domingo, 11 de agosto de 2013

Cap. 19 Automatic Dreams [2da. temp.]

Capítulo 19: Habla ahora.


            Alrededor de media hora después, Jared y yo llegamos a casa, después de haber llevado a Vinz y Serch a sus hogares.
Había comenzado a llover, así que me resultaba imposible salir del auto por mí misma.
Mi hermano me llevo cargando en sus brazos no tan musculosos, pero fuertes.
Me llevó así hasta llegar a mi habitación. Me colocó sobre la cama y se sentó a mi lado, mirándome dulcementente.




—Te amo Jared, gracias. —Murmuro divertida pero seria a la vez mientras revuelvo un poco su largo cabello oscuro en un gesto de cariño.

—Esto y más haría por ti, hermanita. —Me guiña un ojo y recarga su cabeza en mi hombro. Yo coloco mi cabeza sobre la suya segundos después. —Por favor, llámale a Bill ahora, necesito saber qué ocurre con Kayla. Pareciera que olvidó por completo que tiene dos hijos que cuidar; Flor debe irse ya a descansar.

—Dile a Flor que puede irse, yo cuidaré a los bebés. —Musito completamente segura.

—No te dejaré cuidar a los bebés tú sola.

—Lo sé, por eso te quedarás aquí conmigo para que ambos los cuidemos hasta que regrese Kayla.

Le sonrío divertida a Jared y él comienza a reír. Se levanta de la cama y se dirige hacia la puerta de mi habitación.

—Llama a Bill ahora y no le cuelgues hasta que yo llegue con los bebés, ¿de acuerdo? Quisiera hablar con él también. —Asiento con la cabeza y él sale de la habitación.


Rebusco entre mi bolso y hallo mi móvil; sigo sin tener llamadas de Bill.
Marco su número rápidamente, sabiéndomelo de memoria. Espero… y no contesta.
Vuelvo a marcar, y nada.
El nerviosismo se apodera de mí.

Jared regresa con ambos bebés en sus brazos, mientras yo marco el número por tercera vez, escuchando el pitido un par de veces, finalmente Bill contesta.

— ¡Holaaaaaa! —Saluda alegre. — ¡Barbie! ¿Qué tal? —Pregunta, extremadamente alegre… ¿Barbie?

— ¿Estás ebrio? —Es lo primero que se me ocurre decir después de escuchar su extraño tono de voz. Él suelta una estruendosa carcajada.

—Yo no diría ebrio… hip… te amo, mi preciosa muñeca Barbie. —Hipa. Definitivamente está ebrio.

— ¿Qué te pasa? ¿Por qué Barbie? —Pregunto asustada y molesta a la vez. Mientras yo muero de incertidumbre, él se divierte como loco.

—Porque toda la gente dice que las Barbies son perfectas… hip. Y tú eres perfecta para mí. —Sonrío estúpidamente. Mi molestia queda en el olvido.

Jared coloca a Freddy y Layla frente a mí y comienza a ‘jugar’ con ellos colocándoles animalitos de peluche en sus pequeños rostros.

—También te amo Bill… —Digo intentando levantar mi voz un poco. Él está riendo como imbécil y dudo que pueda escucharme. —Dime dónde está mi hermana, por favor.

— ¿Kayla? —Pregunta.

—Sí, es la única hermana que tengo.

—No no. Hip. También Vinz es tu hermana ahora.

—Kayla, dime donde está ella.

— ¿Kayla? ¿La pequeña chica rubia que se parece mucho a ti? —Pregunta, aún riendo.

— ¡Si, joder! ¡Dime donde mierda está! Me dijeron que se había ido contigo Bill. —Le grito comenzando a exasperarme. Jared y los bebés voltean a verme al mismo tiempo, haciéndome sonreír por su extraña acción unánime.

—Pon altavoz… —Murmura mi hermano. Claramente notando que la conversación con Bill no iba para nada bien. Activo el altavoz.

—Ah, ella. Está ahora mismo en el camerino de Georg teniendo sexo con Tom. — ¿Qué?

— ¿Cómo sabes? ¿Por qué estás ebrio? ¿Por qué te ríes tanto? —Repentinamente tengo ganas de llorar. Nunca antes había descubierto que el Bill ebrio es tan frustrante.

—Ella me lo dijo, incluso me pidió condones. —Ríe estruendosamente de nuevo.

El sentimiento logra ganarle a mi autocontrol, y furiosa, arrojo mi móvil con fuerza, golpeando a Jared en el pecho con éste. Él coge el teléfono y lo sostiene entre sus manos.

— ¿Hola? —Pregunta Bill. Yo comienzo a llorar, y Jared me abraza con un solo brazo.

¿Por qué estoy llorando?

—Betti no te enfades, sólo estoy pasándola bien con Georg y Gustav.

—La has hecho llorar Bill. —Jared habla por fin. Bill jadea del otro lado de la línea.

— ¿Por qué? Yo no quiero hacerla llorar, acabo de decirle que la amo. A demás, ella tiene otras razones peores que yo para llorar.

— ¿Qué? —Murmuro. Limpio mis lágrimas con mi antebrazo.

—Digo, yo nunca te he violado, y nunca te he atropellado hasta dejarle inválida. Así que no soy razón suficiente.

Mis ojos estallan en lágrimas de nuevo. Jared abre la boca sorprendido de que Bill haya sido capaz de decirme eso.

—Llamaré a Tom más tarde.

— ¿Ya van a colgar? —Pregunta Bill inocentemente. ¿El alcohol lo hace ser así?

—Sí, estás un poco mal, y no queremos molestarte.

—No me molestan. Jamás. Te amo Bettina.

—Bill, adiós. Mañana hablas con ella.

—Dile que la amo.

—Bettina, dice Bill que te ama.

—Te amo Bettina. —Repite Bill de nuevo. Yo limpio mi rostro con la camiseta de Jared.

—Yo también… —Respondo. Sé que no fue su intención herirme con sus palabras. Así que no puedo molestarme, no antes de hablar con él cuando esté sobrio.
 

Terminamos de despedirnos y Jared cuelga el teléfono. Él sigue abrazándome, aunque yo ya dejé de derramar lágrimas.
Los bebés ya se han quedado dormidos.


[ Narrador ]


Días después, los chicos volvieron a la gira, y de nuevo volvieron los momentos difíciles para despedirse.

Todo entre Kayla y Tom resultaba ser más que perfecto después de aquella entretenida noche que habían pasado juntos en el camerino.
Bill y Bettina habían sufrido una leve discusión debido a la ebriedad de Bill ese mismo día; él se disculpó por las palabras sin sentido que habían salido de su boca, y todo había quedado en el olvido.


            — ¿Y ahora qué? —Preguntó Kayla mientras se paseaba por toda la sala de estar, sosteniendo a Layla en sus brazos, amamantándola. Bettina sostenía a un dormido Freddy en su regazo sentada sobre un sofá.

—Tenemos que planear una fiesta. —Murmuró la hermana mayor, un poco entusiasmada.

— ¿Para?

—El cumpleaños de Bill y Tom, es en un par de semanas.

—Ah, por poco lo olvidaba… —Kayla se había emocionado también. —Acaban de volver a la gira, ¿crees que tengan tiempo para venir aquí otra vez aunque sea por un fin de semana?

—Estoy segura que así será. Tengo muchas ideas para celebrarlo, y quiero que tú me ayudes. —Ambas hermanas se miraron cómplices. Todo debía ser perfecto para aquel día tan especial.



 [ Bill ]


— ¿¡Pero qué mierdas quiere ese hombre!? —Lanzo un grito exasperado a David, quien juega con sus dedos nerviosamente, claramente siendo testigo de mi reacción.

—Sólo está exigiendo hablar contigo, dice que es muy privado. —Responde él levantando la voz también.

— ¿Cómo sabe que estamos en éste hotel?  —Cuestiona Tom desde el otro extremo de la habitación.

Ahora mismo nos encontramos todos los chicos hospedados en un bello hotel de Italia, descansando un rato, antes de realizar otro concierto.

—Ni idea. —Responde David horrorizado. Entrecierro los ojos dándome cuenta.

—El imbécil de Georg alertó a Sabina, podría jurarlo. — ¡Joder!

—Deberías ir a ver qué quiere él, Bill. —Me sugiere Tom caminando hacia mí, colocando su mano en mi hombro, brindándome las fuerzas necesarias.

—Marlon Sheksal… ¿Qué malditas seas quiere él ahora? —Gritó liberándome un poco apretando mi cabello entre mis manos.

— ¿Quieres que te acompañe? —Pregunta Tom, preocupándose por mí.

Todos sabemos que ese hombre es capaz de mil cosas.

Después de la paliza que le brindamos a Marlon Jared, Tom, David, y yo, éste no se había atrevido a aparecerse. Desde hace casi medio año.

—David, envíanos algo de seguridad aquí a la habitación. Y después dile a ese hombre que venga a hablar aquí conmigo. Quiero que estés aquí Tom.


David asiente con la cabeza y sale de la suite.
Pocos, muy pocos minutos después llegan dos chicos de seguridad y cada uno se encamina hacia un lado diferente de la habitación.
Me siento aliviado, aunque mi hermano parece demasiado nervioso. Camino hacia la cama donde se encuentra él sentado con las piernas separadas y ambos codos apoyados en cada una de sus rodillas; pensativo.

—Tranquilo. —Murmuro frente a él.

—No entiendo cómo es que eres tan valiente respecto a él. Ese hombre ha hecho mucho daño. No sólo a Bettina… ¿Ya olvidaste todos sus fraudes en su empresa?

—Por supuesto que no he olvidado nada, pero no debemos demostrarle nuestro miedo.

Alguien golpea la puerta un par de veces, y Tom y yo miramos expectantes.

—Pase. —Indico. Tom se pone de pie y ambos nos armamos de valor.

—Está aquí. —Anuncia David después de asomar la cabeza por la puerta; ésta se abre por completo, dejando expuesta la elegante e insoportable figura de Marlon detrás de él.

—Marlon. —Espeto después de que David vuelve a cerrar la puerta dejando a Marlon en la habitación con Tom y conmigo. Y con los chicos de seguridad.
 
—Bill. —Responde. Su voz es lo suficientemente grave. Sus brillantes ojos verdes derraman repugnancia. —Pedí hablar contigo… a solas. —Dice, mirando fijamente a mi hermano.

—Tom es mi gemelo y sabe absolutamente todo. Así que cualquier cosa que quieras decirme, no dudes en que él también debe escucharla.

—Bill… —Dice con voz firme. Frunzo el ceño.

—Habla rápido, o mejor retírate.

—Quiero hablar con Bettina, y tú eres el único que puede dirigirme a ella.

¿A caso está loco?

Siento mis puños calentarse.

Tom me aprieta fuertemente el brazo, claramente divisando mis intensiones de lanzarme a golpear a Marlon como si no hubiese un mañana.

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