sábado, 23 de febrero de 2013

Cap. 10 Automatic Dreams [2da. temp.]


Capítulo 10: Definitivamente 

NO.


[ Bill ]


¿Bettina se había automutilado? ¡No podía ser posible!

La jalé del brazo violentamente obligándola a ponerse de pie frente a mí. Ella intentó reprimir un quejido de dolor y suavicé el agarré. Ya bastante daño se había hecho y no quería causarle más.

— ¿Qué pasa? —Le pregunté intentando tranquilizarme. Ella mordió aún más su labio inferior, haciendo que me desesperara por su falta de respuesta. — ¡Contéstame! —Coloqué mis manos en sus hombros y la sacudí fuertemente. Una toalla roja cayó al suelo… ¡Una toalla blanca manchada de rojo cayó al suelo!

—Bill… —Murmuró sin verme a los ojos. Tan sólo consiguió desesperarme más.

—Perfume… —Adiviné rápidamente lo que había pasado. La habitación apestaba a cereza y ni siquiera lo había notado. Había roto un perfume… —Por favor dime que fue un accidente. —Dije un poco más tranquilo. Levanté su rostro con un delicado movimiento y nos miramos a los ojos, ella había comenzado a llorar.

—Al principio lo fue. —Respondió rápidamente y con la voz completamente firme a pesar de la situación. —Te juro que no sé qué me pasó… —Yo seguía sin entender nada.

Me armé de valor, lo suficiente para agarrar cuidadosamente su brazo oculto detrás de su espalda; lo recorrí lentamente con la mirada hasta que llegué a su mano, completamente destrozada. Suspiré  aliviado, mi mente paranoica había hecho que imaginara una terrible herida profunda atravesándole todo el brazo, o tal vez su mano sin dedos, o algo mucho peor de lo que realmente era.
A simple vista parecía que alguien había apuñalado su mano repetidas veces y me horroricé enseguida. Conseguí calmarme un poco cuando la observé con detenimiento, estaba repleta de cortes por todos lados, y enormes pedazos de vidrio incrustados en ella. Y no paraba de sangrar…

—Ya hablaremos luego Bettina. —Me limité a decir lo más serio que pude. Quería que se diera cuenta de que lo que aparentemente ella se había provocado estaba muy mal. Bett asintió y evadió mi mirada acusadora.

 La cogí de la cintura y prácticamente la cargué hasta llevarla a la cama, sentándola al lado de Layla, quien estaba recostada muy tranquila y alegre. Bett seguía con la mirada baja y sin musitar palabra alguna, y eso me hizo ponerme más nervioso aún. Estaba desesperado, pero no quería que ella se diera cuenta, así que traté de actuar lo más natural posible.

—¿Dónde está el botiquín? —Pregunté un rato después de haber estado vagando por toda la habitación buscando inútilmente. —Bettina… ¿Y el botiquín? —Repetí. Volteé a verla, ella estaba hipnotizada observando su mano lastimada y acariciándola con la sana. Una terrible sensación de vértigo y terror me recorrió el cuerpo cuando vi cómo ella naturalmente sacaba sin ningún cuidado un trozo de vidrio de su mano y volvía a introducirlo en su piel, como si ésta estuviera hecha de plástico. Ni una pizca de dolor se asomó por su rostro, ella seguía indiferente.

—No quiero más su sangre Bill. —Me dijo sin despegar la mirada del líquido rojo que recorría su antebrazo. Ella sabía que yo la estaba mirando, pero le importaba más verse sangrar.

—…¿Qu… qué? —Tartamudée.

—La sangre, la que Marlon me donó. No la quiero más dentro de mí, así que por eso me la sacaré, TODA. —Dijo completamente sonriente sin dejar de sacar los vidrios de su mano y volver a introducirlos.

—Bett, te vas a debilitar, deja de hacer eso por favor. —Le rogué, y armándome de valor, caminé hacia ella, cogiendo fuertemente su brazo sano y obligándola a dejar de cortarse. Ella apretó los dientes y como pudo, se incorporó sobre la cama.

— ¡TÚ NO SABES LO QUE SIENTO! —Me gritó, yo no la solté aunque ella movía su brazo fuertemente para que la soltara. Bett aún seguía llorando, y si seguía así, yo también terminaría derramando lágrimas. —Ya sé que no te gusta verme así, pero te juro que ya no soporto esto… —Aventó con fuerza el trozo de vidrio hacia la pared, haciéndolo añicos. Me sentí repentinamente aliviado al ver que ya no tenía nada punzocortante con lo que hacerse daño.

—Lamento no poder comprenderte. —Murmuré observándola fijamente a los ojos, ella dejó de revolverse bajo mi agarre y me dedicó una mirada llena de culpa. Sus ojos seguían derramando lágrimas sin parar. —…Pero hago lo que puedo, te lo juro.
               

Nos quedamos en silencio unos minutos, lo único que se lograba escuchar en la habitación eran los sollozos de Bettina que no podía apartar la vista de su mano, estaba completamente confundida. Yo seguía sentado a su lado, mirándola llorar, no me sentía capaz de dejarla sola unos minutos para ir por el botiquín de primeros auxilio; nadie sabe lo que puede pasar en unos minutos…

— ¡Toc, toc! Hey, ¿Puedo pasar? —Kayla golpeó la puerta un par de veces.

—Si… —Respondí y tragué saliva pensando: ¿Cómo diablos le iba a explicar a Kayla lo que había pasado con su hermana?

—Vengo por mi bebé, es hora de comer. —Dijo mientras entraba a la habitación. Volteé a ver a mi sobrinita que se había quedado dormida sobre la cama, casi había olvidado que ella se encontraba con Bett y conmigo. — ¡Bettina! —Saludó alegremente a su hermana mayor, abrazándola de repente, Bett no hizo movimiento alguno. —Tus terapias comienzan den diez minutos, ¿Qué haces…? ¿Qué pasó? —Preguntó aterrada en cuanto reparó en la mano de Bett.

—Fue un accidente… —Respondí rápidamente a su pregunta.




[ Bettina ]


Abrí los ojos lentamente, la luz que se filtraba por la ventana de mi habitación resultaba un poco irritante. Mi mano punzaba y ardía terriblemente aún estando cubierta por vendas.
Me senté de golpe sobre la cama recordando repentinamente todo lo que había pasado, ¿Realmente todo lo había hecho yo?

La puerta se abrió lentamente, apareciendo por ella una silueta masculina que yo conocía perfectamente. De repente me sentí culpable…

—Vaya, ya has despertado. —Dijo entre alegre y aliviado, sentándose a mi lado y abrazándome por los hombros. — ¿Logras recordar todo?

—Sí, o eso creo, lo único que no recuerdo es cuándo me quedé dormida. —Confesé. Jared sonrió y apretó su abrazo.

—Te desmayaste por falta de sangre Bettina. —Dijo repentinamente serio y poniéndose de pie frente a mí. —Por lo que me contaron, eso era lo que querías ¿NO? Sacarte la sangre… ¿Eres tonta, acaso? Bill se ha puesto histérico, estuvo a punto de irse a hacer otro concierto de caridad para conseguirte sangre… —Jared se había alterado, echándome en cara todo lo que yo, y nadie más que yo había ocasionado. —Estuve mucho tiempo intentando tranquilizarlo, y finalmente llamamos a un doctor que vino a revisarte. —Suspiró llevándose las manos a la cabeza. Yo sabía que para Jared era muy difícil regañarme de esa forma, pero él y yo sabíamos que un regaño era lo que yo necesitaba por mi estupidez. —Por suerte no necesitas ninguna transfusión.

—Perdón… —Murmuré.

—A mí no es a quién tienes que pedir perdón, sino a ti misma. —Me quedé callada como un muerto, intentando reprimir mis inútiles lágrimas. —Anoche hablé con Bill… —Continuó hablando después de unos minutos en silencio. Levanté la cabeza y miré a mi hermano a los ojos. —Le dije que necesitas ir al psicólogo.

—Sabes que no volveré a ir con uno jamás. —Le corté antes de que continuara con sus ridiculeces.

—Vas a volver aunque no quieras Bettina. —Levantó la voz, poniéndose más serio si es que era posible. Mi hermano mayor… ¿Realmente debería obedecerlo ahora? —Es lo que necesitas.

— ¿Qué te dijo Bill cuando le dijiste? —Pregunté. Me sentía molesta con mi hermano, Él sabía perfectamente que yo juré no volver con un psicólogo, ya que siempre me habían causado mucho daño, todos se empeñaban en hacerme recordar demasiado todo lo ocurrido con Marlon, y mientras más lo recordaba, peor era mi situación. Y ningún psicólogo había conseguido ayudarme…

—Me dijo que iba a intentar hacer algo por ti. — ¿A qué se refería con eso? Bill sabía sobre mi rechazo hacia los psicólogos, él jamás dejaría que Jared me obligara a ir con uno, ¿O sí? De repente me sentí frustrada.

—No te voy a llevar con cualquiera. —Volvió a sentarse a mi lado, giré la cara, no quería seguir escuchándolo.  —Eres novia de uno de los cantantes más famosos del mundo, por lo que no dejaré que le cuentes tu vida privada a un desconocido. —Había olvidado eso. Si llegaba y le contaba mis problemas a una persona sin conocer me iba a resultar demasiado caro en todos los sentidos.

—Tú lo has dicho Jared, ahora definitivamente es un NO. —Enfaticé la última palabra y me crucé de brazos. — ¿Dónde está Bill? —Pregunté aún molesta, intentando dejar el tema de la psicología en el olvido.

—Les pedí a Tom y Kayla que se lo llevaran a algún lugar para que se tranquilizara, y creo que fueron de compras. —Asentí. Me sentí mal por él, seguro se había asustado demasiado al verme en ese estado.
Observé el reloj que tenía colgado en la pared frente a mi cama, ¡Rayos!

— ¡Mis terapias! ¿Por qué no me llevaste? —Le reproché a mi hermano, él me miró con cara de: ‘No seas idiota’

—No lo sé, tal vez se me olvidó, o tal vez fue porque estabas desmayada por haberte masacrado con vidrios.

—Diablos, mi primer día y no fui… —Repliqué, más a mi misma que a nadie más.

— ¿Primer día? —Preguntó confundido. Suspiré

—Olvidé decírtelo ayer con todo lo que pasó. Milsha ya no es más mi terapeuta, logró conseguir un mejor trabajo y se fue, y ahora me ha dejado con un chico. —Expliqué tan rápido que dudaba que mi hermano hubiese entendido todas mis palabras.

— ¿Un chico?

—Su nombre es Serch, él me ayudará a caminar ahora. —Respondí alegre recordando la conversación que había tenido con él, era un chico sumamente amigable.

domingo, 10 de febrero de 2013

martes, 5 de febrero de 2013

Cap. 9 Automatic Dreams [2da. temp.]


 
Capítulo 9: Perfume… sangre.




La cena continuó de lo más conmovedora. Todos felicitaron alegres a Tom y Kayla, que de ‘novios’ habían pasado a ser ‘comprometidos’. Tom no podía creer que por fin se había atrevido a pedirle matrimonio a alguien, sin embargo, se sentía totalmente satisfecho consigo mismo. El ver a Kayla derramar mares de lágrimas de felicidad y emoción le hacía sentir un placer inexplicable en el pecho.
Por otra parte, Kayla se sentía en las nubes. Le había costado horas controlar sus ganas de seguir llorando. Horas antes, en el baño, le había confesado muy sinceramente a Tom que aún no podía creer que fueran novios, y ahora ¡Se iban a casar! Sin duda, su sueño estaba más que hecho realidad.

[ Bill ]

Eran alrededor de las tres de la madrugada cuando mi madre y Gordon decidieron irse a casa. Tom y yo nos quedaríamos a dormir por hoy en la casa de los Murett.
Jared llevó a Vinz a su casa, Tom y Kayla habían ido a su habitación para contarles la buena nueva a sus bebés, y yo había llevado a Bettina a su habitación para que se preparara para dormir.
En lo que ella estaba en el baño cambiándose de ropa, saqué mi móvil y comencé a anotar algunas bellas frases que se me ocurrían, frases que probablemente después aparecerían en alguna canción nueva.
El ver a mi hermano tan feliz y a mi cuñadita tan conmovida, me habían dado inspiración para escribir algunas cuantas cosas.

Observé la hora en el lindo reloj dorado que había en la pared, al lado del tocador de Bett, eran las 3.24 am… Me levanté de la cama y caminé hasta la puerta del baño y la golpeé un par de veces.

—¿Bett, estás bien? —Pregunté preocupado, ya se había tardado bastante. Por suerte no tardó en responderme.

—Sí, estoy bien, lo que pasa es que me estoy desmaquillando. —Me respondió. Sonreí. Por alguna razón me parecía lindo imaginármela librando su bello rostro del maquillaje. Aunque claro, cada cosa que ella hacía me parecía tierna, linda o dulce.

—Vale amor, iré abajo por un vaso con agua, ¿Quieres que te traiga algo? —Le pregunté.

—No gracias, estoy bien.

—Te amo.

—Yo igual, cuídate. —Respondió, y ambos reímos.

Me alejé de la puerta del baño y salí de la habitación dirigiéndome hacia la cocina. Cuando llegué, cogí de la vitrina dos vasos de vidrio, saqué del refrigerador una jarra con agua y los llené los dos. Aunque Bett me haya dicho que no quería nada, me parecía de mala educación subir a su habitación con un vaso para mí y sin uno para ella. 
Regresé la jarra al refrigerador y cogí ambos vasos dispuesto a volver, cuando de repente, vi una silueta recargada en el marco de la puerta. Me asusté, no me esperaba para nada ver a Jared allí, con los brazos cruzados, observándome fijamente. Estuve a punto de tirar los vasos, pero por suerte pude apretarlos bien entre mis manos para que no resbalaran.

— ¡Casi haces que me orine! —Le reclamé, estaba verdaderamente asustado.

—Vaya, orina de Bill Kaulitz… ¿Cuánto me pagarán por ella? —Comenzó a reírse a carcajadas, al igual que yo. —Lo siento. —Sonrió. —Quiero hablar contigo rápido, ¿Tienes tiempo? —Asentí por inercia, confundido.

— ¿Qué pasa?

—Es sobre Bettina, obvio, quiero contarte algo… —Me confundí y levanté ambas cejas, él negó con la cabeza. —No ha pasado nada malo, simplemente quiero hacerte saber algo que ella te ha estado ocultando. —Abrí la boca sorprendido, ¿A qué se refería?

—No… no entiendo… —Confesé, repentinamente nervioso.

—Desde que te fuiste de viaje, mi hermana ha estado cada vez peor... —Comenzó. Decidí colocar los vasos de agua en el mini comedor de la cocina. No sabía que me iba a contar Jared, y prefería ser precavido antes de romper los bellos vasos y derramar el agua. —Sus sueños, sus pesadillas con Marlon volvieron desde el primer día que te fuiste.

— ¿Qué? —Pregunté, aunque realmente había entendido perfectamente.

—Al principio las tenía pocas veces, pero conforme fueron pasando los días, las pesadillas aumentaron más y más, llegando al punto de darle incluso estando despierta. —Abrí la boca sin poder pronunciar palabra alguna. —Ella te necesita Bill, y mucho. He intentado convencerla de ir a un psicólogo, pero cuando murieron mis padres ella se juró a si misma jamás volver a ir con uno, así que se niega rotundamente a ir…

— ¿Por qué no me dijo nada? —Me pregunté más a mí mismo que a Jared, él hizo una mueca de preocupación.

—Ella no quería arruinarte el viaje. Ella sabe que los conciertos son tu sueño, y no te dijo nada para que pudieras disfrutarlo.

—Pero… ¿Por qué? ¡Todo es mi culpa, JODER! —Grité, e inconscientemente golpeé con el puño el mini comedor, haciendo que salpicara un poco el agua de los vasos que había colocado. — ¡Por eso se puso tan nerviosa cuando mencioné a Sabina! —Adiviné, Jared asintió mordiéndose el labio.

—No es tu culpa Bill… —Declaró. Negué con la cabeza, era obvio que era mi culpa, o al menos eso creía yo. —Ella se siente muy intranquila sabiendo que Marlon sigue desaparecido, y estando tú en otro país lejos de ella, se siente muy insegura.
 
—Yo sólo quiero que ella sea feliz… —Murmuré. — ¿Qué puedo hacer para que no sufra? —Un nudo se formó en mi garganta.

—Nadie puede hacer nada por ella Bill… —Jared caminó hacia mí y colocó su mano en mi hombro. —Ella necesita un serio tratamiento psicológico, han pasado más de diez años desde el día en que se arruinó su vida, debió de haberlo superado desde hace mucho. —Suspiró y sus ojos se cristalizaron en lágrimas de repente. —A mí me duele igual o incluso más que a ti ver a mi hermana de esa forma. He hablado con algunos psicólogos, y la mayoría de ellos afirma que Bett tiene un grave problema de “Delirio de persecución”, que extrañamente, se le olvida cuando está contigo. —Tragué saliva, había escuchado varias veces sobre ese ‘problema’, y no era para nada bonito.

—Te prometo que haré algo por ella… —Dije completamente decidido. Jared me dedicó una sonrisa llena de esperanza.

—Tú haces todo por ella, y eso te lo agradeceré infinitamente… —Sonreí, me alegraba que Jared se diera cuenta de las cosas que he hecho y sería capaz de hacer por su hermana. —Vayamos a dormir, es demasiado tarde. —Asentí levemente y volví a coger los vasos de la mesa.

Jared y yo subimos juntos las escaleras hasta llegar a la segunda planta de la enorme casa. Él se dirigió a su habitación, y yo por supuesto, a la de Bettina.
Abrí la puerta como pude, ya que tenía ambas manos ocupadas, y entré. Ella estaba sentada sobre la cama, cepillando distraídamente su cabello, tan distraída que ni siquiera se percató de mi presencia.

— ¿Para qué te cepillas el pelo si vas a dormir? —Pregunté divertido. Ella volteó a verme sonriente. —Te traje un poco de agua. —Le acerqué el vaso con la mano y ella lo cogió.

—Gracias… ¿Dormirás hoy conmigo? —Preguntó después de que ambos bebiéramos un poco de agua.

—Si tu quieres… —Respondí confuso… ¿Qué no era obvio que dormiría con ella? Levanté las cejas. Después recordé que hacían dos meses que no dormíamos juntos, y con lo que me acababa de contar Jared…
De repente se me vino a la cabeza una especie de “experimento”.

Comenzamos a quitar las cobijas de la cama, metiéndonos ambos debajo de ellas. Bett recargó su cabeza dulcemente en mi pecho, y yo, como siempre solía hacer, acaricié su cabello repetidas veces.

—To me you’ll be forever sacred… —Comencé cantar en voz baja, convirtiendo las canciones de Tokio Hotel en románticas canciones de cuna. —…I’m dying but i know our love will live… —Bett cada vez respiraba más tranquilamente, supuse que iba quedándose dormida con cada palabra que salía de mi boca. En ese momento sentí como si ella fuera un pequeño bebé al que debía cuidar y proteger para pueda crecer sano y feliz. —Pase lo que pase, siempre te cuidaré. —Murmuré en voz baja en cuanto noté que ella ya estaba profundamente dormida.

Jared me había asegurado que Bett a diario tenía las pesadillas, así que esa noche comprobaría si estando conmigo le pasaba lo mismo… Y no fue así…


[ Bettina ]

Abrí los ojos lentamente, la luz proveniente de la ventana lastimaba un poco mis ojos, pero sin hacer mucho caso, me senté sobre la cama.
Bill no estaba a mi lado. Suspiré resignada, me hubiera gustado despertar siendo rodeada por sus delgados, pero fuertes brazos.
Sonreí para mí misma, me sentía de muy buen humor, y supuse que sería porque dormí con Bill después de mucho tiempo, pero dándole más vueltas al asunto descubrí que fue porque extrañamente… No había tenido pesadillas.

Con ayuda de mi muleta me puse de pie y salí de la cama, yendo directamente hacia el baño para darme una ducha rápida.

Un rato después terminé de ducharme y volví a mi habitación. Me puse unos shorts azul celeste y una camiseta blanca sin mangas, un poco holgada. Sequé un poco mi cabello con una toalla y lo dejé suelto para que terminara de secarse con el aire natural.

Estaba sentada frente a mi tocador, terminando de arreglarme para bajar a ¿Desayunar? ¿Almorzar? ¿Comer? No sabía exactamente qué sería, ya que eran las 12.30 del medio día.
Terminé de maquillarme y elegí el perfume que me pondría ese día. Lo agarré tan torpemente, que al momento de levantarlo resbaló de mi mano, cayendo de nuevo contra la fría madera del tocador, haciéndose añicos. La habitación se impregnó rápidamente del fuerte aroma. Por inercia, intenté recoger los pedazos de vidrio roto que había frente a mí, pero de nuevo fui torpe y varios trozos se clavaron en mi mano, haciendo que ésta comenzara a sangrar rápidamente. Mordí mi labio, ardía mucho, demasiado diría yo, y era obvio ya que el perfume contiene cierta cantidad de alcohol y otros químicos.

Observé hipnotizada mi sangre escurrirse por mis dedos, de repente me había quedado ida mirándola atentamente.
Aquella sangre tan roja, tan… Sangre que ya no era puramente mía, sangre mía mezclada con sangre de… Marlon. Él me la había donado cuando yo la necesité, y ahora me daba cierto vértigo recordar que tenía parte de él dentro de mi cuerpo.
Cogí más de los trocitos de vidrio desperdigados por todo el tocador, apretándolos con cierta violencia contra mi mano. Sonreí, sintiendo un inmenso placer al ver cada vez más sangre de ese hombre salir de mi cuerpo.

—Toc toc… ¿Puedo pasar? —Yo estaba hundida en mis propios pensamientos, tanto que no escuché la dulce voz de Bill llamarme desde afuera de la habitación. — ¿Betti? ¿Sigues dormida? —Preguntó levantando un poco la voz. Y de repente reaccioné. Abrí los ojos como platos, repentinamente asustada al darme cuenta de que mi ropa estaba bañada en sangre, al igual que el tocador, el piso, mi mano…

— ¿Qué diablos hice? —Murmuré para mí misma, comenzando a temblar de miedo, terror por verme en esa situación tan fuerte. Y lo peor es que yo sola me lo había causado…

Mi mano aún ardía demasiado, las heridas habían tocado demasiado perfume, y dentro de ellas, había cientos de pedacitos de vidrio incrustados en mi piel.

La puerta se abrió lentamente y apareció Bill sonriente sosteniendo a Layla entre sus brazos. Con mi mano sana, cubrí mi mano lastimada con la toalla que anteriormente había utilizado para secar mi cabello. Bill camino hasta la cama, sentándose en ella y colocando a la bebé en sus piernas.

— ¡Mira! La estoy cuidando. —Dijo en un bello tono dulce. —Kayla enseñó a Tom a bañar a Layla, y ahora está enseñándole a bañar a Freddy y me encargaron a la pequeña por unos minutos, ¿No es hermosa? —Él estaba completamente fascinado observando a nuestra sobrinita en sus brazos, tanto que ni siquiera se había percatado de lo nerviosa que yo estaba. La toalla cada vez se teñía más y más de rojo, y mis piernas temblaban desesperadas por el pánico.

—Si… —Me limité a decir.

— ¿Estás…? —Volteó a verme rápidamente y su expresión cambió de feliz a ¿Asustado? —Estás muy pálida… —Sin soltar a la bebé se puso de pie y caminó rápidamente hacia mí. — ¿¡POR QUÉ TIENES SANGRE EN LA ROPA!? —Gritó asustado.

—Bill, yo… —Tragué saliva… ¿Qué debía decirle ahora? Ni yo misma sabía que me había pasado. Él estaba tan asustado y sorprendido que casi tira a la bebé al suelo. Caminó rápidamente hacia la cama y la dejó allí recostada, para después volver hacia donde estaba yo.

— ¿¡QUÉ DIABLOS HAS HECHO BETTINA!? —Me gritó, yo me sobrecogí. —El suelo… ¡Dios! —Gritó de nuevo. Él estaba completamente descolocado. Mordí mi labio mientras intentaba ocultar mi mano envuelta con la toalla detrás de mí.

viernes, 1 de febrero de 2013

Tom me respondió de nuevo :'D

Hoy ha sido un día completamente duro... Estoy suuuuper enferma :c
Sin embargo, todo se arregló en cuanto llegué a mi casa después de un duro e incómodo día de escuela...

Comenté en la BTK como casi siempre suelo hacer, pero mi sorpresa fue cuando la abrí después de una hora de haber dejado mi comentario... y me encontré con que Tom me acababa de responder, grité y lloré, y no lo podía creer...


[O1·O2·13]


Que genial inicio de mes he tenido :''D Gracias mi Tomi, te amo






Bill: Days getting warmer...






JennKls: Tom si tu quieres tocar la batería en el futuro, ¿Gustav tocaría la guitarra? :))

Tom: @JennKls si tal ves...o Bill el bajo, Georg en la guitarra, Gustav cantando y yo tocando la batería! haha..

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