Alrededor de
media hora después, Jared y yo llegamos a casa, después de haber llevado a Vinz
y Serch a sus hogares.
Había comenzado a llover, así que me resultaba imposible
salir del auto por mí misma.
Mi hermano me llevo cargando en sus brazos no tan musculosos,
pero fuertes.
Me llevó así hasta llegar a mi habitación. Me colocó sobre la
cama y se sentó a mi lado, mirándome dulcementente.
—Te amo Jared, gracias. —Murmuro divertida pero seria a la
vez mientras revuelvo un poco su largo cabello oscuro en un gesto de cariño.
—Esto y más haría por ti, hermanita. —Me guiña un ojo y
recarga su cabeza en mi hombro. Yo coloco mi cabeza sobre la suya segundos
después. —Por favor, llámale a Bill ahora, necesito saber qué ocurre con Kayla.
Pareciera que olvidó por completo que tiene dos hijos que cuidar; Flor debe
irse ya a descansar.
—Dile a Flor que puede irse, yo cuidaré a los bebés. —Musito
completamente segura.
—No te dejaré cuidar a los bebés tú sola.
—Lo sé, por eso te quedarás aquí conmigo para que ambos los
cuidemos hasta que regrese Kayla.
Le sonrío divertida a Jared y él comienza a reír. Se levanta
de la cama y se dirige hacia la puerta de mi habitación.
—Llama a Bill ahora y no le cuelgues hasta que yo llegue con
los bebés, ¿de acuerdo? Quisiera hablar con él también. —Asiento con la cabeza
y él sale de la habitación.
Rebusco entre mi bolso y hallo mi móvil; sigo sin tener
llamadas de Bill.
Marco su número rápidamente, sabiéndomelo de memoria. Espero…
y no contesta.
Vuelvo a marcar, y nada.
El nerviosismo se apodera de mí.
Jared regresa con ambos bebés en sus brazos, mientras yo
marco el número por tercera vez, escuchando el pitido un par de veces,
finalmente Bill contesta.
— ¡Holaaaaaa! —Saluda alegre. — ¡Barbie! ¿Qué tal? —Pregunta,
extremadamente alegre… ¿Barbie?
— ¿Estás ebrio? —Es lo primero que se me ocurre decir después
de escuchar su extraño tono de voz. Él suelta una estruendosa carcajada.
—Yo no diría ebrio… hip… te amo, mi preciosa muñeca Barbie.
—Hipa. Definitivamente está ebrio.
— ¿Qué te pasa? ¿Por qué Barbie? —Pregunto asustada y molesta
a la vez. Mientras yo muero de incertidumbre, él se divierte como loco.
—Porque toda la gente dice que las Barbies son perfectas…
hip. Y tú eres perfecta para mí. —Sonrío estúpidamente. Mi molestia queda en el
olvido.
Jared coloca a Freddy y Layla frente a mí y comienza a
‘jugar’ con ellos colocándoles animalitos de peluche en sus pequeños rostros.
—También te amo Bill… —Digo intentando levantar mi voz un
poco. Él está riendo como imbécil y dudo que pueda escucharme. —Dime dónde está
mi hermana, por favor.
— ¿Kayla? —Pregunta.
—Sí, es la única hermana que tengo.
—No no. Hip. También Vinz es tu hermana ahora.
—Kayla, dime donde está ella.
— ¿Kayla? ¿La pequeña chica rubia que se parece mucho a ti?
—Pregunta, aún riendo.
— ¡Si, joder! ¡Dime donde mierda está! Me dijeron que se
había ido contigo Bill. —Le grito comenzando a exasperarme. Jared y los bebés
voltean a verme al mismo tiempo, haciéndome sonreír por su extraña acción
unánime.
—Pon altavoz… —Murmura mi hermano. Claramente notando que la
conversación con Bill no iba para nada bien. Activo el altavoz.
—Ah, ella. Está ahora mismo en el camerino de Georg teniendo
sexo con Tom. — ¿Qué?
— ¿Cómo sabes? ¿Por qué estás ebrio? ¿Por qué te ríes tanto?
—Repentinamente tengo ganas de llorar. Nunca antes había descubierto que el
Bill ebrio es tan frustrante.
—Ella me lo dijo, incluso me pidió condones. —Ríe
estruendosamente de nuevo.
El sentimiento logra ganarle a mi autocontrol, y furiosa,
arrojo mi móvil con fuerza, golpeando a Jared en el pecho con éste. Él coge el
teléfono y lo sostiene entre sus manos.
— ¿Hola? —Pregunta Bill. Yo comienzo a llorar, y Jared me
abraza con un solo brazo.
¿Por qué estoy llorando?
—Betti no te enfades, sólo estoy pasándola bien con Georg y
Gustav.
—La has hecho llorar Bill. —Jared habla por fin. Bill jadea
del otro lado de la línea.
— ¿Por qué? Yo no quiero hacerla llorar, acabo de decirle que
la amo. A demás, ella tiene otras razones peores que yo para llorar.
— ¿Qué? —Murmuro. Limpio mis lágrimas con mi antebrazo.
—Digo, yo nunca te he violado, y nunca te he atropellado
hasta dejarle inválida. Así que no soy razón suficiente.
Mis ojos estallan en lágrimas de nuevo. Jared abre la boca
sorprendido de que Bill haya sido capaz de decirme eso.
—Llamaré a Tom más tarde.
— ¿Ya van a colgar? —Pregunta Bill inocentemente. ¿El alcohol
lo hace ser así?
—Sí, estás un poco mal, y no queremos molestarte.
—No me molestan. Jamás. Te amo Bettina.
—Bill, adiós. Mañana hablas con ella.
—Dile que la amo.
—Bettina, dice Bill que te ama.
—Te amo Bettina. —Repite Bill de nuevo. Yo limpio mi rostro
con la camiseta de Jared.
—Yo también… —Respondo. Sé que no fue su intención herirme
con sus palabras. Así que no puedo molestarme, no antes de hablar con él cuando
esté sobrio.
Terminamos de despedirnos y Jared cuelga el teléfono. Él
sigue abrazándome, aunque yo ya dejé de derramar lágrimas.
Los bebés ya se han quedado dormidos.
[ Narrador ]
Días después, los chicos volvieron a la gira, y de nuevo
volvieron los momentos difíciles para despedirse.
Todo entre Kayla y Tom resultaba ser más que perfecto después
de aquella entretenida noche que habían pasado juntos en el camerino.
Bill y Bettina habían sufrido una leve discusión debido a la
ebriedad de Bill ese mismo día; él se disculpó por las palabras sin sentido que
habían salido de su boca, y todo había quedado en el olvido.
— ¿Y ahora
qué? —Preguntó Kayla mientras se paseaba por toda la sala de estar, sosteniendo
a Layla en sus brazos, amamantándola. Bettina sostenía a un dormido Freddy en
su regazo sentada sobre un sofá.
—Tenemos que planear una fiesta. —Murmuró la hermana mayor,
un poco entusiasmada.
— ¿Para?
—El cumpleaños de Bill y Tom, es en un par de semanas.
—Ah, por poco lo olvidaba… —Kayla se había emocionado
también. —Acaban de volver a la gira, ¿crees que tengan tiempo para venir aquí
otra vez aunque sea por un fin de semana?
—Estoy segura que así será. Tengo muchas ideas para
celebrarlo, y quiero que tú me ayudes. —Ambas hermanas se miraron cómplices.
Todo debía ser perfecto para aquel día tan especial.
[ Bill ]
— ¿¡Pero qué mierdas quiere ese hombre!? —Lanzo un grito
exasperado a David, quien juega con sus dedos nerviosamente, claramente siendo
testigo de mi reacción.
—Sólo está exigiendo hablar contigo, dice que es muy privado.
—Responde él levantando la voz también.
— ¿Cómo sabe que estamos en éste hotel? —Cuestiona Tom desde el otro extremo de la
habitación.
Ahora mismo nos encontramos todos los chicos hospedados en un
bello hotel de Italia, descansando un rato, antes de realizar otro concierto.
—Ni idea. —Responde David horrorizado. Entrecierro los ojos
dándome cuenta.
—El imbécil de Georg alertó a Sabina, podría jurarlo. — ¡Joder!
—Deberías ir a ver qué quiere él, Bill. —Me sugiere Tom
caminando hacia mí, colocando su mano en mi hombro, brindándome las fuerzas
necesarias.
—Marlon Sheksal… ¿Qué malditas seas quiere él ahora? —Gritó
liberándome un poco apretando mi cabello entre mis manos.
— ¿Quieres que te acompañe? —Pregunta Tom, preocupándose por
mí.
Todos sabemos que ese hombre es capaz de mil cosas.
Después de la paliza que le brindamos a Marlon Jared, Tom,
David, y yo, éste no se había atrevido a aparecerse. Desde hace casi medio año.
—David, envíanos algo de seguridad aquí a la habitación. Y
después dile a ese hombre que venga a hablar aquí conmigo. Quiero que estés
aquí Tom.
David asiente con la cabeza y sale de la suite.
Pocos, muy pocos minutos después llegan dos chicos de
seguridad y cada uno se encamina hacia un lado diferente de la habitación.
Me siento aliviado, aunque mi hermano parece demasiado
nervioso. Camino hacia la cama donde se encuentra él sentado con las piernas
separadas y ambos codos apoyados en cada una de sus rodillas; pensativo.
—Tranquilo. —Murmuro frente a él.
—No entiendo cómo es que eres tan valiente respecto a él. Ese
hombre ha hecho mucho daño. No sólo a Bettina… ¿Ya olvidaste todos sus fraudes
en su empresa?
—Por supuesto que no he olvidado nada, pero no debemos
demostrarle nuestro miedo.
Alguien golpea la puerta un par de veces, y Tom y yo miramos
expectantes.
—Pase. —Indico. Tom se pone de pie y ambos nos armamos de
valor.
—Está aquí. —Anuncia David después de asomar la cabeza por la
puerta; ésta se abre por completo, dejando expuesta la elegante e insoportable
figura de Marlon detrás de él.
—Marlon. —Espeto después de que David vuelve a cerrar la
puerta dejando a Marlon en la habitación con Tom y conmigo. Y con los chicos de
seguridad.
—Bill. —Responde. Su voz es lo suficientemente grave. Sus
brillantes ojos verdes derraman repugnancia. —Pedí hablar contigo… a solas.
—Dice, mirando fijamente a mi hermano.
—Tom es mi gemelo y sabe absolutamente todo. Así que
cualquier cosa que quieras decirme, no dudes en que él también debe escucharla.
—Bill… —Dice con voz firme. Frunzo el ceño.
—Habla rápido, o mejor retírate.
—Quiero hablar con Bettina, y tú eres el único que puede
dirigirme a ella.
¿A caso está loco?
Siento mis puños calentarse.
Tom me aprieta fuertemente el brazo, claramente divisando mis
intensiones de lanzarme a golpear a Marlon como si no hubiese un mañana.