Escucho como
Jared cierra la puerta. Un asqueroso olor a tabaco invade la habitación
inmediatamente.
—Bettina. —Susurra. —Voltea, así no
podremos hablar. —Me giro inmediatamente. Nuestras miradas se cruzan, mis ojos
se incendian al entrar en contacto con los suyos. Siento mi sangre hervir
dentro de mis venas.
—Habla de una vez. —Suelto secamente. Él
exhala humo por su boca.
—Me alegra que por fin hayas aceptado
hablar conmigo. No quisiera mencionar nada del pasado, y supongo que tú
tampoco.
—No. —Me limito a decir.
—Quiero que sepas que en verdad te admiro.
A pesar de tu accidente puedes caminar. Y sé que de verdad amabas a tu hermana
con todo tu corazón…
—Que mi hermana esté muerta no significa
que la haya dejado de amar. —Espeto.
—Claro tienes mucha razón. El punto es que
sé que no será fácil que ella no esté, y como buena guerrera que eres, sabrás
afrontarlo.
—Yo también sé que podré afrontarlo;
porque a pesar de todo, mi hermana sigue viva en nuestra memoria. —Decido
ponerme de pie. —Ahora dime algo que no sepa.
—No te pongas a la defensiva. —Me dice
serio. Siento como su mirada me taladra. Aún así intento mantener mi cabeza en
alto.
—Dime de una vez a qué viniste.
—Quiero pedirte perdón. —Dice sin más.
— ¿Perdón? —No puedo evitar reír un poco.
Levanto una ceja y cruzo mis brazos. Sorprendentemente no le tengo miedo. —
¿Quién te dijo que un simple “perdón”
podría arreglar todo? Mucho menos después de más de diez años. Estás muy
equivocado si crees que con tu insignificante “perdón” arreglaremos las cosas tan fácil.
— ¿Qué tengo que hacer para que me
perdones y veas que en verdad estoy arrepentido? —Dice con tono de súplica. Por
un momento dudo si en verdad lo dice de corazón.
—Nada. —Le sonrío.
—Estoy hablando en serio…
—Yo también. —Respondo antes de que él
pueda decir otra cosa. —Si en verdad te importa que yo esté bien aléjate para
siempre. Te desprecio Marlon, deberías saberlo de sobra.
—Lo sé, por eso te estoy pidiendo perdón. —Insiste.
—No sólo hablo de la violación. —Sin darme
cuenta, estoy comenzando a gritar. —Recuerdo las veces que te vi en el balcón
de mi habitación observándome. O la vez que te metiste a mi habitación en el
hospital después de que me operaran. Realmente nunca supe como lograbas estar
cerca de mí aún cuando siempre había alguien cuidándome de ti. —Mis ojos pican,
no lloraré. — ¿Por qué razón lo hacías? ¡Dime! —Grito. —Si lo que querías es que
te tuviera miedo, lo conseguiste. Te convertiste en mi peor espanto. Por tu
culpa sufría todas las noches con pesadillas, ni un solo maldito psicólogo pudo
conmigo. ¡Por tu culpa! Y ahora vienes a decir “perdón”, como si sólo me hubieras quitado un dulce. ¡Así no
funcionan las cosas! —Mis ojos me vencieron. He comenzado a llorar. —La familia
entera nos dio la espalda a todos nosotros. Cuando mis padres murieron a nadie
le importó… todo porque todos prefirieron defender y cubrirte a ti.
—Bettina… —Él se ha quedado sin palabras;
al parecer creyó que me quedaría callada. Yo misma estoy sorprendida de mis
agallas. Limpio mis lágrimas rápidamente.
—No digas nada. —Murmuro. —Si lo que
quieres sólo es un “perdón”, está
bien, te lo doy. Pero por favor vete para siempre de nuestras vidas.
—Ya no puedo con los problemas. —Susurra. —Llevo
meses ocultándome de la policía. Sé que sabes perfectamente de todos los
fraudes que cometí en la empresa. También sé que sabes que la novia de Georg,
el amiguito de Bill, es mi hija.
—Sabina. —Murmuro.
—Y sé que sabes de la paliza que tu
hermano Jared y Bill y Tom se encargaron de proporcionarme para que me alejara
de ti. Y desde hace tiempo quiero hacer ésto, pero no había tenido oportunidad
de acercarme a ti.
— ¿De qué hablas? —Pregunto.
De un segundo a otro, él ahora tiene un
arma de fuego en la mano, con la cual me apunta. Mis ojos están abiertos a más
no poder. Al parecer la traía oculta en su saco asquerosamente elegante.
—Ya no puedo más. Mi hija pronto hará su
vida y no necesitará más de mí. Si no hago ésto, dentro de poco estaré
ahogándome en prisión.
— ¡Deja de apuntarme con eso! —Digo con
voz firme.
—No lo haré hasta que me des tu sincero
perdón.
La puerta se abre de golpe, y aparecen en
la habitación mi hermano, junto con Bill y Tom. Por suerte han estado
observando todo lo que ocurría.
— ¡Déjala ya Marlon! —Grita Jared. Bill
muerto de miedo, sostiene del brazo a Tom; por un segundo pasa por su cabeza
que al igual que su hermano, podría ocurrir que él también vea morir a su
novia.
—Quiero que me perdone. —Dice sin más.
— ¡Baja esa pistola! —Grita de nuevo mi
hermano.
— ¡Bettina perdóname por favor! —Grita
Marlon, sus ojos están llenos de lágrimas.
—Te perdono. —Todos me miran incrédulos. —Te
perdono. Por favor ya déjanos tranquilos. —Suplico.
—En verdad lo lamento.
De pronto baja el arma. Todos suspiramos
de alivio, mientras que una lágrima resbala del rostro de mi tío. En un abrir y
cerrar de ojos, coloca la pistola dentro de su boca, jala el gatillo, y un
estruendoso ruido azota y rebota por las paredes.
Se ha suicidado frente a mí.
Se arrepintió de corazón y le di mi
perdón; sin saber que él sólo quería morir en paz.
(Aún falta un capítulo más, la parte 4, será el último y el más largo de todos. Pronto lo subiré :D)
(Sé que este capítulo está un poco mal y feo, pero estoy escribiendo el final lo más breve posible, y no hallé mejor forma para describir las cosas. Me hubiera gustado escribir más a detalle la discusión de Bettina & Marlon, al igual que su muerte, sin embargo logré poner lo esencial, y espero que les guste :D <3)