viernes, 13 de febrero de 2015

Agradecimiento, "Automatic Dreams!"

No hay mucho que decir ahora...Mi fic "Automatic Dreams!" Surgió de una idea loca que tuve hace unos años, no sé cómo ni por qué, pero la trama de la historia llegó a mí de la nada.Yo no tenía ni idea de lo que la escritura o literatura representaban, tenía tan solo 14 años de edad, y aún así decidí emprender este reto.El prólogo de esta historia fue publicado en mi Fotolog, exactamente el día 16 de Noviembre del año 2011.Escribí constantemente durante 1 año entero.Continúe muy vagamente durante otro medio año más.En 2013 ingresé a una nueva escuela, por lo que abandoné el Fic, convenciéndome de que quedaría inconcluso.Fue hasta finales del año 2014 cuando decidí darle un final digno a la historia que formó parte de mí (y de ustedes) durante tanto tiempo.Sé que el final no es tan "digno" como me lo esperaba, sin embargo, tiene uno. Muy básico, pero lo tiene, y eso me hace feliz.Honestamente, no sé si considerar buena mi historia, a mi me gusta, pero como dije antes, a pesar de que ahora tengo 17 años, sigo siento una inexperta total en el tema.Muchas gracias por su paciencia, por su espera.Lo más probable es que éste sea mi primer y último Fic, ya que sigo ocupada en la escuela, y pronto ingresaré a la Universidad.Gracias por amar y odiar a mis personajes JAJAJA...En fin, en serio, MUCHAS GRACIAS.


Jenn.


Final "Automatic Dreams!" [Parte 4 (parte final)]

Cinco años después…

Me siento una princesa en todo el sentido de la palabra. Sostengo mi esponjado vestido para no ensuciarlo, pisarlo, y caerme como tal cual piñata.
Me acerco a la habitación de Tom, está tardando demasiado y algo me dice que necesita ayuda. Lo observo desde el umbral de la puerta y sonrío intentando sostener las lágrimas.

—Te ves preciosa. —Le dice a Layla mientras acaricia y acomoda su esponjado vestido color rosa pastel.
— ¿Igual que mamá? —Pregunta ella con la mirada perdida, brindándole una sonrisa repleta de amor a su padre.
—Igualita. —Tom sonríe. —Te pareces tanto a ella, las dos igual de preciosas.
—Me gusta parecerme a mamá.
—Y a mí me gusta que te parezcas. —Tom se pone de pie y agarra a Layla de la mano. — ¡Freddy! —Grita. — ¿Dónde se metió tu hermano?
— ¡Voy papi! —Responde el niño desde el cuarto de baño.
— ¿Qué hacías? —Pregunta Tom.
—Arreglo mi cabello, debo ser el más guapo de la fiesta, más guapo que el tío Bill. —Tom se ríe y Layla lo imita.
—Él es igual a su padre. —Hablo por fin. Tom voltea a verme y sonríe.
— ¡Tía Bettina! —Grita Freddy y sale corriendo del baño hacia mí. Me agacho y le doy un fuerte abrazo. —Te ves muy bonita. —Me sonríe. Acaricio su mejilla y le respondo la sonrisa.
—Y Tú te ves muy guapo. Seguro Bill estará muy celoso de ti. —Freddy sonríe. A pesar de ser un niño de siete años de edad, es guapísimo, e idéntico a Bill y Tom, es como si fuera su pequeño trillizo.
—Layla preciosa. —Sonrío y camino hacia ella. —Creo que tu papá hizo un mal trabajo con tu cabello. —Tom me mira y pone los ojos en blanco, para después reírse. La pequeña tenía el cabello atado en dos coletas demasiado disparejas y despeinadas.
— ¡Papi! —Grita la pequeña regañándolo.
—Déjame arreglarlo.
— ¿Cuánto tiempo falta? —Me pregunta Tom. Yo estoy bastante concentrada en hacerle un sencillo y lindo peinado a Layla a base de trenzas y algunos rizos.
—Media hora. Bill ya se ha ido con Jared, Vinz y la nena. —Mi hermano y Vinz finalmente son padres de una hermosa bebé de dos años de edad; su nombre es Valy. —Deberíamos irnos ya.
—Gracias por peinar a la niña, de verdad que sigo sin lograr hacer bien esas cosas de mujeres.
—Cada que lo necesites puedes decirme. No voy a dejar que mi pequeña sobrina ande despeinada por el mundo. —Me río. Tom sonríe. —Me recuerdas mucho a Jared. —Tom levanta una ceja.
— ¿Cómo? —Pregunta confundido.
—Cuando mis padres murieron y él tuvo que encargarse de nosotras. Le costó bastante trabajo adaptarse a ser papá, mamá, y hermano mayor. Kayla estaba muy pequeña, y yo acababa de pasar lo de Marlon.
—Realmente debió ser duro para él. —Exclama sorprendido. Al parecer nunca había visto la situación planteada así.
—Ahora súmale que era un adolescente cuidando de dos niñas. No tenía idea de nada. —Sonrío. —Recuerdo cuando me llegó mi primer periodo. Yo estaba llorando asustada en un rincón del baño, y él no tenía ni idea de cómo explicarme que era normal. Y tuvo que ir a comprar lo necesario. —Sonrío con nostalgia. Tom me mira con admiración.
—Debes sentirte muy orgullosa de él.
—Demasiado… —Layla permanece en silencio, distraída en sus pensamientos. Freddy ha vuelto al cuarto de baño. —Y tú Tom, estás siguiendo sus pasos. Gracias a ti, tu hija es muy feliz a pesar de que no puede ver. A ella le has dado tu mundo entero para hacerla feliz, y sin embargo no has descuidado para nada a tu otro hijo. Eres grande.
—No sé qué decirte Bett, muchas gracias. —El sonríe orgulloso de sí mismo. Sus ojos están húmedos.
—Terminé Layla, ahora sí te ves más hermosa.
—Gracias tía. —La niña me brinda una sonrisa genuina. Freddy sale del baño y se acerca a nosotros.
—Freddy, lleva con cuidado a tu hermana abajo, debo hablar un momento con tu tía Bettina. —El niño obedece inmediatamente. El amor y paciencia que tiene hacia su hermana es inigualable.
— ¿Pasa algo Tom? —Pregunto desconcertada en cuanto los niños se alejan lo suficiente.
—Sólo quería decirte una cosa. —Asiento. —Desde que Bill me dijo que planeaba pedir tu mano, he pensado mucho en estas palabras.
—Oh, Tom. —Me río, un poco nerviosa honestamente.
—Tú sabes bien que mi hermano es mi otra mitad entera. Y tú eres una chica hermosa, valiente, inteligente, amable, cariñosa, carismática, fuerte, y muy, muy única. Me hace bastante feliz que mi hermano haya elegido bien a su compañera de vida. Cuando Bill te vio por primera vez en aquel concierto, supo que tú eras la indicada. Él siempre decía que cuando encontrara al amor de su vida, lo iba a saber de inmediato, y yo me burlaba de él. —Tom se ríe. Mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas. —Y ahora me doy cuenta que no se equivocó. Y pues… yo sólo quiero agradecerte por todos estos años a su lado, muchas gracias por cada sonrisa que le has sacado, nunca te importó su fama o dinero, sólo su amor. Lo sabes comprender, le has enseñado muchas cosas…
—Hay Dios, Tom… —Limpio mis lágrimas intentando no estropear mi costoso maquillaje.
—Y lo más importante, tú yo somos grandes amigos y convivimos bastante bien, y quieres muchísimo a mis hijos. Creo que mejor cuñada no pude haber tenido. —Tom sonríe al igual que yo, mis ojos siguen lagrimeando.
—Eres una gran persona, no sé qué decir…
— ¡Sólo dame un abrazo! —Tom extiende sus brazos y me rodea alegremente. —En verdad, muchas gracias por ser la felicidad de mi hermano. —Me susurra al oído.
—Gracias a ti por aceptarme, te prometo que no te voy a defraudar.
—Sé que van a ser muy felices, disfruten mucho la boda, hoy es su día. Pero disfruten más la luna de miel. —Ambos reímos. Deshacemos nuestro abrazo.
—Muchas, muchas gracias. No sabes lo feliz que me hace saber que estés contento por nosotros, por aceptarme. Ustedes son tan unidos que pensé que sería difícil para ti.
—Por supuesto que no. Si Bill es feliz, yo también soy feliz. Y si la novia y futura esposa de Bill es tan genial como tú, soy doblemente feliz.
—Tú también eres genial Tom. —Sonrío.
— ¡Ya deja de llorar mujer! Hoy debes ser la más bonita de todas. —Ambos reímos. —Oye, pero, si Bill alguna vez te hace llorar también puedes decírmelo para que le pateé la cabeza. No porque sea mi hermano siempre estaré de su parte.
—Muchas gracias Tom. —Le digo riéndome. —Eres tan sensato y divertido, muchas gracias. —Ahora mis lágrimas son de risa. Me acerco hacia el espejo e intento reparar mi maquillaje que por suerte, no se ha estropeado demasiado.
—No sé si necesites algún momento a solas…
—Sí, por favor.
—Iré abajo con mis pequeños, no tardes mucho, no quiero que a Bill le dé un ataque de nervios al ver que no llegas. —Asiento, Tom ríe y se retira.

En cuanto Tom sale de la habitación dejándome sola, me siento sobre la cama.
Me encuentro en la habitación que solía ser de mi hermana. En la mesita de noche hay una bella lámpara de lava color violeta, y a su lado, una foto enmarcada de Kayla con Tom y una enorme panza con Freddy y Layla dentro. Al lado hay otra foto de Kayla con mamá y papá.
Sostengo entre mis manos ésta última durante unos minutos, observando cada detalle de la imagen. Los tres están sentados en el suelo sobre una alfombra, Kayla tendría alrededor de un año de edad, y está sentadita justo en medio de mis padres. Los tres sonrientes mirando a la cámara. No puedo evitar acariciar la foto con tristeza.
— ¿Por qué todos ustedes tenían que haberse ido tan pronto? —Las palabras de Tom me han sensibilizado, y he comenzado a llorar de nuevo. —Hoy es el día más especial de mi vida, y ustedes no están a mi lado. Tal vez no estén físicamente, pero en mi corazón viven vigorosamente. —Mucho antes de conocer a Bill, yo había iniciado la carrera de Medicina. Sin embargo, siempre supe que no era lo mío. Mi accidente se atravesó por lo que en todos estos años decidí cambiar de carrera. Decidiendo dedicarme apasionadamente a la psicología. —Me hacen tanta falta. Me encantaría tenerte a ti mamá como mi madrina, a ti hermanita como mi dama de honor principal, y a ti papá, caminando junto a mí en el pasillo entregándome al altar; pero no se puede. —Lágrimas y más lágrimas. —No tendré la boda de mis sueños sólo por ese pequeño detalle. Pero, gracias a ustedes mamá y papá que me mandaron a Bill como mi ángel de la guarda, y gracias a ti Kayla tengo a Tom, Freddy y Layla como ángeles más a mi lado. Por algo pasan las cosas, no viviré enojada con la vida por haber quitado a ustedes de mi lado, sé que se fueron porque su misión en la vida había terminado. Yo ya cumplí mis más grandes misiones aquí. Superé mi violación, ahora Marlon está en otro lugar muy lejos de mí, pagando todas sus faltas en la divinidad. Superé a mis piernas, y ahora puedo moverlas y caminar como siempre. Y superé la trágica muerte de mi hermana. Mi vida a partir de ahora no será feliz por siempre ya que después de una tragedia, sigue otra detrás de otra, y otra, y otra más. Pero si he podido superar todas esas fallas, sé que podré superar cualquier otro obstáculo frente a mí. Por ustedes, hoy soy una guerrera. Y mañana seré la mejor psicóloga.

Actualmente soy psicóloga de mi sobrina invidente Layla. Ella tiene vagos recuerdos de cuando podía ver. Recuerda bien el rostro y cabello de su mamá, incluso a veces ha visto a Kayla en sus sueños. Yo me encargo de que Layla viva feliz y no deje que su ceguera la derrumbe.
—Hoy doy un paso adelante hacia otra etapa de mi vida. Y ustedes tres vienen conmigo.

Sonrío decidida.

— ¡Bettina, debemos irnos! —Grita Tom desde abajo.
Intento arreglar mi maquillaje de nuevo, que con algunos retoques, consigue estar perfecto nuevamente.
Bajo las escaleras lo más rápido que el vestido blanco y precioso me permite, y me dirijo hacia donde está Tom poniéndose su saco negro y elegante.
Nos dirigimos enseguida hacia la puerta de entrada, Tom sube a los niños a su auto, para enseguida ayudarme a subir a la limosina; le dice unas indicaciones al conductor, y él sube a su auto.

En cuanto llegamos, Jared abre la puerta de la preciosa y elegante limosina blanca. Me propicia una bella sonrisa y me extiende la mano para ayudarme a bajar. En cuando lo hago, me abraza fuertemente.
—Llegó el día, hermanita. —Me suelta, y me acaricia el rostro con el dorso de su mano.
—Lo sé, hermanito. —Lo abrazo de nuevo. Tom se acerca hacia nosotros caminando con cada niño sostenido a cada una de sus manos.
— ¿Y Bill? —Le pregunta a mi hermano.
—Adentro, bastante nervioso, esperando a su preciosa novia. —Responde Jared. Tom asiente y se adentra a la pequeña y acogedora iglesia.

La iglesia es una total obra de arte. No es grande, ni muy pequeña; es perfecta.

Minutos después, las campanas comienzan a hacerse presentes en el fondo. Sostengo a Jared del brazo justo en la entradita y la música nupcial suena de fondo. Lo aprieto levemente del brazo intentando controlar mis nervios.
—Jared… —murmuro. Él me mira fijamente. —Hace rato hablé con papá. Le dije que mi boda sería perfecta si él me llevara de su brazo al altar. Pero… que seas tú quien me lleve allí es incluso igual o más especial. —Sonrío, él ensancha su sonrisa y me abraza de nuevo.
—Mi pequeña. —Me besa la frente. —Me pone muy feliz estar haciendo esto. Te amo mucho hermanita.


Finalmente en cuanto me siento lista, mi hermano y yo comenzamos a caminar a paso lento hacia el precioso altar.
No hay muchos invitados, pero los ojos de todos están posicionados en mí.
Muchas sonrisas resplandecen en mi dirección, y yo les regalo una igual de brillante a cada una de ellas.
Observo a Gustav, de pie al lado de su esposa.
Georg también está, sostiene la mano de su novia. No es Sabina, ella ya es parte de su pasado; el día del suicidio de su padre, ella estaba tan destrozada que decidió alejarse de todo lo que tuviera que ver conmigo; y como Georg es amigo de mi novio, decidió dejarlo también, teniendo que pagar él la culpa que supuestamente era mía, aunque la única víctima era yo.
Simone y Gordon muestran unas de las sonrisas más brillantes y orgullosas.
David, Natalie… y demás personas del staff de Tokio Hotel están presentes también.
También hay algunos amigos de Bill y Tom, amigos míos de la universidad, colegas, y pocas personas allegadas a nosotros.
Tom me guiña un ojo y sonríe también, bastante conmocionado.
Freddy me lanza un beso y yo me río. Me levanta el pulgar en señal de aprobación.
Layla está ajena a la situación, con su mirada fija en un punto indeterminado, como siempre.

Desvío la vista de los invitados, y mis ojos viajan hasta el frente de la iglesia, donde se encuentra una preciosa cruz enorme, dorada. Resplandeciendo de una manera tan única y especial. Al pie de ella, se encuentra una perfecta y preciosa figura masculina que resulta bastante fácil de reconocer ante mi vista. De todas las sonrisas presentes en la iglesia, la suya me parece la más única, la más bella, la que hace que mi corazón tiemble en suspiros.
Su brillante cabello negro, con los años ha pasado a volverse un rubio centelleante, su cuerpo bastante más musculoso que años atrás, cubierto con un elegante traje de bodas color blanco, su camisa de un color negro obsidiana, y una corbata blanca a juego con el traje.
Su rostro perfecto cubierto con una fina capa de barba bien arreglada.
Este día no lleva piercings, aunque hoy en día tuviera más que nunca. Había decidido quitárselos para la ocasión especial. Sus tatuajes no estaban visibles, él único que se asoma por su piel, el cual es mi favorito, unos huesos dibujados en su mano.
El resplandor de la bella cruz se ve minúsculo comparado con el resplandor que emana Bill de una manera tan natural.
Tiene sus ojos húmedos, al igual que yo. Repletos de lágrimas de conmoción y felicidad que luchaban por no salir a flote.

Finalmente, llegamos al altar. Jared me posiciona junto a mi futuro esposo y me besa la frente, para después retirarse.
Bill me tiende la mano, y yo se la tomo sin pensármelo dos veces.
Su sonrisa se ensancha más y más, al igual que la mía. Nos abrazamos rápidamente.
—Te amo. —Me susurra al oído. Le doy un suave beso en la mejilla.
—Te amo también. —Respondo.
—Te ves preciosa.

Nos separamos, y observamos al hombre viejo con mirada amable que se encuentra de pie frente al altar, esperando a que estemos preparados.
Nos da la bendición.
Todos los invitados están atentos, siendo testigos de la unión de amor tan pura y real que están presenciando.
Tengo muchas ganas de llorar, al parecer hoy es mi día sensible. Bill no deja de mirarme a los ojos, lo cual hace que me tranquilice.
Llega el momento de decir nuestros preciados votos matrimoniales. Me pongo nerviosa, aunque por suerte, Bill me sostiene de las manos cariñosamente.

—Yo, Bill, te quiero a ti Bettina, como mi esposa. Me entrego a ti y prometo mi fidelidad y amor en las alegrías y en las penas. En la salud y en la enfermedad. Todos, y cada uno de los días de mi vida.
—Yo, Bettina, te quiero a ti Bill como mi esposo. Me entrego a ti y prometo mi felicidad y amor en las alegrías y n las penas. En la salud y en la enfermedad. Todos, y cada uno de los días de mi vida.
—El Señor, que hizo nacer entre ustedes el amor, confirme este consentimiento mutuo, que han manifestado ante la iglesia. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. —Dice el señor viejo, el sacerdote.

Una lágrima resbala por mi mejilla en el momento en que Bill desliza el anillo por mi dedo. Hago lo mismo mientras él limpia el rastro húmedo en mi mejilla.
—Los declaro, marido, y mujer.

Y tal y como ocurre en las películas… Bill me sostiene más fuerte de la mano, y me atrae hacia él, colocando su mano en mi cintura, para después, besarme profundamente.
Comienza a sonar una música preciosa de fondo, y todos aplauden unánimes.
Ese beso que parece eterno, ese beso de amor verdadero. Ese beso, que acaba de sellar nuestra unión eterna ante Dios.

Ese beso…

Nos separamos, Bill junta nuestras narices y nos miramos a los ojos fijamente. Acaricia mis mejillas con sus pulgares, limpiando nuevamente las lágrimas secas que hay en ellas.
—Gracias por todo. —Le digo.
—Gracias a ti. Nos espera un gran camino juntos. —Me responde.
—Esto sólo es el comienzo. —Ambos sonreímos.

Nos besamos de nuevo.


Se dice que después de la tormenta, siempre sale un arcoíris. Al parecer yo soy la clara prueba de ello. Los años pasados no habían sido sencillos para mí, sin embargo, a partir de ahora nada podría salir mal.
Diez años atrás, jamás me hubiera imaginado que justo ahora, me estaría casando con el vocalista de la banda favorita de mi hermana….






Te amo Bill.
Juntos por siempre, Bett.





Sueños automáticos. 

jueves, 15 de enero de 2015

Final "Automatic Dreams!" [Parte 3]

Semanas después…

Tom ha tenido que lidiar con su propio dolor.
Por alguna razón la muerte de Kayla se volvió un rumor, y mucha gente intenta contactar a él para saber la verdad.
Algunos brindan total apoyo y cariño, aunque también hay personas que nunca aceptaron a Kayla y parecen alegres con su aparente muerte.



— ¿Estás listo? —Pregunta Bill entrando en la habitación con Layla en brazos y Freddy caminando a su lado.
—Sí. —Responde serio.

Bill le entrega a Layla, y Freddy se sienta al lado de su papá, dándole un fuerte abrazo. Tom reprime un suspiro y le sonríe a su pequeño.
Bill se encamina a prender la cámara situada frente al sofá donde se encuentran todos sentados.


—Hola a todos. —Saluda Bill. —Tom y yo hemos decidido hacer este video para acabar con los rumores, malos comentarios, y sobre todo, para que todos sepan la verdad, y sepan lo que todos nosotros, especialmente mi hermano, estamos sintiendo.
—Todo este tiempo en el que nadie ha sabido nada con certeza sobre nosotros… —Tom mira al techo, suplicando porque sus lágrimas lo dejen terminar de hablar. —Se debe a que acabo de pasar y estoy tratando de superar el peor momento de mi vida. —Bill asiente con la cabeza, mirando a Tom para dejar que él explique. —No sé por dónde empezar. —Murmura. —Sólo seré sincero, pero trataré de omitir detalles personales. Pues bien, todos ustedes conocen muy bien quien es la mamá de mis hijos, Kayla. Ella y yo solíamos ser muy felices, disfrutábamos plenamente de cuidar y disfrutar a nuestros hijos. Sin embargo, como cualquier pareja normal, teníamos muchas diferencias. Yo siempre había sido mayor que ella por seis años, por lo tanto pensábamos diferente la mayoría del tiempo, y no éramos compatibles del todo. Aún así, seguíamos juntos. —Bill, quien sigue mirando a Tom, entiende perfectamente que el siguiente en hablar debe ser él.
—No sé si ustedes sabían. Pero Kayla estaba embarazada de nuevo, es decir, que estaba esperando a un tercer bebé.
—Un día, yo había ido a dormir a casa de mi madre, y Kayla se quedó sola en casa con Freddy y Layla. Ese día, ella huyó con nuestros hijos. Estaba sufriendo un aborto espontáneo, y como no quería que nadie la detuviera, siguió su camino sin prestar atención. —Tom mira fijamente a la cámara, le resulta bastante difícil cuidar los detalles que debe omitir mencionar. Teme decir algo indebido y que al final la gente juzgue más y manche la memoria de Kayla.
—Ese día toda su familia, Tom y yo, incluso Gustav, Georg, y David, hicimos lo posible por buscarla en todas partes. Logramos localizarla por un momento, pero cuando llegamos al lugar ella ya se había ido.
—Al llegar la noche nos rendimos completamente; estábamos todos desesperados, tratando de pensar más tácticas, pero ninguna parecía funcionar. De repente llamaron del hospital. Bettina, hermana de Kayla y novia de Bill, fue quien atendió la llamada. Fuimos al hospital, y los doctores no tenían noticias sobre ella o sobre los niños; lo único que pudieron decirnos fue que ella iba conduciendo en una curva bastante pronunciada y perdió el control debido al fuerte dolor en su vientre, por lo que se estampó contra un camión. —Tom agacha la mirada, mientras sus ojos están llenos de lágrimas. Bill toca su hombro dándole fuerzas para continuar. —Perdió al bebé. —Susurra. —Minutos después el doctor volvió, y dijo algo bastante doloroso. —La voz de Tom se torna más débil y dolorosa con cada palabra que pronuncia. Sus ojos están rojos, y Freddy lo mira fijamente, mientras que Layla tiene la mirada perdida. —Nos anunció que ella estaba ya en sus últimos minutos de vida. —Una lágrima resbala por su mejilla. —Y ella pidió hablar conmigo específicamente. Yo no me sentía preparado para verla tan destruida frente a mí; pero finalmente accedí. —suspira. —Ahora mismo, me gustaría mostrar una parte de la conversación que tuve con ella, unas de sus últimas palabras.
— ¿Qué? —Le pregunta Bill confundido. Él no tenía idea que Tom había grabado las palabras de Kayla.


—Dile a Jared y a Bettina que me perdonen. Y dile a Bill que tenía razón. Pero principalmente perdóname tú Tom, eres el amor de mi vida. A todos ustedes los amo demasiado.
—Kayla…
—Prométeme que te vas a asegurar que los niños no me odien. Freddy y Layla son una extensión de mi corazón, y no les quiero fallar como ya le fallé al bebé que esperaba nacer dentro de mí.
—No le vas a fallar a nadie Kay, ellos te aman. Bettina y Jared te aman. No puedes irte así.
—Tom, no llores. Encontrarás a tu verdadero amor. Tú fuiste el mío, pero yo no supe ser el tuyo. Jamás merecí tener a alguien tan bueno como tú a mi lado.
—Todos cometemos errores Kay, deja de sentirte así.
—En verdad perdóname, todos perdónenme.


Tom se ha soltado a llorar mientras que Bill intenta ser fuerte. En cuanto escuchó en la grabación “…Y dile a Bill que tenía razón.”  sintió como su corazón se encogía. Recordó las horribles palabras que le dijo a Kayla momentos antes de que ella huyera; y no pudo evitar sentirse realmente mal. Esa fue su última conversación con ella.


—Después de eso, ella murió frente a mí. —Dice Tom secamente. —Sé que esto es bastante personal, mi única razón para hacerlo público es que quiero respeto. Ella lo merece, yo lo merezco, y mis hijos lo merecen.
—Nosotros no buscamos publicidad con ésto. Sólo esperamos que la gente nos deje tranquilos con este tema. —Añade Bill.
—Para finalizar, sólo quiero decir algo sumamente importante. Afortunadamente mi hijo Freddy salió ileso del accidente, en cambio, mi pequeña Layla no. Ella al igual que su madre sufrió un golpe bastante fuerte en la cabeza; mi hija hoy en día está con vida, ustedes pueden verla aquí conmigo. Pero ahora, es invidente, el golpe fue tan fuerte que ella perdió la vista.
—Nosotros hemos hablado con Georg y Gustav, y llegamos a un acuerdo.
—No habrá más Tokio Hotel por un largo tiempo. —Añade Tom fingiendo ser fuerte. —Ellos entienden la situación perfectamente. Yo necesito estar con mi hija al cien por ciento. Tiene tan sólo un año y nueve meses de edad, aún es muy pequeña para someterla a tratamientos y operaciones y es mi deber ayudarla a aprender a vivir en un nuevo mundo sin color. Necesito estar también para mi hijo. Necesito llenarles por completo ayudándolos a no resentir la ausencia de su madre. Y también necesito fuerza y coraje para salir adelante. Es por eso que esperamos que todos lo entiendan.
—Tengan por seguro que Tokio Hotel volverá. Ahora mismo les prometo, que cuando ese día llegue, mi hermano Tom Kaulitz estará completamente recuperado, y habrá salido adelante. —Tom sonríe.
—No hay más que decir más que un fuerte “GRACIAS”.
—Hasta pronto.


Bill apaga la cámara.

— ¿Cómo te sientes? —Pregunta Bill luego de unos segundos en silencio.
—Con un peso menos encima.
—Fue bueno hacer esto. Estoy orgulloso de ti. —Bill sonríe. — ¿Por qué no le habías dicho a nadie que habías grabado las palabras de Kayla?
—No lo sé Bill, creo que no me sentía preparado para escuchar la grabación de nuevo.



Más días después…


—Ya no sé qué hacer. Desde que publicaron el video no deja de insistir. —Jared golpea su escritorio, furioso.
—Deberíamos entregarlo a la policía. —Sugiere Bill.
—Jared, amenázalo con denunciarlo por acoso. Una denuncia más es lo que él menos necesita. —Añade Tom.
—A veces pienso en que sería bueno que Bettina hable con él de una vez. Ya es hora que ella también supere las cosas.
—No creo que sea bueno presionarla. —Dice Bill temeroso.
—Mejor preguntémosle a ella si desea verlo. Podemos estar todos con ella para que se sienta segura. —Tom parece ser el de las mejores ideas.
—Él nos dio esa opción antes y se la negamos. —Responde Jared.
—Siempre se puede cambiar de opinión.

Bill llama a Bettina. Un par de minutos más tarde ella entra en la oficina de Jared, dentro de la casa.

— ¿Qué hacen todos aquí? —Pregunta ella sorprendida al ver a los gemelos y a Jared teniendo una conversación que parece ser seria.
—Siéntate. —Ordena Jared.
— ¿Y bien? —Pregunta impaciente.
—Hermanita, estaba hablando con los chicos sobre ti. Y sobre algo que te involucra bastante.
—No sé qué decir. —Admite Bettina. Bill y Tom prefieren guardar silencio y dejar que Jared explique.
—Marlon lleva un año entero insistiendo en querer hablar contigo. Hace unos meses había dejado de insistir. Pero se enteró de la muerte de Kayla, dijo que lamentaba nuestra pérdida. Y de nuevo mencionó el tema. Con Bill y Tom quedamos en que lo bueno sería que hables con él.
—Pero necesitamos que tú lo quieras. —Dice Tom.
—Bill dice que no sería bueno para ti. Pero honestamente, tienes veinte años Bettina, y considero que eres bastante fuerte y madura. Tu accidente te ha fortalecido lo suficiente. Lograste volver a caminar después de meses y meses de terapias. Sé que una violación infantil es diferente, pero yo creo en que eres capaz de darle la cara a Marlon y que él se dé cuenta que no estás destruida.
—Eres valiente. —Bill le sonríe.
—Yo… —Bettina suspira. —Lo haré.
— ¿Segura? —Bettina asiente. —Le diré a Marlon que venga en la noche.


Bettina sin decir más, se va a su habitación.
No está convencida de poder hablar con Marlon, sin embargo, quiere demostrarles a todos su fortaleza.
Horas más tarde, ella se encuentra sentada en la oficina de Jared, esperando a que éste llegue con Marlon.
Tom se encargó de instalar allí una pequeña cámara, así todos podrán observar lo que sucede.



[Narra Bettina]


Mis manos sudan. Intento resistir las ganas de llorar. No quiero decepcionar a Jared, Tom, y Bill que creen en mí. Yo también creo en mí.
Intento convencerme de que después de esta conversación habrá un peso menos en mi vida. Y espero que él cumpla su palabra de no volver a acercarse a mí jamás.

La puerta se abre a mis espaldas. Cierro los ojos un momento y suspiro intentando agarrar valor del aire.

—Aquí está ella. Los dejaré solos; sólo te advierto, no hagas ningún movimiento en falso Marlon Sheksal. —Escucho como Jared cierra la puerta. Un asqueroso olor a tabaco invade la habitación inmediatamente.
—Bettina. —Susurra. —Voltea, así no podremos hablar. —Me giro inmediatamente. Nuestras miradas se cruzan, mis ojos se incendian al entrar en contacto con los suyos. Siento mi sangre hervir dentro de mis venas.
—Habla de una vez. —Suelto secamente. Él exhala humo por su boca.
—Me alegra que por fin hayas aceptado hablar conmigo. No quisiera mencionar nada del pasado, y supongo que tú tampoco.
—No. —Me limito a decir.
—Quiero que sepas que en verdad te admiro. A pesar de tu accidente puedes caminar. Y sé que de verdad amabas a tu hermana con todo tu corazón…
—Que mi hermana esté muerta no significa que la haya dejado de amar. —Espeto.
—Claro tienes mucha razón. El punto es que sé que no será fácil que ella no esté, y como buena guerrera que eres, sabrás afrontarlo.
—Yo también sé que podré afrontarlo; porque a pesar de todo, mi hermana sigue viva en nuestra memoria. —Decido ponerme de pie. —Ahora dime algo que no sepa.
—No te pongas a la defensiva. —Me dice serio. Siento como su mirada me taladra. Aún así intento mantener mi cabeza en alto.
—Dime de una vez a qué viniste.
—Quiero pedirte perdón. —Dice sin más.
— ¿Perdón? —No puedo evitar reír un poco. Levanto una ceja y cruzo mis brazos. Sorprendentemente no le tengo miedo. — ¿Quién te dijo que un simple “perdón” podría arreglar todo? Mucho menos después de más de diez años. Estás muy equivocado si crees que con tu insignificante “perdón” arreglaremos las cosas tan fácil.
— ¿Qué tengo que hacer para que me perdones y veas que en verdad estoy arrepentido? —Dice con tono de súplica. Por un momento dudo si en verdad lo dice de corazón.
—Nada. —Le sonrío.
—Estoy hablando en serio…
—Yo también. —Respondo antes de que él pueda decir otra cosa. —Si en verdad te importa que yo esté bien aléjate para siempre. Te desprecio Marlon, deberías saberlo de sobra.
—Lo sé, por eso te estoy pidiendo perdón. —Insiste.

—No sólo hablo de la violación. —Sin darme cuenta, estoy comenzando a gritar. —Recuerdo las veces que te vi en el balcón de mi habitación observándome. O la vez que te metiste a mi habitación en el hospital después de que me operaran. Realmente nunca supe como lograbas estar cerca de mí aún cuando siempre había alguien cuidándome de ti. —Mis ojos pican, no lloraré. — ¿Por qué razón lo hacías? ¡Dime! —Grito. —Si lo que querías es que te tuviera miedo, lo conseguiste. Te convertiste en mi peor espanto. Por tu culpa sufría todas las noches con pesadillas, ni un solo maldito psicólogo pudo conmigo. ¡Por tu culpa! Y ahora vienes a decir “perdón”, como si sólo me hubieras quitado un dulce. ¡Así no funcionan las cosas! —Mis ojos me vencieron. He comenzado a llorar. —La familia entera nos dio la espalda a todos nosotros. Cuando mis padres murieron a nadie le importó… todo porque todos prefirieron defender y cubrirte a ti.

—Bettina… —Él se ha quedado sin palabras; al parecer creyó que me quedaría callada. Yo misma estoy sorprendida de mis agallas. Limpio mis lágrimas rápidamente.
—No digas nada. —Murmuro. —Si lo que quieres sólo es un “perdón”, está bien, te lo doy. Pero por favor vete para siempre de nuestras vidas.
—Ya no puedo con los problemas. —Susurra. —Llevo meses ocultándome de la policía. Sé que sabes perfectamente de todos los fraudes que cometí en la empresa. También sé que sabes que la novia de Georg, el amiguito de Bill, es mi hija.
—Sabina. —Murmuro.
—Y sé que sabes de la paliza que tu hermano Jared y Bill y Tom se encargaron de proporcionarme para que me alejara de ti. Y desde hace tiempo quiero hacer ésto, pero no había tenido oportunidad de acercarme a ti.
— ¿De qué hablas? —Pregunto.


De un segundo a otro, él ahora tiene un arma de fuego en la mano, con la cual me apunta. Mis ojos están abiertos a más no poder. Al parecer la traía oculta en su saco asquerosamente elegante.


—Ya no puedo más. Mi hija pronto hará su vida y no necesitará más de mí. Si no hago ésto, dentro de poco estaré ahogándome en prisión.
— ¡Deja de apuntarme con eso! —Digo con voz firme.
—No lo haré hasta que me des tu sincero perdón.


La puerta se abre de golpe, y aparecen en la habitación mi hermano, junto con Bill y Tom. Por suerte han estado observando todo lo que ocurría.


— ¡Déjala ya Marlon! —Grita Jared. Bill muerto de miedo, sostiene del brazo a Tom; por un segundo pasa por su cabeza que al igual que su hermano, podría ocurrir que él también vea morir a su novia.
—Quiero que me perdone. —Dice sin más.
— ¡Baja esa pistola! —Grita de nuevo mi hermano.
— ¡Bettina perdóname por favor! —Grita Marlon, sus ojos están llenos de lágrimas.
—Te perdono. —Todos me miran incrédulos. —Te perdono. Por favor ya déjanos tranquilos. —Suplico.
—En verdad lo lamento.


De pronto baja el arma. Todos suspiramos de alivio, mientras que una lágrima resbala del rostro de mi tío. En un abrir y cerrar de ojos, coloca la pistola dentro de su boca, jala el gatillo, y un estruendoso ruido azota y rebota por las paredes.
Se ha suicidado frente a mí.

Se arrepintió de corazón y le di mi perdón; sin saber que él sólo quería morir en paz.






(Aún falta un capítulo más, la parte 4, será el último y el más largo de todos. Pronto lo subiré :D)
(Sé que este capítulo está un poco mal y feo, pero estoy escribiendo el final lo más breve posible, y no hallé mejor forma para describir las cosas. Me hubiera gustado escribir más a detalle la discusión de Bettina & Marlon, al igual que su muerte, sin embargo logré poner lo esencial, y espero que les guste :D <3)

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Final "Automatic Dreams!" [Parte 2]

Un par de horas más tarde, despierta. Son alrededor de las 2:30 de la madrugada, y una punzada ha hecho que despertara de sopetón.

— ¿Qué? —Se pregunta. —Una punzada más. —Mi bebé.

Kayla se levanta con las manos en el vientre, y se sienta en la esquina de la cama, recordando las palabras de Bill. Al parecer toda su familia la odia. Lo único que se le ocurre es llamar a Serch.


— ¿Hola? —Responde el terapeuta del otro lado de la línea.
—Serch, ya no aguanto más. —Comienza a llorar de nuevo. —Todos me odian.
— ¿Por qué no me dijiste que la bebé es mía? —Es lo único que se le ocurre decir. —Tenía derecho de saber, es injusto que me alejes de ella, y es injusto que engañes a Tom.
— ¿Bettina te dijo algo a ti también?
—Lo sé todo Kayla, mañana iré a tu casa y todos hablaremos con Tom, para buscar juntos una solución a esto.
— ¿¡Qué mierda!? ¿¡Por qué diablos no me dijiste nada antes!? —Responde Kayla furiosa. — ¡Ahhh! —Otra punzada más. —Algo le pasa a mi bebé.
— ¿Qué? —Pregunta Serch preocupado.
—No quiero que Tom sepa la verdad…
— ¡Yo merezco estar con mi hija!
— ¡No vengas mañana!
—Tengo que, se lo prometí a Bettina.
—Bettina es una maldita traidora. —Una más. — ¡Joder!
— ¿Kayla?
—Serch… ven por mí.
— ¿Por qué? ¡No!
—Hay que fugarnos, tú y yo, con la bebé.
— ¿A dónde? —Pregunta Serch completamente en shock.
— ¡A tu casa! ¡Ahh! —Otra más. —Ven rápido. Así nos evitamos hablar con Tom, y esperamos a que todos se calmen.
—De acuerdo. —Serch nervioso cuelga, y se encamina a ir por Kayla.


Retorciéndose del dolor, Kayla comienza a empacar un poco de ropa dentro de una mochila, ropa de ella, y de sus hijos. Una punzada tras otra, y por la presión de su huída, la mancha de sangre en su pijama le ha pasado desapercibida.
Decide escribir una pequeña nota en la que redacta: Me voy, los niños están bien. Lo siento Tom, lo nuestro ya no da para más. Lo siento Bettina, lo siento Jared.”

Serch llega alrededor de 20 minutos después, sube hasta la habitación sigilosamente, y ayuda a llevar a los niños dormidos en brazos hasta el coche. Kayla se encarga de llevar la ropa, sábanas, y algunos juguetes.
Nadie se ha dado cuenta que ella ha salido de casa.

—Vamos a un hotel. — Sugiere Serch. — Todos sospecharán que estás conmigo e irán a buscarte.

A la mañana siguiente, Tom llega muy temprano a casa, y sube a la habitación de Kayla, y al notar que ni ella ni sus hijos están, entra en una desesperación. Su primera reacción es ir a buscar a Bill a la habitación de Bettina, mientras que Bett va a buscar a Jared.
Al entrar, Bill encuentra la carta, la cual para Tom había pasado desapercibida. En cuanto entran Bettina, Jared y Vinz a la habitación, Bill la lee en voz alta.
Un dolor agudo siente Tom en el pecho, completamente confundido.ç

— ¿Cómo que lo nuestro no da para más? —Dice, aguantando las lágrimas que luchan por salir de sus ojos. —A pesar de las peleas, yo siempre he estado con ella, y siempre he hecho mi esfuerzo para que nuestra relación funcionara.
—Tom… —Lo interrumpe Bettina.
—Tenemos que decirte algo. Deberías sentarte. —Bill aconseja a su hermano, haciendo que éste se siente en la orilla de la cama.
— ¿Ustedes saben a donde fue? —Pregunta colocando las manos en su frente. — ¿¡Y por qué se lleva a mis hijos!? —Grita. —Si quería dejarme debió decirme primero, nunca llevarse a mis hijos lejos de mí. —Tom ha comenzado a llorar. Bill se sienta a su lado y lo abraza por los hombros.
—Tom. —Jared comienza a hablar. —Kayla le confesó a Bettina algo muy fuerte.
— ¿Qué cosa? —Pregunta un Tom desconcertado, invadido por las lágrimas de confusión.
—El bebé que está esperando… —Jared traga saliva. —No es tuyo. —Tom levanta la cabeza, irradiando terror por los ojos.
— ¿¡PERO QUÉ MIERDA…!?
—Kayla te ha sido infiel por mucho tiempo. Realmente tiene siete meses de embarazo. Se lo confesó a Bettina recientemente.
—Ninguno de nosotros jamás lo sospechó. —Dice Bett, recargándose en el brazo de su hermano.
—Eso no puede ser verdad. —Tom ha dejado de llorar, ahora sólo se puede apreciar coraje, dolor e incredulidad en sus ojos. — ¿Con quién? ¿Quién es el padre? ¿¡Con quien me ha estado viendo la cara esa estúpida!? —Grita de nuevo. Bill lo abraza más fuerte.
—Serch. —Murmura Bettina. Tom comienza a llorar de nuevo.
— ¿Por qué no me dijo la verdad? —Murmura.
—Ella no quería lastimarte Tom. —Dice Bill.
—No creo merecer esto. —Tom comienza a llorar de nuevo, y está completamente destrozado por dentro. —Siempre la he respetado, le he dado mi amor a ella y a los niños. Siempre he estado a su lado. No entiendo por qué me hace esto…
—Tom, sé que duele, pero necesitas seguir adelante. Tenemos que encontrar a mi hermana para que hable contigo a la cara y puedas estar con tus hijos.
— ¿Se fue con Serch? —Pregunta Tom levantando la cabeza.


Por otra parte, Kayla, Serch, y los mellizos se encuentran durmiendo en una habitación de hotel barato. Kayla aún siente las punzadas, menos intensas, por lo que ha podido soportar un poco más.
Se levanta temprano, y nota la gran mancha de sangre en su ropa.

—No puedes hacer nada Kayla. —Murmura para sí misma.

Tan sólo decide cambiarse de ropa, y seguir ignorando el dolor agudo en su vientre.

Bill y Tom han decidido utilizar las influencias de David, su manager, para conseguir localizar a Kayla y a Serch por vía satélite. Mientras que Bettina y Vinz insisten haciendo llamadas telefónicas. Jared ha ido con Gustav y Georg a intentar abrir la casa de Serch, sin embargo, no encontraron nada, y han decidido ir a preguntar a algunos hoteles de la ciudad.


—Kayla tenemos que ir a un hospital. —Serch insiste, está bastante nervioso. Kayla se retuerce de dolor en la cama, mientras que Freddy y Layla lloran de hambre.
— ¡No! Mejor consigue algo de comida.  —Ella replica.
—No tengo suficiente dinero.
— ¿¡Entonces como pretendes que sobrevivamos estos días!?
— ¡No lo sé! Tú sólo me has dicho que escapemos, no teníamos nada planeado.
—Sólo consigue algo por favor, los niños lo necesitan. Hay un poco de dinero en mi mochila.


Serch toma el dinero y sale en busca de comida, y algún medicamento para el dolor.
A pesar de su error, él es buena persona. Jamás dejaría a Kayla sola, ni a los bebés, inocentes de la difícil situación.

Bettina llama a Kayla por enésima vez. Ésta desesperada por el dolor y el llanto de los bebés, decide atender la llamada.

— ¡Kayla! ¿Dónde estás? —Dice Bettina en cuanto su hermana coge la llamada. Bill y el detective que rastreará la llamada se acercan para escuchar en el altavoz. — ¿Dónde te has metido?
—Estoy bien, por favor dejen de buscarme.
—No estás bien, algo te pasa. —Dice Bettina alarmada. — ¿La bebé está bien? ¿Freddy y Layla? ¿Estás con Serch?
—Todos estamos bien. —Suspira. — ¿Y Tom? —Bettina voltea a ver a Tom, quien se encuentra en la esquina de la habitación, con los brazos cruzados, escuchando la llamada. Él niega con la cabeza.
—Igual está bien. Dime dónde estás por favor.
—No te diré Bettina.
—Está bien, sólo dime si Serch está contigo. Tengo que asegurarme que estés bien Kayla, ¡por favor!
—Ya te dije que estoy bien. —Replica.
—Llamaré a la policía si no hablas Kayla Murett. —Advierte Bett con tono severo. Kayla cuelga la llamada.
—Comenzaré a rastrear la llamada. —Dice el detective. —Aunque deberían llamar a la policía.


Una vez que el detective tiene la localización, Bettina llama a la policía, y Bill llama a Jared, Georg y Gustav. Todos se encaminan hacia el hotel donde Kayla debería estar.

En cuanto Kayla colgó la llamada, Serch llega a la habitación del hotel con algo de comida.

— ¡Trae a los niños! Tenemos que irnos. —Dice mientras recoge todas sus cosas.
— ¿Por qué? —Pregunta Serch desconcertado.
—Intenté hablar con Bettina, y dijo que mandará a la policía a buscarnos.

Kayla aún intenta tolerar los dolores, sin embargo, baja hacia el lobby del hotel como puede, y se encamina hacia donde se encuentra el auto de Serch. Una vez en el auto, toma algunas pastillas para el dolor que Serch ha traído.
Freddy está dormido, y Layla come un poco de los dulces que compró el terapeuta. Kayla está al volante, y Serch a su lado en el asiento del copiloto.

— ¿A dónde vamos?
—No lo sé, lejos de aquí.

Después de varios minutos conduciendo, lo dolores en el vientre de Kayla son más y más fuertes, en cambio, se niega a detener el auto para no perder tiempo.

Jared, Bill, David, y la policía han llegado al hotel. Jared pregunta en la recepción por Kayla o Serch, y efectivamente, hay una habitación a nombre de él. Para su mala suerte, cuando suben a inspeccionar, ellos ya se han ido.
En el estacionamiento del hotel, la policía obliga al encargado a decir el número de matrícula del auto de Serch. Y comienzan a buscarlo por todas partes de la ciudad.

Un par de horas más tarde, la policía sigue sin localizar el auto. Los teléfonos móviles de Kayla y Serch no se pueden localizar debido a que ambos están apagados.

Todos se encuentran en la sala de estar, Bill está sentado en un sofá, con un nervioso, destrozado, y consternado Tom al lado.
Bettina está frente a ellos. Repentinamente suena el teléfono de la casa. Y Bettina atiende. Todos la miran expectantes, tratando de deducir quien está al otro lado de la línea. Ella con los ojos abiertos, lentamente llenándosele de lágrimas, con el teléfono en su oreja.

—Sí, aquí vive, soy su hermana. —Suspira, una lágrima resbala por su rostro. —De acuerdo, vamos para allá en un momento.

Bettina se deja caer al piso, llorando. Jared se pone junto a ella, abrazándola.



 —Sí doctor, yo soy su tutor y hermano mayor. —Responde Jared.

Mientras él firma unos papeles, en la sala de espera del hospital se encuentra Bill abrazando a Bettina, Tom más nervioso que nunca a su lado mirando al suelo, y Vinz esperando a su esposo. Mientras que la policía llegará en un momento.

—Jared, dinos que pasó. —Suplica Bettina en cuando ve que su hermano se aproxima.
—Se accidentaron. —Dice con pesar. —Por ahora sólo se sabe que Kayla estaba sufriendo un aborto espontáneo desde la mañana, y no se atendió. Al parecer el aborto fue ocasionado por tantas emociones fuertes que ha tenido en los últimos días. Tomó medicinas no aptas para su embarazo, lo que provocó que… —suspira. —Que perdiera al bebé.
—Dios… —Bettina comienza a llorar de nuevo.
— ¿Y mis hijos? —Finalmente después de horas estando callado, Tom se atreve a preguntar por sus pequeños.
—No lo sé. Por ahora sólo me ha dicho eso el doctor. —Responde. —El accidente fue ocasionado porque Kayla venía conduciendo, en una curva le dio un dolor insoportable, por lo que perdió el control y se estampó contra un camión de carga.

Después de unos minutos, el doctor de acerca de nuevo hacia ellos.
—La señorita se encuentra gravemente mal. —Musita el doctor, con voz llena de profesionalidad.
— ¿Va a estar bien? —Pregunta Bettina preocupada.
—Honestamente... —Todos suspiran. —Se ha golpeado muy fuerte la cabeza. Temo que pronto comenzará a delirar. Y posteriormente, agonizar.

Bettina se ha soltado a llorar en el pecho de Bill. Tom tiene los ojos llenos de lágrimas, sin duda alguna, éste ha sido el día más doloroso de toda su vida. Jared mira hacia el suelo, intentando ser fuerte, mientras su esposa lo abraza.

—Ella ha pedido hablar con Tom. Dice que es a la única persona que desea ver. —Dice el doctor. Tom levanta la mirada.
—Tienes que ir. —Sugiere Bill.
—No estoy seguro de querer verla así. —Dice Tom con voz destruida.
—Tom, tal vez ésta sea su última voluntad. No se la quites. —El doctor intenta animarlo con voz cariñosa. Tom se pone de pie y el doctor le sonríe contagiado con su dolor, guiándolo hacia la habitación.

Tom vestido con el equipo de seguridad necesario, ingresa a la habitación. Siente un dolor en su pecho cuando lo primero que sus ojos ven es una desahuciada Kayla, con la cabeza vendada, golpes por todo el rostro, y diversos aparatos conectados a su cuerpo.

—Tom. —Dice ella con voz entrecortada. —Tom.
—Kayla, que has hecho. —Él se acerca a ella, le acaricia la cara suavemente.
— ¿Sabes todo? —Pregunta ella, su voz es casi inaudible.
— ¿Por qué me mentiste así? —Pregunta Tom. Ha comenzado a llorar. —Si ya no me querías, pudimos ser amigos, o buscar otra oportunidad.
—Nunca te he dejado de querer. —Kayla también está llorando. —Perdóname Tom. —Suplica. —Nunca intenté hacerte daño.
—No llores. —Le limpia las lágrimas. —Tienes que recuperarte de esto.
—No me voy a recuperar Tom. —Comienza a respirar con más y más dificultad. —Lo sé.
—No digas eso. —Tom le toma las manos y las coloca en su rostro. —Tienes que luchar por tu vida. No lo hagas por mí si no quieres, hazlo por Freddy y Layla. —Tom llora más y más.
— ¿Ellos están bien?
—No tengo idea, no nos han dado noticias de ellos.
—Sólo deseo que ellos también me perdonen. —El ritmo cardíaco de Kayla cada vez es más lento. Ella comienza a tener la mirada perdida. Y Tom llora intensamente. Está convencido de que Kayla está viviendo sus últimos minutos de vida, por lo que decide sacar su móvil y grabar sus últimas palabras. —Dile a Jared y a Bettina que me perdonen. Y dile a Bill que tenía razón. Pero principalmente perdóname tú Tom, eres el amor de mi vida. A todos ustedes los amo demasiado.
—Kayla… —Tom le acaricia el rostro.
—Prométeme que te vas a asegurar que los niños no me odien. Freddy y Layla son una extensión de mi corazón, y no les quiero fallar como ya le fallé al bebé que esperaba nacer dentro de mí.
—No le vas a fallar a nadie Kay, ellos te aman. Bettina y Jared te aman. No puedes irte así.
—Tom, no llores. —Ella intenta acariciar el rostro de Tom, pero su mano cae. No tiene fuerzas. —Encontrarás a tu verdadero amor. Tú fuiste el mío, pero yo no supe ser el tuyo. Jamás merecí tener a alguien tan bueno como tú a mi lado.
—Todos cometemos errores Kay, deja de sentirte así.
—En verdad perdóname, todos perdónenme.


Y así fue cuando Kayla soltó su último suspiro.
Tom detuvo la grabación, y comenzó a llorar como nunca lo había hecho en su vida. En la habitación sólo se escuchaba el estresante sonido que indicaba que el corazón de Kayla había dejado de latir, y el dominante llanto y dolor de Tom.
El doctor entra en la habitación minutos después, y le pide a Tom que sea fuerte, lamentablemente tiene una noticia que darle a él, y a los demás de la familia.
Al salir de la habitación, Tom corre hacia la sala de espera.

—Se ha ido. —Dice llorando mientras corre a abrazar a Bill. —Yo no la quería ver morir.
Jared y Bettina lloran juntos, mientras que Vinz llora en silencio mirando hacia el suelo.


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